La guerra, que me acuerdo muy bien de ella. Tuvimos una historia grande en la guerra, porque a mis hermanos se los llevaron a la guerra. Se quedó mi padre pues… con tos los nietos y nosotras, que éramos chicas. Allí, nos criamos yo y dos sobrinas mías, que una le llevaba yo cuarenta días. Se murió el año pasao en setiembre. Y la otra un año, le llevaba yo. Y allí nos criamos las tres juntas. Y en la guerra pues… hambre no pasemos, pero pasemos pues… mi padre con tos y mi madre y mis hermanas. Y mis hermanos y mis cuñaos pues en la guerra. Se tiraron tres años en la guerra.

Nos quitaron to lo que teníamos. Mi padre tenía ganao, entraban al corral, se llevaban los borregos y no dejaban na. Mi padre y mi madre, en el tiempo de las matanzas, a esos señores que habían estao en el cortijo, tenían que hacerle la matanza de noche y traérsela, porque no querían que les trajeran na. Y luego que se llevaban la tierra. Y pasemos una historia larga.

Hay un corral mu grande, las ovejas tenían que echarlas allí a un sitio que le dicen “Los Picos” y había dos pares de mulos. Y los mulos tenerlos en el corral encerraos, porque mi padre no podía manejarlos. Por lo alto de las tapias le echaban los [¿rastrojos?], porque no podían ni arrimarse a ellos. Animales jóvenes y paraos pues. Y pasemos | y yo me acuerdo de to eso mu bien.

A mí, cuando era pequeña, pues como to me lo quitaban | pues una vez a la casa fueron a registrar. Que decían que iban los melicianos a registrar, pues, en una cama, extendieron dos colchones de arena y yo acostá en lo alto, en lo alto del colchón. Por debajo del colchón o lo que sea. Y cuando fueron, pues fueron a registrar y dice: —Es que ahí está la niña acostá, que está mala—. Dice: —Ea, pues ahí no tocamos—. Y se quedaron allí.