Albaniña

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Informantes

Recopiladores

Notas

La informante indica que el título es Estando la bella dama.

En la versión cantada, la informante repite el estribillo: “que toma la nita y nita, / que toma la nita y no” al final de cada verso y, acto seguido, repite el segundo hemistiquio completo. Aunque la informante canta el estribillo, no repite el hemistiquio 6b. En vez de repetir el hemistiquio 8b, repite de nuevo el 7b (“Déjala en aquel perchón”).

Bibliografía

IGRH: 0234

Versión publicada en Anaya Flores (1999: pp. 108-109; música p. 173; procedencia y peculiaridades p. 214) y en Anaya Flores (2016: 252-253; música p. 397).

Otras versiones de "Albaniña"

Alcalá Ortiz (2003: n.º 3899); Alonso Fernández y Cruz Casado (2003: n.º 18); Álvarez Cárcamo (2019: 14.1); Asensio García (2004: pp. 94-95); Atero Burgos (2003: n.º 32); Betancourt, Bonamore y Cohen (1992: n.º 3 de «Romances novelescos»); Cid (1974: n.º 16, 17); Cid (1993: n.º 24); Díaz (2007: F.17); Escribano Pueo, Fuentes Vázquez y Romero López (1990: p. 16); Fraile Gil (2010: n.º 92); Fraile Gil (2013: n.º 41); Fraile Gil (2016: n.º 47); Majada Neila (1984: n.º 73); Manzano Alonso (2003: pp. 233-242); Marazuela Albornos (1981: pp. 396-397); Martínez Ruiz (1956: n.º 12); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 23); Moreno Moreno (2016: n.º 43); Pimentel García (2020: n.º 149); Piñero Ramírez (1996: n.º 33); Piñero Ramírez (2004: n.º 27); Piñero Ramírez (2013: n.º 23); Piñero Ramírez y Atero Burgos (1986: pp. 63-64); Piñero Ramírez y Atero Burgos (1987: n.º 46); Rico Beltrán (2009: n.º 25); Sánchez Miguel (1984: n.º 17, 18); Schubarth y Santamarina (1987: n.º 39); Suárez López (2009: n.º 227); Tejerizo Robles (2007: n.º 368); Trapero (1985: n.º 78); Trapero (2000a: n.º 31, 32); Trapero (2000b: n.º 21); Trapero (2003: n.º 20, 21); Trapero, León Felipe y Monroy Caballero (2016: n.º 40); Trujillo Pacheco (2017: n.º 37); Valenciano López de Andújar (1994: n.º 65).

Contaminaciones y engarces

Bernal Francés + Albaniña (Trapero, 1985: n.º 8 «Apéndice»); La mujer del pastor + Albaniña (Almoguera Gómez, 1989: pp. 32-34); Santa Irene o santa Elena + Albaniña (Rico Beltrán, 2009: n.º 17).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Estudios

ATERO BURGOS, V. y RUIZ FERNÁNDEZ, M.ª J. (2001). Alba, Catalina, Elena y otras adúlteras del romancero tradicional. En: Los trigos ya van en flores. Studia in Honorem Michelle Débax, 41-62. Toulouse:  CNRS-Université de Toulouse-Le Mirail.

DÍAZ ROIG, M. (1986). Estudios y notas sobre el Romancero. México, D. F.:  El Colegio de México (Serie Estudios de lingüística y literatura, 1).

GARCÍA MARTÍN, V. (2019). La memoria de la tradición oral en el siglo XXI: El Romance de Albaniña. En La voz de la memoria, nuevas aproximaciones al estudio de la literatura popular de tradición infantil: V Jornadas Iberoamericanas de Literatura Popular Infantil. Homenaje a Pedro Cerrillo, 799-815. Cuenca: UCLM (Estudios, 116).

GONZÁLEZ, A. (2001). El tesoro del Romancero: la variación. Dos ejemplos de la tradición americana. ALHis, 30, 53-67.

RUIZ GARCÍA, M.ª T. (2005). Recreación del romance de La adúltera en la tradición hispanoamericana. Revista de Literaturas Populares, 5, 62-78.

Transcripción

Estando una bella dama     sentadita en su balcón,
ha pasado un caballero     de esos de mala intención
y l’ ha dicho: —Bella dama,     con usted durmiera yo—.
Y la dama le contesta:     —Nunca mejor ocasión,
porque está mi amor de caza     en las islas del León.
—¿Dónde dejo este caballo?     —Déjalo en aquel cuadrón.
—¿Dónde dejo esta gorrilla?     —Déjala en aquel perchón.
—¿Dónde dejo la chaqueta?     —Déjala en aquel sillón—.
A eso de la medianoche,     su maridito llamó.
—¡Ábrime, cara de luna,     (y) ábrime, cara del sol!
—Espera, marido mío,     que se me apaga el velón—.
Al salir la dama a abrir,     (y) allí muda de color.
—¿Qué te pasa, bella dama,     qué te pasa, bello el sol?
—Se me han perdido las llaves     del más alto mirador.
—Ni te afliges, cara luna,     ni te afliges, cara el sol,
que en Granada hay un platero     que las hace de primor.
¿De quién es ese caballo     que en mi yegua relinchó?
—Tuyo, tuyo, maridito,     tu padre te lo mandó,
pa que vayas a la boda     de tu hermana la mayor.
—¿De quién es esa gorrilla     que en mi perchón veo yo?
—Tuya, tuya, maridito,     tu madre te la mandó,
pa que vayas tú de caza     (y) a las filas del León.
—¿De quién es esa chaqueta     que en mi sillón veo yo?
—Tuya, tuya, maridito,     tu madre te la mandó,
pa que vayas a la boda     de tu hermana la mayor.
—¿De quién es esa cabeza     que en mi cama veo yo?
—Es el chico la vecina,     que conmigo se acostó.
—Si es el chico la vecina,     barba tiene como yo—.
La ha cogido de la mano     y a su madre la entregó.
—Tome usted, suegra, a su hija,     y enséñala usted mejor.
—Llévatela tú, mi yerno,     que enseñá te la di yo—.
La ha cogido de la mano,     a su casa la llevó.
La ha cogido de la mano     y la sienta en un sillón.
Ha cogido su machete,     la cabeza le cortó.

Resumen de "Albaniña"

Una dama está sentada en su balcón cuando se le acerca un soldado o un caballero que le propone relaciones. Ella maldice a su marido, que se encuentra cazando, y acepta los ofrecimientos del galán. Poco después llega el esposo, que le pide que abra la puerta. El marido nota cierta preocupación o rubor en su rostro y sospecha que le es infiel. La dama desmiente la acusación y le explica que su turbación se debe a que ha perdido sus llaves o a que se le ha apagado el velón. Él le ruega que no se preocupe porque trae consigo unas llaves de oro o porque pueden encargar unas nuevas a una platería. A continuación, el marido interroga a la adúltera acerca de algunos objetos extraños que se encuentra en la casa: sombrero, escopeta, caballo, capa, etc. Ella responde que son regalos de sus padres o de su suegro. Finalmente, le pregunta acerca del hombre que duerme en su cama y ella asegura que es el hijo de alguna vecina o su hermano pequeño, pero el marido objeta que los niños no tienen barba. En ocasiones, arroja al amante por el balcón. En otras versiones, ella confiesa su infidelidad y le pide a su esposo que le dé muerte. Este la lleva a casa de sus padres, pero ellos se desentienden del caso. Existen diversos desenlaces: 1) el marido vuelve con su mujer a casa y la asesina; 2) el esposo mata a su mujer, pero muere al poco tiempo, quedándose el amante con la casa; 3) el marido mata a su mujer y al amante de esta.