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Clasificación
Fecha de registro:
Referencia catalográfica:
0680r
Categoría:
Colección:
Colección de Jerónimo Anaya Flores
Informantes
Recopiladores
Bibliografía
IGRH: 0176
Versión publicada en Anaya Flores (2016: p. 163).
Otras versiones de "El quintado"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
Estudios
GONZÁLEZ, A. (1994). La aparición y El quintado. Renovación y conservación a través del cruce. En D. Catalán, J. A. Cid Martínez y A. Valenciano (Coords.), De Balada y Lírica, 1. 3er Coloquio Internacional sobre el Romancero, vol. 1 (pp. 345-357). Madrid: Fundación Ramón Menéndez Pidal – Universidad Complutense de Madrid.
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Transcripción
En un hospital de Cádiz habitaba una enfermera.
Cuatro soldados y un cabo que hablaban de esta manera:
—Soldadito, soldadito, ¿por qué tienes tanta pena?
¿Es que te marea el mar o el humo de las calderas?
—A mí no me marea el mar ni el humo de las calderas;
es que me he casado hoy y me han traído a la guerra.
—¿Tan bonita es tu mujer que tanto te acuerdas de ella?
—Si ustedes la quieren ver, la traigo aquí en la cartera—.
Sacó la fotografía para que todos la vieran,
y el capitán que la vio puso sus ojos en ella:
—Soldadito, soldadito, ya te puedes ir con ella,
que por un soldado menos no perderemos la guerra.
—Ábreme la puerta, Lola, ábreme la puerta, estrella.
—La puerta no te la abro, mi marido está en la guerra.
—Ábreme la puerta, Lola, ábreme la puerta, estrella,
que por tu cara bonita me he librado de la guerra—.
Allí fueron los abrazos, allí fueron los suspiros,
allí fueron los abrazos de un matrimonio querido.