[Luis]: —Esas pláticas no, no las conocíamos nosotros, sino las puras pláticas, porque en realidad no, no, no| el nagual nada más lo conocemos, a lo menos yo de mi persona por las pláticas, que me decían que era mi tía Pachita que eran puros sinvergüenzas, porque el nagual era el que se vestía con un cuero de, un cuero de, de marrano, un cuero de marrano ya seco es durísimo, que no le entran ni los varazos ni las piedras. Ese lo, lo pelaban el marrano, después decía, ahí va el nagual, pero que se metía a las cocinas a llevarse el nixtamal, se llevaba los alimentos de la cocina. Y ese le protegía, dejaba los puros ojos, y el talache, que tenía, lo que es el puerco, y ese caminaba no parao, sino caminaba exactamente como un puerco, así; se metía entre las cercas, entre las cercas de espinas ¿qué le hacían las espinas? Era un capote que llevaba, se protegía de las espinas, de las mordidas de los perros.

Dicen que muchas veces descubrieron al dichoso nagual, con unas enormes piedras de este tamaño, ahí va el nagual, y lleva trás de la cola lleva el nixtamal, pero ¿pos qué le hacían? Era un casco, un casco protector que tenía| un cuero de, de marrano es fuertísimo, es ese que le echan a los burros, a los machos, a los machos de trabajo en el apeo, encima, ese que le echan allí para que protegerlos, ese es el nagual. Realmente aquí no lo decían, pero en las pláticas onde quiera las decían.

Faltaba, faltaba el… el nixtamal sencillamente, aquí sencillamente en mi casa que no amaneció el bote del nixtamal, no pos se lo llevó el nagual, se lo llevó el nagual, cuál nagual se lo había llevado mi tía, mi tía Candelaria, se lo llevó con todo y cubeta. Mi tía Pachita conoció la cubeta, dijo —mira el nagual—, pos era mi tía Candelaria, hermana de mi pa, se había llevado el nixtamal. Pero sí existían, decían que sí existían esos, pero mi tía como decía, nos lo e-, no los enseñó de una manera diferente, sin que llevaran algo diabólico, no era algo diabólico, sino que más bien era una bola de sinvergüenzas, eso era, así nos decía mi tía —es una bola de sinvergüenzas—, no hay nada diabólico, porque lo diabólico ya es una cosa muy diferente ¿eh?

[Recopilador]: —¿No eran de los que se convertían mitad animal y mitad humano?          

[Luis]: —No, no, no, no, esto ya cosa del… esto ya es otra cosa, este ya sí puede ser que sea diabólico ¿eh? Ese ya sea diabólico, estas tipo de platicas, en la actualidad se cuentan, pero no, este eran los sinvergüenzas, definitivamente eran sinvergüenzas, por eso nosotros, nosotros aprendimos mucho.