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Notas
Este registro ha sido recopilado en el marco del proyecto de I+D (Excelencia) del Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades “Documentación, tratamiento archivístico digital y estudio lexicológico, histórico-literario y musicológico del patrimonio oral de la Andalucía oriental” (referencia: FFI2017-82344-P), financiado por la Agencia Estatal de Investigación (AEI) y el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).
Transcripción
¿Qué me decían a mí cuando estaba sirviendo? Que Dios había hecho a los pobres y no había hech- | y había hecho a los ricos. Que Dios había hecho los ricos para que fueran servidos por los pobres. ¿Tú te crees que a mí se me puede olvidar eso? Y llegar que yo era cocinera, que yo era cuerpo de casa, que se decía entonces, yo era niñera, lo era todo. Cuando le traían un pollo de allí de los corrales, que tenían ellos cortijos, y venían a traer un pollo, lo traían vivo y todo. Yo me acuerdo que cogía el pollo, lo metía aquí por la traba de las sillas, le ataba las | le cruzaba las alas así pa que el pollo no pudiese moverse y, y me sentaba encima del pollo pa que no se estremeciera. Y con aquello le cortaba la cabeza porque les gustaba la sangre para hacer sopa. Entonces, en vez de tirar el cuello, tenía que hacerlo así. Y cuando hacía estofado de pollo, desde ahí aprendí yo el estofao de pollo, porque allí se hacía con arroz, se hacía frito. Y venía la cocin- | la señora. Decía: “Esto para hacer croquetas, esto para que lo saques a la mesa, esto para no sé qué y esto para vosotras”. Otra chica que estuvo después. El cuello, el [¿saltón?] del pollo. O sea, nosotras, eh, nos teníamos que c- | Na. ¿Qué comías, hueso?
Y recuerdo que un día había una | la otra chica que yo, que la metió porque había otra hermana también con ella. Que ahora es | que fue la alcaldesa | que era | fue la alcaldesa de Cazorla. Doña María | leche. Doña Emilia Navarrete. Pues esa y su hermana. Y la chica aquella | Le habían traído caquis, desde allí, que vio que tenía en las huertas y le trajeron caquis. Tenía allí una | en una cámara despensa para que se fuesen madurando poquito a poco. Y un día vio que le faltaba un caqui. Y sale a la puerta dándome chillíos: que quién se había comío el caqui. Digo: —Yo no lo sé, yo no he tocao el caqui—. ¡Pues voy a tener que coger y echar una llave a la despensa, porque aquí esto no se puede hacer!—. Entonces por eso te estoy diciendo, ¿tú te crees que esa señora es católica?
Yo he estao en Lourdes. En la iglesia, la iglesia aquella, no sé si habréis estao alguna vez en Lourdes. Aquello es | bueno, lo que hay allí. Yo no sé el oro que habrán metío allí. Y yo veía las mujeres que iban con los calcetines a pasárselos a la piedra aquella que hay al lao de donde se apareció la Virgen. Aquello hay unas velas | hay velas que son del tamaño del redondel de eso de la silla. ¡Bueno! ¡El oro que habrá allí metío, eh! Y cuando terminamos, que fuimos a una congregación, que nos llevaron, que iban cuatro curas, y las, las, las que les acompañaban de la Iglesia, que iban también metías en ese rollo. Y nos hicieron una charla: que qué nos había parecido Lourdes, que qué nos había parecido esto. Y yo le dije, digo: —Pues, mira, si quieres que te diga la verdad, yo me voy muy decepcionada—. Digo: —Porque yo he visto aquí mucho oro metío y mucha riqueza metida—. Digo: —Y si la Virgen es realmente nuestra madre, no creo que ella esté orgullosa de que vengas tú y pongas ahí un velón, de que vengas y le pongas ahí una joya de oro cuando hay miles y miles de personas que están muriendo de hambre.