Doncella que se confiesa con su galán

Audio

Clasificación

Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 0785r

Informantes

Recopiladores

Notas

En esta versión, después de los versos 2, 5, 8, 11, 14 y 17, se introduce la fórmula: "Ay, sí, sí; / ay, no, no".

Bibliografía

Otras versiones de "Doncella que se confiesa con su galán"

Alonso Fernández et alii (2017: n.º 78); Esteve Faubel (1998: pp. 1116-1117); Hernández Fernández (2010: n.º 38); Manzano Alonso (2003: p. 700); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 177); Moreno Moreno (2016: n.º 211); Pimentel García (2020: n.º 461); Rico Beltrán (2009: n.º 86).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Transcripción

—¿Dónde vas, niña bonita,     tan tempranito al convento?
—Voy a confesarme, padre,     por los santos mandamientos.
Tenga usted la bondad, padre,     de llamar al confesor.
—Confesor soy, niña bella,     por los hábitos que tengo;
siete años siendo padre,     la primera que confieso.
Arrodíllate, niñita,     y dame tu confesión.
—Lo primero que me acuso,     no amar a Dios como debo;
solo por querer a un hombre,     más que a mí misma lo quiero.
—Si se queda algún pecado,     no vale la confesión.
—Lo segundo que me acuso,     perdí a mi padre el respeto
solo por hablar con él     a deshora un secreto.
—Si queda algún pecado,     no vale la confesión.
—Lo tercero que me acuso,     que diera en su boca un beso,
y yo, como lo quería,    no le pude negar eso.
—Levanta, niña bonita,     y fíjate en el confesor—.
La niña que se ha fijado     cayó  al suelo desmayada,
en ver que el confesor era     el galán que ella adoraba.
Se pasaron tres semanas     y se casaron los dos.

Resumen de "Doncella que se confiesa con su galán"

Una muchacha acude temprano al convento para confesarse. Un cura joven accede a confesarla, asegurando que es la primera vez que lo hace. La muchacha le confiesa que ha faltado a Dios, porque lo quiere menos que a su novio; que le ha perdido el respeto a su padre por hablar con su amado a solas y que no ha podido negarle un beso que él le ha pedido. Una vez ha terminado su confesión, el sacerdote le pide a la muchacha que lo mire y ella reconoce a su novio. La joven se desmaya. Él le asegura que ya no quiere vestir hábitos ni vivir en el convento. Celebran su boda pocos días después.