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Notas
Este registro ha sido recopilado en el marco del proyecto de I+D (Excelencia) del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades “Documentación, tratamiento archivístico digital y estudio lexicológico, histórico-literario y musicológico del patrimonio oral de la Andalucía oriental” (referencia: FFI2017-82344-P), financiado por la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).
Transcripción
Antes era todo así. Manual, todo manual. Y el pan lo hacían en casa. Porque claro, nosotros, Cazorla está a veintidós kilómetros de aquí. Y La Iruela, veinte o veintiuno. Y nosotros hemos ido andando desde aquí a Cazorla. No había otra cosa, ni había co- | Mira, entonces el que tenía un burro o tenía un mulo, era el rey. Mi madre no tenía nada de eso. Entonces yo me acuerdo que íbamos a comprar a Cazorla por ahí por el río, por la cuesta pa arriba. Cruzábamos el Puerto de las Palomas, luego Burunchel y, de Burunchel a La Iruela. Y allí en La Iruela iba mi madre y compraba el aceite, arroz, azúcar y lo que no había. O sea, lo que no criaba yo en la tierra, me refiero. Y eh, había gente que no hacían pan y iban y compraban el pan. Se traían cinco o seis panes de esos grandes en unos costales que eran de lona y allí le aguantaba, pues diez o doce días o lo que fuese. Y claro, echábamos todo el día para ir a la, a La Iruela a comprar. ¡Luego venías con una cara! Cuando subíamos por ahí por | de Burunchel para arriba, está la cuesta así, pendiente para arriba. Cuando subías en el mes de agosto o julio, por ahí por la cuesta… eso. Venías deseando coger el Puerto de las Palomas ahí, por ahí ya pa abajo. Ya era pa abajo y, y había sombras. Así es que esa era la vida que teníamos antes.