La adúltera del cebollero

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Notas

Se repiten todos los hemistiquios, excepto el 6a.

Bibliografía

IGRH: 0625

Versión publicada en Anaya Flores (1999: p. 110; música p. 173; procedencia y peculiaridades p. 214) y Anaya Flores (2016: p. 355; música p. 397).

Otras versiones de "La adúltera del cebollero"

Alcalá Ortiz (2003: n.º 3901); Alonso Fernández y Cruz Casado (2003: n.º 17); Álvarez Cárcamo (2019: 20.6); Atero Burgos (2003: n.º 82); Díaz (2007: E.11); Fraile Gil (2016: n.º 80); Gil Muñoz (2010: n.º 88); Manzano Alonso (2003: pp. 361-364); Moreno Moreno (2016: n.º 95); Pérez Rivera (2015: n.º 268-269); Pimentel García (2020: n.º 173); Piñero Ramírez (1996: n.º 79); Piñero Ramírez (2004: n.º 59); Piñero Ramírez (2013: n.º 80); Piñero Ramírez y Atero Burgos (1986: pp. 108-109); Piñero Ramírez y Atero Burgos (1987: n.º 47); Salazar (1999: n.º 116).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Estudios

ATERO BURGOS, V. (1986). La adúltera del cebollero: Un romance erótico-festivo en la tradición oral gaditana. Tavira, 3, 5-1.

Transcripción

Por las calles de Madrid     andaba un cebollinero,
vendiendo su cebollino     por la ambición del dinero.
Fue en ca una recién casada,     casada de poco tiempo:
—¿Me puede usted dar posada?     —Darle posada no puedo;
no está mi marido en casa     y podría tomar celos—.
Se pusieron a cenar     una perdiz y un conejo,
y a las doce de la noche     ya está el cebollino preso.
Y a eso de los nueve meses     tuvo un niño como un templo.
No saben cómo ponerle,     si llamarle Juan o Pedro;
ya le fueron a poner     Juanito, el Cebollinero.
Le fueron a cristianar     a la iglesia de san Pedro.

Resumen de "La adúltera del cebollero"

Un cebollero se pasea por las calles con la intención de vender su mercancía. Acude a casa de una recién casada a la que le pide posada. Al principio, ella indica que no puede dársela porque su marido no se encuentra en casa, pero finalmente cambia de idea. Cenan juntos. A los nueve meses, ella tiene un hijo. Existe una versión infantil que, tras los versos iniciales del romance, se refiere a una mujer que vende tocino por la calle con un gato al hombro.