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Notas
Este registro ha sido recopilado en el marco del proyecto de I+D (Excelencia) del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades “Documentación, tratamiento archivístico digital y estudio lexicológico, histórico-literario y musicológico del patrimonio oral de la Andalucía oriental” (referencia: FFI2017-82344-P), financiado por la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).
Transcripción
Ana Cruz: Porque aquí, yo, con ocho años, yo estaba aquí ya criando niños, ayudándole a, a la Juana de la tía Julia. Bueno, a | eso, tenían un niño pequeño | Yo me acuerdo que estuve en dos o tres casas. Eh, un niño pequeñito, entonces a mí me tenían pues pa estar allí al cuidao del niño, del na- | del nene. Lo cogía y ya ves tú, si yo veía que aquello se me caía a mí.
Recopilador: ¿Le cantaba alguna nana al niño? ¿Alguna nana que le cantara al niño?
Ana Cruz: No. De eso no me acuerdo yo tampoco. Me acuerdo de eso, que estaba | me acuerdo que estuve sirviendo con una y | por allí más arriba. Y aquella era mu gandula, se levantaba mu tarde. Y yo es que he sido siempre | yo qué sé, yo creo que nacemos ya con una inclinación, ¿no? Yo me levantaba | he sío mu madrugadora siempre. Y sigo siéndolo. Y, y yo me levantaba y cogía la nena, tenía dos o tres mesecillos, tenía. Y entonces las papillas que hacíamos era azúcar | tostábamos una poquita azúcar, echábamos una poquita agua y unas mollicas de pan. Y esa era la papilla que se daba a los críos. Y yo me acuerdo que me levantaba a la lumbre, porque no había gas tampoco ni na de eso. En el fuego. Y yo me acuerdo que me levantaba, encendía mi lumbre | Bueno, ahí tendría yo unos diez añillos. Y, y cuando se levantaba ella, estaba la chiquilla vestida y todo. Con sus pañales, aquellos pañales: mantillas largas que tenía. Y cuando se levantaba ella, ya le había vestío yo a la chiquilla y le había dao la papilla y, entonces, me acuerdo, me, me | cuando ella se levantaba, me ponía allí y le hacía la cama a ella. Me acuerdo la cama que tenía una colcha amarilla. Y, y yo me ha gustao | siempre he sío muy, muy pijotera pa tener las cosas | Yo pa, pa mí, pa mí personalmente, muy arreglada y eso, no, pero las cosas tenerlas en orden, sí. Y yo me acuerdo que cuando ella se levantaba, yo le hacía la cama. Y un día vino | entonces las camas eran de lana o de [¿borra?], no ahora los colchones de ahora, que están tos parejicos. Y yo me liaba: pim, pim, pim, los colchones tos tan parejicos, que no tuvieran bultillos por ningún sitio. Y mientras fue la señora, la señora sí sabes quién es, la cuñá de tu madre. Y la llamé | dijo ella | se llamaba María. Dice: —Mira, señora, mira qué cama que me ha hecho—. Dice: —Cualquiera dice que eso es una cama de lana—. Y un día, claro, cuando la chiquilla | ya tenía la chiquilla, pues yo me acuerdo que un día estaba regando una reguera que pasaba por la calle, por delante de la casa. Y estaba yo con la piedra de, de lavar y una palancana blanca lavando la ropilla de la niña. Y le había picao una mosca a un mulo que venía por ahí. ¡Mira! Pasaba el caminillo por, por el borde de la reguera y yo allí en el | hincá la rodilla, lavando aquello. Yo cuando vi el mulo corriendo me levanté de allí. Me voy de allí. Vino el mulo, pisó la palancana y la rompió. Bueno, la rompió, la porcelana se la | ¡Y se puso conmigo! ¡Madre mía de mi vida, no le faltó na más que pegarme! Y yo cogí entonces camino pa abajo y me vine a mi casa. Mi madre cuando me vio que venía llorando, venía yo con un llanto que pa qué: —¡Nena! ¿Qué te pasa? Chiquilla, ¿qué te pasa? —¡Mama, que yo no voy más con la María! ¡Que yo no voy más! Que el mulo me iba a pisar y porque me he levantao pa que el muro no me pisara y me atropellara se ha puesto conmigo que pa qué—. Y no me fui más allí con ella. Lo que te quiero decir es que no tenía tiempo de jugar.