Enrique y Lola

Audio

Clasificación

Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 0667r

Informantes

Recopiladores

Notas

La informante vacila al cantar los versos 12 y 13.

La informante lo titula Dos hermanos huérfanos.

Bibliografía

IGRH: 5129

Versión publicada en Anaya Fernández y Anaya Flores (1999: pp. 32-34;  música p. 177; procedencia y peculiaridades p. 209).

Otras versiones de "Enrique y Lola"

Alcalá Ortiz (2003: n.º 3912); Alcalá Ortiz (2016: pp. 40-41); Alonso Fernández et alii (2017: n.º 56); Atero Burgos (2003: n.º 275); Barrios Manzano y Jiménez Rodrigo (2002-2003: n.º 107); Benítez Sánchez (1999: pp. 284-285);Benítez Sánchez (2000: p. 282); Checa Beltrán (2005: n.º 45); Díaz (2007: E.12); Escribano Pueo, Fuentes Vázquez y Romero López (1995: n.º 3); Esteve Faubel (1998: pp. 1132-1135); Gómez Garrido (2012: n.º 213); Heredia Menchero (2017: n.º 1018, 1019); Hernández Fernández (2010: n.º 62, 63); Higueras López y Aguilar González (2000: pp. 153-154); Manzano Alonso (2003: pp. 495-498); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 178); Moreno Moreno (2016: n.º 194-196); De Mur Bernad (2015: n.º 82); Pimentel García (2020: n.º 619); Piñero Ramírez y Atero Burgos (1986: p. 136); Rico Beltrán (2009: n.º 90); Tejerizo Robles (2007: n.º 456); Trapero (2000a: n.º 150); Trapero, León Felipe y Monroy Caballero (2016: n.º 180); Trujillo Pacheco (2017: n.º 76).

Contaminaciones y engarces

Don Bueso + Enrique y Lola (Rico Beltrán, 2009: n.º 35).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Transcripción

Eran dos hermanos huérfanos,     criados en Barcelona;
el niño se llama Enrique,     la niña se llama Lola.
El Enrique se ha marchado,     se ha marchado al extranjero;
viajando por los mares,     se ha hecho un noble caballero.
Disfruta de lo que tiene     y también de su mejora;
disfruta de lo que tiene,     sin acordarse de Lola.
Lola se queda llorando     noche y día por su hermano;
a la Virgen del Rosario     se ofrece para encontrarlo.
Ha salido un caballero     para casarse con Lola;
Lola otorga el casamiento     solo por no hallarse sola.
Estando un día en la mesa,     Lola le dice al marido:
—Vámonos para La Habana,     tengo un hermano perdido.
Tengo un hermano perdido,     y allí me han dicho que para.
—Lola, tu gusto es el mío,     vámonos para La Habana—.
Tomaron embarcaciones,     para La Habana tiraron;
buscaron habitaciones     en la calle de Margallo.
Andaron calles y plazas,     no pudieron encontrarlo.
Y al poco tiempo de Lola     su marido cayó malo.
Su marido cayó malo     con las fiebres amarillas;
al poco tiempo de Lola     quedó en el mundo solilla.
Quedó en el mundo solilla;     ella se ha visto obligada
a pedir una limosna     porque se ve desmayada.
Ha salido un caballero     a pedirle una limosna,
y el caballero le ha dicho     con sentimiento: —Perdona—.
Cuando el caballero vio     a aquella joven llorar,
se echa mano a su bolsillo,     siete pesetas le da.
—Es usted una bella rosa,     es usted un bello clavel;
pásese usted por mi casa     y allí la socorreré—.
A otro día de mañana     el caballero la vio;
la ha cogido de la mano,     la mete en su habitación.
Le pide cosa imposible,     Lola le ha dicho que no:
—Primero pierdo la vida     que yo deshonrar mi honor.
¡Si ahora llegara mi hermano,     el Enrique de mi alma,
sacaría la defensa     de la pobre de su hermana!
—¿Pues si tú te llamas Lola?     —Lola me llamo, señor.
—Pues si tú te llamas Lola,     Enrique me llamó yo;
mátame, hermana querida,     que he sido tu inquisidor—.
Allí fueron los abrazos     de los hermanos queridos,
allí fueron los abrazos,     allí fueron conocidos.

Resumen de "Enrique y Lola"

Dos hermanos huérfanos se separan. Enrique se marcha a La Habana, donde se hace rico, y Lola se queda en Barcelona. Transcurrido un tiempo, con el fin de mitigar su soledad, la muchacha decide aceptar la petición de matrimonio de un hombre. Un buen día, le propone a su marido marchar a La Habana para buscar a su hermano. Sin embargo, una vez allí, su marido contrae las fiebres amarillas y muere a los pocos días. Ella queda pobre y se ve abocada a la mendicidad. Cierto día, pide dinero a un señor acaudalado, que le promete socorro si acude a su casa. Una vez allí, intenta propasarse con la joven, pero se detiene en seco cuando ella pronuncia el nombre de su hermano. Entonces él le pregunta si se llama Lola. Ambos se reconocen y se abrazan.