Vendedor de nabos

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Clasificación

Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 0637r

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Notas

En la versión cantada, se repite el primer hemistiquio de todos los versos; tras el segundo, se repite el estribillo “tranlarán”, luego se canta otra vez el segundo hemistiquio y el estribillo, y por último se vuelve a cantar de nuevo el segundo hemistiquio, según el siguiente esquema, que se repite en todos los versos: “Mi abuelo tenía un güerto, / mi abuelo tenía un güerto / que le sembraba de nabos, / tranlarán, / que le sembraba de nabos, / tranlarán, / que le sembraba de nabos”.

Al repetir los versos, encontramos las siguientes variantes: verso 2b: “se los echan”; verso 6a: “salió”.

Aclaraciones léxicas

maesa: por abadesa.              

Bibliografía

IGRH: 0765

Versión publicada en Anaya Flores (1999: pp. 104-105; música p. 172; procedencia y peculiaridades p. 214) y Anaya Flores (2016: p. 227; música p. 396).

Transcripción

Mi abuelo tenía un güerto     que le sembraba de nabos.
De los nabos que tenía     se los echan a los guarros.
—Aparéjeme usted el burro,     que me voy a vender nabos
a la plaza de Sevilla,     que allí los pagan muy caros—.
Se acercó para el convento     a ver si compraban nabos.
Sale la madre maesa*     —¿A cómo da usted los nabos?
—A peseta el medio kilo.     —No los quiero, son muy caros—.
Salieron cuatro monjitas,     le cogieron de la mano;   
le han pegado una paliza,     que por muerto le han dejado.
En la plaza de Sevilla     hay un letrero grabado
con letras de oro que dicen:     “Aquí murió el de los nabos;
no murió de calentura     ni de dolor de costado,
que ha muerto de una paliza     que las monjas le han pegado”.

Resumen de "Vendedor de nabos"

Un muchacho se dispone a vender los nabos de la huerta de su abuelo. En mitad del camino, se tropieza con unos gitanos, que le roban el burro, dejándole solo la mercancía. Se acerca a un convento de monjas para intentar venderlos allí. Le abre la madre abadesa, que le pregunta por el precio de los nabos, pero le parecen demasiado caros. El desenlace difiere dependiendo de las versiones: 1) la madre abadesa o la priora le replica que el cura se los vende más baratos y frescos; 2) las monjas le pegan una paliza. En la puerta del convento hay un letrero en el que se puede leer que las hermanas mataron al vendedor de nabos; 3) las monjas le roban el borrico y le dejan la mercancía. En algunas versiones, solo aparece uno de estos dos lances (la paliza de los gitanos o el encuentro con las monjas). En aquellas en que solo se narra el encuentro con los gitanos, estos le pegan al vendedor una paliza tan fuerte que acaba siendo trasladado al hospital, donde muere.