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Clasificación
Informantes
Recopiladores
Notas
En la versión cantada, se repite el comienzo de cada hemistiquio, según el siguiente esquema: “Don Fermín, / don Fermín se paseaba / por el mar, / por el mar y por la arena”.
v9b: "Con seis meses, como usted, la dejé".
Las informantes manifiestan que fue su madre quien les enseñó esta composición.
Agradecemos la valiosa ayuda de Fuensanta Aranda Gómez, quien nos puso en contacto con los informantes para la realización de esta entrevista.
Bibliografía
IGRH: 0184
Otras versiones de "Blancaflor y Filomena"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
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Transcripción
Don Fermín se paseaba por el mar y por la arena
con sus dos hijas de la mano, Blancaflor y Filomena.
Ya se casan, ya se velan, ya se la lleva a su tierra
y a los seis meses casados dice que se va a la guerra.
— (Y) A la guerra no te vas; que te vas casa la suegra—,
si la suegra se enterara (y) a recibirlo saliera.
Pues la suegra se enteró y a recibirlo salió:
—¿Cómo estás tú, yerno mío?, ¿y mi hija, cómo queda?
—Pues su hija queda bien, con seis meses la dejé
y el encargo que me ha dado, que me lleve a Filomena.
—Filomena te la llevas con intención de que vuelva,
que tiene que ser casada con el rey de Ingalaterra—.
Se ha puesto un vestido azul que parecía una estrella;
s´ha subido en el caballo y a ella la subió en la yegua.
—Quedasus con Dios, vecinas, que mi madre me destierra.
—No te destierra tu madre, que tu cuñado te lleva—.
Yendo por el pino bajo con palabras la destienta.
—¿Qué te pasa, cuñadito, que el demonio te destienta?
—No me destienta el demonio, que son palabrillas ciertas—.
Yendo por el pino alto la ha bajado de la yegua
y con un puñal dorado la ha devorado la lengua,
la ha tirado a un barranco deshonradita y sin lengua.
Y a los lamentos que daba (y) un pastorcito s´acerca;
con los ojos lo miraba, con las manos le hacía señas:
que le dé pluma y papel para escribir cuatro letras.
—Dos letras para mi madre y otras dos para mi tierra—.
Si pronto llegaba él, más pronto llegó la esquela.
—Chiquilla, ponme de cenar. —La cena la tienes puesta.
—¿Qué m´has puesto de cenar?; tan amarga está la cena.
—Más amargos están los suspiros de mi hermana Filomena;
la has tirado a un barranco deshonradita y sin lengua—.
Y aquí s´acaba la historia, Blancaflor y Filomena.