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Clasificación
Fecha de registro:
Referencia catalográfica:
0830r
Categoría:
Colección:
Colección de Jerónimo Anaya Flores
Informantes
Recopiladores
Notas
La informante indica que el título de este romance es Los pajaritos.
Aclaraciones léxicas:
apotento: por portento.
Bibliografía
IGRH: 0194
Versión publicada en Anaya Flores (2016: pp. 340-341).
Otras versiones de "San Antonio y los pájaros"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
Estudios
RODRÍGUEZ PASTOR, J. (1996). Algunas manifestaciones folkloricas en torno a san Antonio de Padua. Revista de Folklore, 16 (186), 84-98.
TRAPERO, M. (1990). Los romances religiosos en la tradición oral de Canarias. Madrid: Nieva.
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Transcripción
Por la mañana un domingo, como siempre acostumbraba,
se marcha su padre a misa, cosa que nunca olvidaba.
Y le dice: —Antonio, ven acá, hijo amado;
escucha, que tengo de darte un recado.
Mientras que yo esté en la iglesia, gran cuidado has de tener,
mira que los pajaritos todo lo echan a perder.
Entran en el huerto, pican el sembrado,
por eso te encargo que tengas cuidado—.
Se marchó su padre a misa, como siempre acostumbraba.
Antonio quedó encargado, a los pájaros llamaba:
—Venir, pajaritos, dejar el sembrado,
que mi padre ha dicho que tenga cuidado—.
Por aquellas cercanías ningún pájaro quedó,
porque todos acudieron donde Antonio les mandó.
Lleno de alegría san Antonio estaba
y los pajaritos alegres cantaban.
Vido venir a su padre, después les mandó callar;
entra su padre en su casa y le empieza a preguntar:
—¿Qué tal, hijo amado, qué tal, Antoñito,
has cuidado bien de los pajaritos?—.
Antonio le contestó: —Padre, no tengas cuidado,
que para que no hagan mal todos los tengo encerrados—.
Su padre que vio milagro tan grande
al señor obispo trató de avisarle.
Ya viene el señor obispo con grande acompañamiento;
todos quedaron confusos al ver tan grande apotento*.
Antonio les dijo así: —Señores, nadie se agravie,
los pájaros no se marchan hasta que yo no lo mande—.
Se pone en la puerta y les dice así:
—Vamos, pajaritos, ya podéis salir.
Salga el cuco y el vilano, gurrapastor y andarríos,
canarios y ruiseñores, todos, pájaros y mirlos.
Salgan venderones y las golondrinas
y las congojadas y las golondrinas—.
Acabaron de salir, todos juntitos se ponen,
esperando a san Antonio para ver lo que dispone.
Antonio les dice: —Dejar el sembrado,
marcharos por montes y por riscos, prados—.
El obispo que vio milagro tan grande
por diversos pueblos mandó publicarle.