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[Encarnación:] Los siete cabritillos… pero es que no me acuerdo yo cómo se perdieron… yo sé que era que… la madre se salió a comer hierba, a traerles leche y el padre también, se supone que tenían padre, claro, aunque el padre estuviera por ahí de novias. Y esa fue la que le dijo: —Niños, que tengáis cuidado, que no abráis que no vengan extraños—. Tenía la voz ronca, así lo otro. Y entonces llegó el lobo. Toc, toc: —¿Y quién es?—. Y dice: —Soy tu madre, que viene de comer—. Y dice: —No, no, no, que tienes la voz mu ronca, no eres mi madre—. El lobo, que era más astuto, se fue y se comió una docena o dos de huevos, se fue al gallinero, ¿no?
[Juana:] Pero antes de decir eso, sí, antes de eso decía: “Vosotros sois listos, pero más listo soy yo”.
[Encarnación:] “Más listo soy yo”, decía el lobo.
[Juana:] Eso es.
[Encarnación:] Más listo soy yo. Y se fue al gallinero y se comió tos los huevos que había y ya vino con la voz muy fina. Toc, toc: —¿Quién es?—. Soy vuestra madre, abridme la puerta—. Dice: —No, no—. Ya iban a abrir la puerta y dice uno: —No, no, no, que nuestra mamá tiene la patita blanca. Enséñanos la patita—. Le enseña la patita y la tenía negra. Dice: —No, no, no eres nuestra mamá, que tienes la patita negra—. Es que como los niños no se callan, pues claro, allá que fue a un deste de harina, a un… molino de harina.
[Isabel:] Y se puso los pies blancos.
[Encarnación:] Y se empolvó en harina. Y viene ya, toc, toc…
[Juana:] Pero decía “molinera, dame un poco de tu harina”. Y entonces le dio harina y se embadurnó las patas. Y llegó y le, y le enseñó la patita: —Enséñanos la patita por debajo de la puerta—. Y le enseñó y dice “esta sí es nuestra madrecita, esta sí es nuestra madre”. Y abrió la puerta y dice “¡Aum! Ya me he comido uno, ya me he comido dos, ya me he comío tal” hasta que se comió los siete.
[Encarnación:] No, uno se había escondío en el reloj.
[Isabel:] Uno se había escondío.
[Juana:] ¡Ah, el chiquitillo! Se escondió en el reloj. Y entonces cuando llegó la madre: “¿Dónde están mis hijitos, dónde están mis hijitos? ¡Que no los encuentro por ningún lado!”
[Encarnación:] Y el chiquitillo salió llorando: “¡Que se los ha comío el lobo!”
[Juana:] Y salió el chiquitillo llorando: “Que se ha comío el lobo mis seis hermanitos”. Y entonces cogió la madre las tijeras y se fue y estaba el lobo durmiendo, roncando, de la panzá de comer. Y entonces le abrió la, la barriga. Se los sacó a los seis… chotillos… a los seis, eso. Y lo llenó de piedras. Y cuando el lobo despertó decía: “¡Oh, qué sed tengo! ¡Parece que he comido piedras!”. Y fue a beber agua, y al beber agua, como aquello pesaba tanto, buh.
[Encarnación:] Se cayó al pozo y se ahogó.
[Juana:] Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.