Desertores de la guerra

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Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 0715n

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Notas

Este registro ha sido recopilado en el marco del proyecto de I+D (Excelencia) del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades “Documentación, tratamiento archivístico digital y estudio lexicológico, histórico-literario y musicológico del patrimonio oral de la Andalucía oriental” (referencia: FFI2017-82344-P), financiado por la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).

Transcripción

Bueno, vosotros en el molino no habéis estado. No sabéis dónde es, lo que es. Bueno, pues eso está a dos kilómetros de aquí. Dos kilómetros está el Empalme, bueno, pues ahí, giras así recto y ahí está el molino, que es donde | Y mi suegro, que esté en gloria, se lo llevaron a la guerra. Eso es verídico, eso no es mentira, porque me lo ha contao mi suegro a mí. Lo sé por eso. Eh, se fueron | él, se lo llevó Franco. Claro, cada uno se lo llevaba el que venía. Si venían los rojos, se lo llevaban los rojos; si venía el otro, se lo llevaba el otro. Entonces, mi suegro vino y se lo llevaron. Y se fue. Pero mi suegro dice que tuvo la precaución | dice: “Yo no sé por qué me dio a mí la manía de guardarme la ropa de civil”. Por allí por Guadalajara, que él se lo llevaron. Y pasaba un río. Y entonces, él cogió y metió la, la ropa de civil la metió en un, en un bolso y se la metió allí debajo de los matorrales que había. Y ya fíjate cómo pensó él, cómo pensaría por si algún día… Y ya él llevaba, pues no sé cuántos meses me dijo que llevaba en la guerra. Y dice que un día vienen las aviaciones, la aviación, y dice cuer- | y dice el que mandaba en el...: “¡Cuerpo a tierra y sálvese quien pueda!”. Y entonces mi suegro | pues se tiraron tos a la tierra y dice mi suegro que levantó la cabeza así, la cabecilla, y no vio a nadie moverse. No había nadie que se moviera. Y entonces dice que cogió | dice: “Esta es la mía”. Y se fue donde tenía la ropa escondía y se puso su ropa de paisano y tiró la militar al río.

Y así se fue andando hasta Madrid. Y en Madrid dice que, ya viniendo de Madrid pa acá, pa esto, dice que se lo | se venían unos señores con un | unos militares con los coches, los jeeps esos del ejército. Y dice que le dicen: —¡Buen hombre!—. Iba él andando por la carretera. —¡Buen hombre! ¿A dónde va usted?—. Voy pa allá, pa allá, pa Albacete, pa allá pa…—. Móntese usted aquí con nosotros y lo llevamos—. Que no, no no. Que no, que no se preocupe, que yo me voy…—. ¡Sí, hombre, suba usted! ¡Si nosotros vamos pa allá y lo llevamos!—. Y mi suegro se montó. Pero asustao vivo, ya ves tú. Y dice que cuando llegaron a Albacete, se bajaron los militares y le dijeron, dice: —¡Buen hombre! ¿Se viene usted, que vamos a tomarnos un chato ahí a la cantina?—. Mi suegro dice: —No, no, no. Gracias, que yo no bebo. No, yo no be- | yo no bebo—. Y entonces se fue con ellos. Y mi suegro dice: “Yo estaba deseando de verlos desaparecer pa bajarme del coche”. Y entonces, mientras ellos estaban en la cantina, él se bajó y se metió entre los vagones que había aparcaos ahí, de mercancías. Quietos, que no se | no, no estaban en circulación. Dice: “Y yo me metí allí detrás de los vagones aquellos”. Y cuando salieron, dice “¡Uy! ¿Y el hombre este que estaba aquí con nosotros? ¡Uy! ¡Pues si este hombre que estaba aquí!”. Y se decían el uno al otro, dice: “¡Bueno, pues igual se ha bajao a orinar y ya!”. Dice: “Y no | bueno, pues vámonos y ya cogerá a otro que se lo lleve”. Y así se fueron y se largaron. Y se vino andando desde allí hasta aquí.

Antes de llegar aquí a su casa, le mandó | se ve que se encontró a uno conocido y le mandó decir a mi suegra que, que no se asustara, que venía. Porque a ella le mandaron la carta como desaparecido. Cuando vino mi suegro aquí, ella ya había recibío la carta. Tú verás, desde Madrid a aquí. Y nada, llegó a su casa, pero claro, no se podían enterar porque vivían la | los suegros, los padres de mi suegra con sus otras tres hijas solteras que tenían. Y tenían un molino que molían la, molían la harina. Por eso se llaman “Molino”, porque el abuelo de mi marido era molinero. Y entonces, ahí arriba hay una cueva ahí en lo alto de los cerros aquellos y cogió y se escondió en la cueva. Y de noche bajaba a su casa. Y se acostaba con su mujer y cenaba. Y luego a otro día, antes que fuera de día, se subía, se llevaba su comida cuando iba, se subía y se metía allí. Y había un señor allí por debajo, que se llamaba Maleno, que es el de la canción, el de la copla que hemos cantao: “El año pasao por ahí se cayó por lo alto el puente”. Ese hombre tenía ovejas y cabras. Y las encerraba | se encerraban los animales allí en la cueva aquella. Y se ve que le quitaban. De vez en cuando le quitaban alguna. Y una noche fue y las ovejas se ve que vieron a mi suegro y, al ver a mi suegro, pues se pegaron. Y entonces el hombre aquel se ve que vio | le vio las piernas a mi suegro por allí o alguna cosa: “¡Ladrón, ladrón, ladrón! ¡Tú eres el que me quita las ovejas! Tú eres…” Pero sin saber que era él. Y mi suegro dice: “¡Uy! Aquella noche me vi más precisao que preciso”. Y luego pues cuando | otra noche que se bajaba abajo pues tenía | El molino estaba abajo y luego, él tenía unas escalerillas de madera que subían arriba, donde era la vivienda. Y entró una cuñada de mi suegro, vio que le sintió hablar en la puerta, entonces, ¿qué hizo? Irse corriendo y | pero la otra le vio las piernas por las escaleras: —¡Mama, mama, que hay un hombre en la casa! ¡Mama, que hay un hombre en la casa!—. Y claro, la suegra sí que lo sabía. Lo sabían mi suegra y su madre. No lo sabía nadie más. Y: —¡Chiquilla! ¿Pero tú estás tonta? ¿Cómo va a ser? ¡Si aquí solamente estamos padre y nosotras solas!—. ¡Mama, que sí! ¡Que le he visto las piernas por las escaleras!—. Y se quedó mi suegra embarazá en aquellos entonces. Y mi marío | vamos a ver, la guerra terminó en el treinta y ocho, treinta y nueve. Y mi marido nació en el treinta y ocho. Plena guerra. Y claro, como mi suegro no estaba, pues hablaron de mi suegra entonces, ¡madre mía la Casimira, con la Casimira! ¡Que Juan estaba en la guerra y había salío preñá!

Y otro señor de aquí también. También | Bueno, no voy a decir su nombre porque es aquí conocido de toa la vida. Incluso sus hijos son familia. Pues le pasó lo mismo: se escapó de la guerra y se vino y se escondió en la cámara. Y se le mató una hija en un pinito así, de estos que se tumba. Se mató | se subió la chiquilla jugando y se ve que se cayó y se ennucó. Pero como no había nadie que le metiera la nuca en aquellos momentos, se murió. Y se la llevaron a su casa y estaban velándola en su casa y él arriba, por la cámara, por los | por las rendijas de, de las tablas, así, o sea, las tablas entonces | no sé si habrás visto las casas de antes, que eran de tablas. A lo mejor había una rajilla. Por allí estaba viendo a su hija amortajá. Y la gente decía: “¡Ay, qué lástima! ¡Ay, qué lástima! Su padre si la estuviera | ¡Ay, qué lástima! ¡Su padre si la viera, su padre si la viera!”. Y el hombre allí, mordiéndose pa no llorar, porque | pa que no supieran que estaba allí, porque, si lo descubrían, lo mataban.