Torero Remolacha

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Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 0744r

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Notas

Aclaraciones léxicas:

jurón: por hurón.

Bibliografía

Otras versiones de "Torero Remolacha"

Pimentel García (2020: n.º 1003).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Transcripción

Señores que estáis atentos,     si me ponen atención,
les voy a explicar a ustedes     un caso de admiración.
Son unos chistes graciosos     (……………………) 
que el torero Remolacha     le han sucedido en su vida.
De torero salió poeta,     al tomar la alternativa.
Se dedicaba a cazar,     (……………………)
pues con una bicicleta,     también llevaba un jurón*,
y le llevaba metido     dentro de un acordeón.
Los conejos del desierto     casi todos se perdieron
y nadie se daba cuenta,     pues dentro de los bujeros
decían que los mataba     un tejón y una gineta,
y se los llevó el torero     todos con la bicicleta.
Pero el guarda y los civiles     por un soplo se enteraron,
y viniendo en un viaje     de sorpresa lo pillaron.
Un sargento le pregunta     que de dónde se venía;
le dijo de hacer un baile     (……………………)
y también de ver la novia     que en un cortijo tenía.
El torero Remolacha     (……………………) 
con el delito en la manos     no lo podía ocultar
y el sargento ya le dice     que le quería oír tocar.
Al oír estas palabras,     se quedó paralizado
y le dijo: —Mi sargento,     (……………………)
yo no le puedo tocar,     que traigo el pito este eschangao—.
Cuando allí vio lo que hacía,     (……………………)
pues el sargento le dice:     (……………………)
—Vámonos para el cuartel,     allí le harás tocar,
y sé que eres torero,      también vas a torear.
Los conejos del desierto     tú los vas a declarar;
a todos los has enseñado     a en bicicleta a montar
y tú no entiendes de baile     ni tampoco de tocar.
Y ahora ha aparecido el tejón,     (……………………)  
también aquella gineta     que mataba a los conejos
(……………………)     dentro de aquel agujero,
y ha sido con el hurón     este maldito torero.
Ahora yo te enseñaré     a lidiar una corrida,
que la tendrás bien presente     en los días de tu vida—.
Pues ya me llevó al cuartel     y dentro de una habitación
me enseñó con los toreros     que sería mi actuación.
Me presentó tres verdajos     y yo me quedé arrecío;
uno se llamaba el Bomba,     (……………………)
otro Vicente Pastor     y el más gordo Lagartijo.
Pues ya se marchó a comer,     me dejó en la habitación
y yo mirando a los tres ases,     se me aflige el corazón.
Pero a los momentos vuelve     (……………………)
y estas palabras me dice:     (……………………)
—En la clase de torero     me estás resultando un pillo;
no te veo valentía,     te estás poniendo amarillo
y no ha empezado la corrida.     (……………………) 
Y de momento le digo:      —Señor, no me voy a poner,
si veo que los toreros     son ases de gran cartel
Y usted que los apodera,     (……………………)
yo pienso en las filigranas     que van a hacer los tres.
Yo toreo por chicuelo,     también por manoletinas,
pero me pongo amarillo     pensando en las argentinas—.
Pero de pronto me dice:     —Ya te puedes prevenir,
que va a empezar la corrida;     (……………………)
tomarás la alternativa     y echaremos el paseíllo,
pues con Lagartijo en mano     pareces el más gordillo—.
Y ya empezó la corrida     y apenas tres verdajos
yo no sé lo que pasó     que con el puño del verdajo
en su mano se quedó     y el verdajo ya ladeao
en el suelo se cayó.     (……………………)
y de pronto yo le digo:     (……………………)
—Pues perdone, mi sargento,     (……………………)
no cazo más en mi vida,     ya que este chasco ha pasao:
Remolacha se ha meao,     Lagartijo se ha ladeao
(……………………)     en el suelo está rajao,      
suspenda usted la corrida,     y esto queda terminao—.
Entonces me contesta:     (……………………)
—Por la gracia que me has hecho     y los versos que has sacao,
no te doy la alternativa,     (……………………)
te suspendo la corrida     y esta queda terminao,
y márchate de momento     con la música a otro lao,
que si alternas con los otros,     vas a resultar cagao—.
Gracias a aquel sargento     (……………………)
por él me hice poeta,     me suspendió la corrida,
no me dio la alternativa     y tuve suerte aquel día,
porque al echar el paseíllo     le saqué la poesía.

Resumen de "Torero Remolacha"

Un pillo que dice ser torero y músico está cazando todos los conejos del desierto. Para ello, se vale de un hurón que lleva escondido en su acordeón. La policía recibe el chivatazo y sale a su encuentro. Lo arrestan y se lo llevan al cuartel, donde descubren el hurón. Para que escarmiente, el sargento le anuncia que ese mismo día va a tomar la alternativa. Su intención es encerrarlo en una celda con tres fieros presos, que desempeñan el papel de toros. El pícaro se libra de la condena pronunciando unos ingeniosos versos que hacen reír al sargento.