Si hubiera estao, si hubiera estao en la escuela, yo hubiera sacao algo. Porque don Jacinto, este hombre… No sé cómo decir, una mujer que vivía aquí en frente… no sé, una amiga nuestra… su padre era maestro | Eso fue lo que yo estuve en la escuela, estuve un mes para hacer la comunión, cucha, me enseñó mi madre la, la doctrina y luego pues… un mes pa, yo qué sé, pa aprender allí un poco. Y yo, me gustaba muchísimo la escuela y me iba hasta sin comer, sin comer me iba yo porque yo no quería faltar a la escuela. Pero mi madre se murió cuando tenía ocho años y ya me quedé… los huevos cortaos del to. Bueno, tenía nueve, ya cerca de nueve. Y luego mi… cuando ya estaba yo mayorcilla, pues nos vinimos al pueblo una temporaílla y iba yo con el padre que le decían don Jacinto, que iba mucha gente de pago, por las tardes pa aprender… y allí aprendí las cuatro reglas, to, estupendamente to. Y decía don Jacinto, dice “¡Qué lástima que esta muchacha no pueda ir a la escuela, con la fe que tiene y... vaya!”. Y como yo tenía tantas ganas de ir a la escuela, pues cuando me vine del cortijo, pues me apunté a la de adultos. Pero cuando ya me | porque yo a mis padres los he tenido siempre, los he tenío yo ya de mayores, yo los he cuidao, yo to. Mi padre y la… con la que se casó. Y yo no, no podía con él, yo no podía, yo… y yo decía que eso, que no podía… pero ya una vez que ya me quedé más sola estuve… he estao yendo un montón de años.