En la estación de Alicante

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Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 0750r

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Bibliografía

IGRH: 5012

Versión publicada en Anaya Fernández y Anaya Flores (1999: pp. 106-108; música p. 188; procedencia y peculiaridades p. 213).

Otras versiones de "En la estación de Alicante"

Alcalá Ortiz (2003: n.º 3904); Alcalá Ortiz (2006: pp. 58-60); Alguacil González (2012: pp. 60-61); Alonso Fernández et alii (2017: n.º 55); Atero Burgos (2003: n.º 273); Benítez Sánchez (2000: p. 255); Checa Beltrán (2005: n.º 44); Díaz (2007: F.26); Escribano Pueo, Fuentes Vázquez y Romero López (1990: pp. 91-93); Higueras Martínez y Aguilar González (2000: pp. 163-164); Manzano Alonso (2003: 507-509); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 248); Moreno Moreno (2016: n.º 190-193); Pimentel García (2020: n.º 615); Tejerizo Robles (2007: n.º 425); Trapero (2000a: n.º 193); Trapero, León Felipe y Monroy Caballero (2016: n.º 182).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Transcripción

Pongan atención, señores,     de lo que voy a explicar:
una señora muy guapa     y un cumplido militar.
En la estación de Alicante     a un tren sube un militar,
en un coche de segunda,     que para su casa va.
Al ir a tomar asiento,     el joven queda mirando
a una señora muy guapa     que lleva a un niño en los brazos.
La señora le pregunta     que si es que iba con permiso;
el militar le contesta:     ―No, señora, voy cumplido―.
Se conmueve la señora     y le dice muy risueña:
―Si no tiene enconviniente,     ¿me quiere usted dar las señas?
―Señora, soy de Almadén,     me llamo José Jiménez,
vivo en la calle Mayor,     número cuarenta y nueve―.
Se levanta la señora,     le dice con mucha gracia:
―¿Me quiere tomar al niño,     mientras bajo a beber agua?―.
Pasaron cuatro estaciones,     la señora no volvió;
el militar con el niño:     ―Ahora ¿qué voy a hacer yo?―.
Se queda mirando al niño:     ―Niño, no viene tu madre―.
Ve que en la mano derecha     colgada lleva una llave.
Le quita la llave al niño,     coge y abre la maleta:
envuelto en unos papeles     llevaba diez mil pesetas.
En los papeles decía:     “Precure al niño criarlo,
y, si no tiene bastante,     lo publican al diario”.
Al llegar a la estación,     onde todos lo esperaban,
al verlo con aquel niño     la madre le preguntaba.
La novia se aproximó     diciéndole estas palabras:
―Este niño ¿de quién es?     Tú me tienes engañada―.
Desde la estación al pueblo     le cuenta lo que le pasa,
cómo le dieron al niño     y el dinero que llevaba.
Precuran para la boda,     enseguida se casaron,
y se llevaron al niño     y a biberón lo criaron.
Ya que tiene quince años,     lo meten en un taller
para que aprenda de chófer,     que eran los deseos de él.
Ya que ha aprendido el oficio,     se ha marchado a Barcelona
y se colocó de chófer     con una noble señora.
Ya llevaba varios meses     sirviendo en aquella casa;
le hacían muchos regalos     por lo bien que se portaba.
Hasta que un día la señora     lo ha llamado a su despacho:
―Perdone mi atrevimiento,     escucha cómo te hablo:
si tú te casas conmigo,     como yo no tengo a nadie,
todito mi capital     será para ti y tus padres.
―Señora, padres no tengo,     porque buenos no serán,
que siendo yo pequeñito     me entregó a un militar.
―Hijo de mi corazón,     tu madre no ha sido mala,
por eso dejé dinero     para que a ti te criara.
A los padres que te han criado,     quiero pedirles perdón,
y también darles las gracias     por este grande favor.

Resumen de "En la estación de Alicante"

Una señora muy guapa que lleva a un niño en brazos comparte vagón con un militar que regresa a casa. Esta le pide que coja a la criatura en brazos mientras baja a beber agua. Pasado un tiempo, el militar sospecha que la madre no va a volver, así que decide revisar una maleta que hay al lado del niño. La abre y descubre que contiene diez mil pesetas y una carta en la que se ruega que críen al niño. Su novia y él deciden adoptarlo. Cuando crece, se marcha a servir como chófer a una casa importante. La señora le propone matrimonio, prometiéndole todo su capital. Él acepta y, cuando ella le pide las señas, descubre que es su hijo y le explica que lo abandonó para no manchar la honra de su familia.