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Clasificación
Fecha de registro:
Referencia catalográfica:
0668r
Categoría:
Colección:
Colección de Jerónimo Anaya Flores
Informantes
Recopiladores
Notas
La informante le da el título de Divino Antonio precioso.
Aclaraciones léxicas:
protesto: por portento.
Bibliografía
IGRH: 0194
Versión publicada en Anaya Flores (2016: pp. 348-350).
Otras versiones de "San Antonio y los pájaros"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
Estudios
RODRÍGUEZ PASTOR, J. (1996). Algunas manifestaciones folkloricas en torno a san Antonio de Padua. Revista de Folklore, 16 (186), 84-98.
TRAPERO, M. (1990). Los romances religiosos en la tradición oral de Canarias. Madrid: Nieva.
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Transcripción
Divino Antonio precioso, suplica a Dios inmenso
que por tu gracia divina alumbra mi entendimiento,
para que mi lengua refiera el milagro
que en el güerto obrastes de edad de ocho años.
Dende niño fui nacido con mucho temor de Dios,
de sus padres [Com.] ………………………..
Fue caritativo y perseguidor
de todos enemigos con mucho rencor.
Su padre era un caballero cristiano, honrao y prudente,
que mantenía su casa con el sudor de su frente.
Y tenía un güerto en lo que cogía
cosechas y frutos que el tiempo traía.
Por la mañana un domingo, como siempre acostumbraba,
su padre se marchó a misa, cosa que nunca olvidaba.
Y le dijo: —Antonio, ven acá, hijo amado,
escucha que tengo que darte un recado.
Mientras que yo estoy en misa, gran cuidado has de tener,
mira que los pajaritos todo lo echan a perder.
Entran en el güerto, pican el sembrado,
por eso te encargo que tengas cuidado—.
Ya que se ausentó su padre y a la iglesia se marchó,
Antonio quedó cuidando y a los pájaros llamó:
—Venir, pajaritos, no entréis en sembrado,
que mi padre ha dicho que tenga cuidado.
Para que yo mejor pueda cumplir con mi obligación,
voy a encerrarlos a todos dentro de esta habitación—.
Y a los pajaritos entrar les mandaba;
ellos, muy humildes, en el cuarto entraban.
Por aquellas cercanías ningún pájaro quedó
porque todos acudieron como Antonio los llamó.
Lleno de alegría san Antonio estaba
y los pajaritos alegres cantaban.
Al ver de venir su padre, todos les mandó a callar;
llegó su padre a la puerta y comenzó a preguntar:
—¿Qué tal, Antoñito, qué tal, hijo mío,
has cuidado bien de los pajaritos?—.
El hijo le contestó: —Padre, no tenga cuidado,
que para que no hagan mal todos los tengo encerrados—.
El padre que vio milagro tan grande
al señor obispo trata de avisarle.
Ya viene el señor obispo con grande acompañamiento,
quedando todos confusos al ver tan grande protesto.*
Y abrieron ventanas, puertas a la par
pa ver si las aves se querían marchar.
Antonio les dice a todos: —Señores, nadie se agravie,
los pájaros no se marchan hasta que yo no los mande—.
Se puso en la puerta y les dice así:
—Vaya, pajaritos, ya podéis salir.
Salgan cigüeñas con orden, sandelajos y andarríos,
canarios y ruiseñores, tordos, tórtolas y mirlos;
salgan congujadas, tórtolas, perdices,
palomas, gorriones y las codornices—.
Ya que todas han salío, todas juntitas se ponen,
esperando a san Antonio para ver lo que dispone.
San Antonio dice: —No entréis en sembrado,
marcharos por montes, riscos y los prados—.
Todos al alzar el vuelo, cantan con mucha alegría,
despediéndose de Antonio y toda su compañía.
El señor obispo, al ver tal milagro,
por más de dos partes manda publicarlo.
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[Com.: muy… caritativo y de mucha ǀ Fue caritativo… ǀ Ya no me acuerdo de eso.]