La condesita

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Notas

El informante indica que el título de este romance es Romance del conde Flores.

En la versión cantada, se repite el verso 64a.

Aclaraciones léxicas:

cordobal: por cordobán.

Bibliografía

IGRH: 0110

Versión publicada Anaya Flores (2016: pp. 84-85).

Otras versiones de "La condesita"

Alonso Fernández y Cruz Casado (2003: n.º 8); Álvarez Cárcamo (2019: 7.1); Asensio García (2004: pp. 101-103); Atero Burgos (2003: n.º 41); Benítez Sánchez (2000: pp. 193-195); Checa Beltrán (2005: n.º 15); Cid (1974: n.º 4); Díaz (1980: n.º6); Díaz (2007: F.5); Escribano Pueo, Fuentes Vázquez y Romero López (1990: pp. 50-58); Esteve Faubel (1998: pp. 1088-1091); Fraile Gil (2010: n.º 46); Fraile Gil (2016: n.º 24); Garrosa Gude (2017: pp. 295-296); Gil Muñoz (2010: n.º 3, 4); Hernández Fernández (2010: n.º 5); Higueras Martínez y Aguilar González (2000: pp. 150-151); Manzano Alonso (2003: pp. 103-129); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 15); Moreno Moreno (2016: n.º 57, 58); De Mur Bernad (2015: n.º 104); Pimentel García (2020: n.º 185); Piñero Ramírez (1996: n.º 40); Piñero Ramírez (2004: n.º 36); Piñero Ramírez (2013: n.º 38); Piñero Ramírez y Atero Burgos (1987: n.º 29); Rico Beltrán (2009: n.º 33); Romero López (1995: n.º 12); Sánchez Miguel (1984: n.º 11); Schubarth y Santamarina (1987: n.º 30); Suárez López (2009: n.º 232); Tomé Fernández (2009: p. 395); Trapero (2000a: n.º 22); Trapero (2003: n.º 11); Trapero, León Felipe y Monroy Caballero (2016: n.º 23); Valenciano López de Andújar (1994: n.º 75).

Contaminaciones y engarces

Conde Niño + Gerineldo + La condesita (Alcalá Ortiz, 2003: n.º 3867; Alcalá Ortiz, 2006: pp. 12-15; CLO, 0159r, 1185r, 1388r; Mendoza Díaz-Maroto, 1990: n.º 42; Rico Beltrán, 2009: n.º 3; Schubarth y Santamarina, 1987: n.º 42 II a-j; Trujillo Pacheco, 2017: n.º 4; Valenciano López de Andújar (1994: n.º 26.b, 75.c); El prisionero + Gerineldo + La condesita (Moreno Moreno, 2016: n.º 7; Vázquez León, 1993: n.º 8.2, 8.3); Gerineldo + La condesita (Álvarez Cárcamo, 2019: 4.2; Benítez Sánchez, 1999: pp. 270-271; Cid, 1974: n.º 3; CLO, 0118r, 0241r, 0252r, 0765r, 1110r, 1118r, 1471r; Foxo, 2011: pp. 63-64; Fraile Gil, 2010: n.º 28; Fraile Gil, 2013: n.º 7; Fraile Gil, 2016: n.º 4; Manzano Alonso, 2003: p. 102; Mendoza Díaz-Maroto, 1990: n.º 41; Moreno Moreno, 2016: n.º 10, 11.b; Nieves Martín, 2010: n.º 493-495; Piñero Ramírez, 1996: n.º4; Piñero Ramírez, 2004: n.º 3; Piñero Ramírez, 2013: n.º 39; Piñero Ramírez y Atero Burgos, 1986: pp. 75-80; Tejerizo Robles, 2007: n.º 384-386; Trapero, León Felipe y Monroy Caballero, 2016: n.º 11; Trujillo Pacheco, 2017: n.º 5; Vázquez León, 1993: n.º 8.1); Conde Claros en hábito de fraile + La condesita (CLO, 2371r).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

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Transcripción

Grandes guerras se publican     en la tierra y en el mar,
y al conde Flores lo nombran     por capitán general.
Lloraba la condesita,     no dejaba de llorar:
acaban de ser casados     y se tienen que apartar.
—¿Para cuántos meses, conde,     para cuántos meses vas?
—Deja los meses, condesa,     por años puedes contar.
Si a los tres años no vuelvo,     viuda te puedes llamar—.
Pasan los tres y los cuatro,     nuevas del conde no hay.
Ojos de la condesita     no dejaban de llorar.
Un día estando en la mesa     su padre la empieza a hablar:
—¿Cómo no te casas, hija,     cómo no te casas ya?
Cartas del conde no llegan,     nueva vida tomarás.
Condes y duques te piden,     te debes, hija, casar.
—Carta en mi corazón tengo     que don Flores vivo está.
No lo quiera Dios del cielo     que yo me vuelva a casar.
Dame licencia, mi padre,     para el conde ir a buscar.
—Mi licencia tienes, hija,     mi bendición además.—
Se retiró a  su aposento,     llora que te llorarás.
Se quitó medias de seda,     de lana las fue a calzar;
dejó zapatos de raso,     los puso de cordobal*
y un brial de seda verde     que valía una ciudad,
encima del brial puso     un hábito de sayal;
esportilla de romera      sobre el hombro se echó atrás;
cogió el bordón a la mano     y se fue a peregrinar.
Anduvo siete reinados,     morería y cristianidad;
anduvo por mar y tierra,     no pudo al conde encontrar.
Cansada va la romera,     pues ya no puede andar  más.
Sube al puerto, miró al valle     y un castillo vio asomar.
—Si aquel castillo es de moros,     ellos me han de cautivar;
mas si es de buenos cristianos,     ellos me han de remediar—.
Y bajando unos pinares     gran vacada fue a encontrar.
—Vaquerito, vaquerito,      te quería preguntar
de quién llevas tantas vacas,     todas de un hierro y señal.
—Del conde Flores, señor,     que en aquel castillo está.
—Vaquerito, vaquerito,     más te quiero preguntar.
El conde Flores, tu amo,     ¿cómo vive por acá?
—De la guerra llegó rico,     mañana se va a casar;
ya están muertas las gallinas,     están amasando el pan;
mucha gente convidada     de lejos llegando van.
—Vaquerito, vaquerito,     por la Santa Trinidad,
por el  camino más corto     me has de encaminar allá.—
Llegando frente al castillo     con don Flores fue a encontrar
y arriba vio estar la novia     (y) en un alto ventanal.
—Dame una limosna, conde,     por Dios y por caridad.
—¡Oh, qué ojos de romera,     que en mi vida los vi tal!
—Sí los habrás visto, conde,     si por  Sevilla has estao.
—¿La romera es de Sevilla?     ¿Qué se cuenta por allá?
—Del conde Flores, señor,     poco bien y mucho mal—.
Se echó la mano al bolsillo     y un real de plata le da.
—Para tan grande señor     poca limosna es un real.
—Pues pida la romerica,     que lo que pida tendrá.
—Yo pido ese anillo de oro     que en tu dedo chico está—.
Abriose de arriba abajo     (y) el hábito de sayal.
—¿No me conoces, buen conde?     Mira si conocerás
el brial de seda verde     que me diste al desposar—
Al mirarla en aquel traje,     cayose el conde  hacia atrás;
ni con agua ni con vino     se le puede recordar,
solo con palabras dulces     que la romera le da.
La novia bajó llorando     (y) al ver al conde mortal;
y abrazado a la romera     se lo ha venido a encontrar.
—Mal haya la romerica,     ¿quién la trajo por acá?
—No la maldiga ninguno,      que es mi mujer natural.
Con ella vuelvo a mi tierra.     (………………………..)
Quédese con Dios la novia,     vestidita y sin casar,
que los amores primeros     son muy malos de olvidar.

Resumen de "La condesita"

Un conde es reclamado por el rey para ir a la guerra, por lo que se ve obligado a abandonar a su esposa. Antes de marchar, le aconseja a su mujer que, cuando pasen unos años, se case con otro hombre si él no ha vuelto. Una vez cumplido el plazo indicado por el conde, el padre le pregunta a la condesa por qué no contrae matrimonio. Ella le pide permiso para salir a buscar a su marido, ya que está segura de que sigue vivo. Después de un largo peregrinaje, se encuentra con un vaquero y le pregunta por el dueño del ganado, o reconoce los caballos del conde e interroga al paje que los cuida. Descubre que se trata de su marido, que se va a casar al día siguiente. Se encamina al castillo del conde y le pide una limosna; él le entrega una mísera cantidad. La condesa se queja y él le ruega que le declare lo que quiere; ella le responde que su anillo de compromiso. La condesa se despoja de su tosco sayal y el conde reconoce el rico vestido que ocultaba y que él mismo le regaló. En algunas versiones, el noble le pregunta a la peregrina por su procedencia y la interroga acerca de las noticias que tienen en su tierra sobre él. Ella le asegura que tiene mala reputación, ya que ha engañado a su esposa. Acto seguido, le revela su verdadera identidad. En ocasiones, la anagnórisis se produce cuando ella le muestra un lunar o sus joyas. En la mayoría de las versiones, el conde se desmaya al reconocer a su mujer. La prometida maldice a la romera, pero él declara que es su esposa. Anula la boda y vuelve con la condesa a su tierra. En algunas versiones, la prometida se arroja por un balcón o muere repentinamente.