En la estación de Alicante

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Clasificación

Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 0694r

Informantes

Recopiladores

Belén Fuentes

Responsable del grupo investigador: Jerónimo Anaya Flores

Juana Segovia

Responsable del grupo investigador: Jerónimo Anaya Flores

Bibliografía

IGRH: 5012

Otras versiones de "En la estación de Alicante"

Alcalá Ortiz (2003: n.º 3904); Alcalá Ortiz (2006: pp. 58-60); Alguacil González (2012: pp. 60-61); Alonso Fernández et alii (2017: n.º 55); Atero Burgos (2003: n.º 273); Benítez Sánchez (2000: p. 255); Checa Beltrán (2005: n.º 44); Díaz (2007: F.26); Escribano Pueo, Fuentes Vázquez y Romero López (1990: pp. 91-93); Higueras Martínez y Aguilar González (2000: pp. 163-164); Manzano Alonso (2003: 507-509); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 248); Moreno Moreno (2016: n.º 190-193); Pimentel García (2020: n.º 615); Tejerizo Robles (2007: n.º 425); Trapero (2000a: n.º 193); Trapero, León Felipe y Monroy Caballero (2016: n.º 182).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Transcripción

En la estación de Alicante     al tren subió un militar
en el coche de segunda,     que para su casa va.
El joven a tomar asiento,     el joven queda admirado
por una guapa señora     que llevaba un niño en brazos.
La señora le pregunta:     ―Militar, ¿vas con permiso?―.
Y el militar le contesta:     ―No, señora, voy cumplido―.
La señora le contesta     y le dice muy risueña:
―Si no tiene inconveniente,     ¿me quiere dejar las señas?
―Soy del pueblo de Almadén,     me llamo José Jiménez,
vivo en la calle Mayor,     número cuarenta y nueve―.
La señora le contesta     y le dice: ―Muchas gracias;
¿me quieres tomar al niño     mientras bajo a beber agua?―.
Se pasan cuatro estaciones,     la señora no volvió,
y el militar con el niño:     ―¿Y ahora qué voy a hacer yo?―.
El militar mira al niño,     dice: ―No viene tu madre―.
Y ve que en la mano derecha     llevaba colgá una llave.
Le quita la llave al niño,     coge y abre la maleta
y envuelto de unos papeles     llevaba diez mil pesetas,
y una carta bien escrita,     diciendo: “Al niño criar,
y si no pueden criarlo,     lo publican a un diario”.
Ya llegan a la estación,     donde todos lo esperaban,
y al verlo con aquel niño,     su madre le preguntaba.
Se acerca la novia a él     y le ha dicho estas palabras:
―Dime de quién es el niño,     tú me has tenido engañada―.
Desde la estación al pueblo     le cuenta lo que le pasa,
cómo le dieron al niño     y el dinero que llevaba.
Preparan para la boda     y enseguida se casaron
y se llevaron al niño,     con biberón lo criaron.
Ya que era mayorcito,     lo meten en un taller
para que aprendiera a chófer,     que eran los deseos de él.
Ya que tiene dieciocho,     se marcha pa Barcelona
y se ha metido de chófer     con una noble señora.
Ya que lleva varios meses     sirviendo en aquella casa,
y le hacían varios regalos     de lo bien que se portaba.
Una tarde la señora     su despacho lo llamó
y le ha dicho: ―Oiga, joven,     escucha lo que te hablo.
Si tú te casas conmigo,     como yo no tengo a nadie,
todito mi capital,     para ti y para tus padres.
―Sí, señora, tengo padres,     pero buena no será,
que siendo yo muy pequeño     me entregó a un militar.
―Ven acá, hijo querido,     hijo de mi corazón;
ven acá, dame un abrazo,     tu madre propia soy yo.
Yo no fui una mala madre,     ni te dejé por envidia,
lo hice por no manchar     la honra de mi familia.
A esos que a ti te han criado     les pediremos perdón
y les daremos las gracias     por este grande favor―.
Coge el niño y le contesta:     ―Esos que a mí me han criado
conmigo quiero llevar,     conmigo quiero llevarlos
porque les tengo cariño,     porque a la fin me criaron.

Resumen de "En la estación de Alicante"

Una señora muy guapa que lleva a un niño en brazos comparte vagón con un militar que regresa a casa. Esta le pide que coja a la criatura en brazos mientras baja a beber agua. Pasado un tiempo, el militar sospecha que la madre no va a volver, así que decide revisar una maleta que hay al lado del niño. La abre y descubre que contiene diez mil pesetas y una carta en la que se ruega que críen al niño. Su novia y él deciden adoptarlo. Cuando crece, se marcha a servir como chófer a una casa importante. La señora le propone matrimonio, prometiéndole todo su capital. Él acepta y, cuando ella le pide las señas, descubre que es su hijo y le explica que lo abandonó para no manchar la honra de su familia.