El Diablo a caballo

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Se cuenta que los que viajan al poblado de Tapalpa, Jalisco, considerado atractivo turístico por su topografía montañesa rodeada de bosques, pueden encontrarse con el cerrito de Talcozagua, un lugar en el que se piensa que el Diablo se manifiesta con la figura de un hombre montando un caballo. La entrevistada fue profesora de primaria en el poblado de Tepec, en el vecino municipio de Amacueca, desempeñando esta labor por décadas y llegando a laborar en cargos públicos como el de regidora. Lo antes mencionado la ha puesto en contacto con los rumores populares del poblado, uno en el que debido a la venta de productos como la nuez y la pitahaya existe una gran movilidad de mercaderes que suelen relatar sucesos extraños que ven o escuchan que forman parte del folclor de esta región mexicana.

(Comentario de Víctor Manuel Bañuelos Aquino)

Transcripción

Estábamos todavía trabajando en Tepec, e íbamos a la sierra a recoger piñas para la Navidad, entonces mi mamá y Miriam, después de que salieron por la tarde de la escuela tomaron el camión de las siete, fíjate era ya tarde. Subieron hasta… Talcozagua, que quiere decir: “el Diablo a caballo” y este… había ocurrido exactamente ahí, en Talcozagua, un accidente de tránsito: un camión se accidentó y hubo muchos muertos ahí, y curiosamente exactamente ahí en ese lugar había, se fijaron que había una especie de sepultura, estaba la tierra fresca… y estaban ellas comentando que se veían vidrios rotos, y bueno… efectos del accidente, cuando se oyó un ruido espantoso… Miriam se asustó muchísimo. Casualmente iba un arriero de Tepec, Don Vicente Mesa, y mi mamá empezó a decir cosas de pues… el Diablo a caballo ¿no? Y diciendo que… maldiciendo pues al Diablo, y le dijo, le dijo este, el indígena, Don Vicente: “¡No, doña Hilde! [el nombre de la aludida] ¡no, no, no diga nada de él! Porque si no, mire, mis burros me los va a espantar. Mire, en una ocasión que se me ocurrió decir unas palabras en contra de él duré tres días, porque mis burros se fueron, partieron a la carrera por entre la sierra y tres días me costó de trabajo localizarlos”.

Y ya estaba oscureciendo, y ya no había camión para regresar, yo no sé qué pensaron mi mamá y este… Miriam, porque iban a pie por la carretera, rumbo a Tepec, a qué, ¿a qué horas iban a llegar? Casualmente pasó un maestro, un maestro de Tapalpa que iba rumbo a Sayula y reconoció a mi mamá y dijo: “Maestra Hilde ¡¿qué anda haciendo a estas horas y aquí?!”, en Talcozagua, toda la gente le tiene horror a ese lugar.

Ahí se aparece el Diablo, y hace, como su nombre lo indica, muchas diabluras, diabluras como exactamente lo que dijo el arriero: que le espantaba a sus burros y que después para hallarlos era un trabajo, de ese tipo, no pasaba a más…, ya no pasaba a más.