Historia de una niña 1

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Referencia catalográfica: 0856n

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Esta es la primera parte de la narración, cuyo desenlace aparece en el siguiente enlace: https://corpusdeliteraturaoral.ujaen.es/archivo/0857n-historia-de-una-nina-2

Transcripción

Mira, yo tengo una historia tan hermosa que tiene más de sesenta años, más de sesenta años una plática de una niña de doce años que movió su vida, una vida desde chiquita, pa’ que veas, ella la protegía, la suerte, porque sufrió demasiado. ‘Tamos hablando acá de unas comunidades rumbo Jalisco, ‘onde colinda Guanajuato con, con San Luis Potosí, hay una loma grandísima, larguísima, larguísima, onde se reparten ranchitos para todos lados así ¿y cómo se distinguen las niñas entre| porque estamos hablando aquí en el centro, aquí nosotros | … ¿cómo se distinguen las niñas, que son niñas? Porque no les falta nada, una niña a los doce años se está desarrollando, no les falta absolutamente nada, es la voz, la voz de una niña. Algo curioso que me llamaba a mí la atención era que todas con su cabello color oro ¿por qué? No me explico, color oro, decían que por los franceses, que por los españoles, eso sí no puedo yo asegurarlo, pero todas con sus colitas de caballo, colitas de caballo.

Este es un matrimonio tan hermoso, y que se |… Unas son comunidades de emigrantes, que dejan a los viejitos, a los viejitos, papás, abuelitos, les mandan pa que coman, pero se van que para mejorar la casa, que mejorar su manera de vivir, ya no regresan. Van quedando las casas abandonadas, caídas allí. Este hombre le hizo promesa a la mujer, dijo: “Mira, yo nunca me voy a ir, yo te voy a ser fiel aquí”. Él era ayudante de un, de un ingeniero, de un ingeniero, vivía bien, tenía una camioneta seminueva, cada año compraba una camioneta nueva de tres toneladas, y su carro, porque él trabajaba con un ingeniero allí. Vivían bien, y ellos dijeron que nomás dos hijos iban a tener y así fue.

Cuando el niño tenía nueve años y la niña tenía once años, entonces él hizo una casa tan hermosa, le gustó el diseño del ingeniero y que le gustó tanto que él tenía terreno, era el último de la casa donde vivía, de la calle ‘onde vivía, bajando la bajada a mano izquierda, allí vivía él, era el último y tenía terreno. Dijo “yo voy hacer una casa igualita”. Tenía dinero, hizo su casa, hizo su casa igualita como la que el diseño que había hecho allá, pero independiente porque él pensaba con sus hijos, cualquiera de ellos, ventanas hacía la calle, lo único que los unía era la agua y la luz. ¿Cuál sería su sorpresa? En esa edad que tenían los niños el papá murió de un paro cardiaco, murió el papá quedando, quedando huérfanos los niños. Pero el albañil que fue hacer la casa, se supone que ya tenían un entendimiento entre él y su, y la señora, porque fue muy, muy, muy rápido, en una semana, en una semana, la viuda debe aguantar se dice que un año ¿veda, o algo? Esta señora en una semana destruyó toda la vida de aquellos niños. Este hombre vino con el interés de quitarle los centavos, la camioneta, el carro y todo y le dijo: “Vámonos, mira, vámonos, mira, vámonos” dijo “vámonos, pero con una condición: vamos a encargar a los niños aquí con un vecino que tenga el dinero para que les dé bien de comer”., Entos’ dijo | tenía la comadre a un lado, no tenía los medios pa’ darle bien de comer a los niños. Se fueron, dejaron a los niños encargados con una persona, que era la primera también de ese mismo lado de la calle, la primerita que vivía allí, ahí ya dejaron los niños encargados. Con la intención de regresar dos semanas, máximo tres, dejaron para comer dos semanas a los niños, pero máximo iba a durar tres. Empezaron a pasar las semanas, pasaron las tres semanas bien, los niños a la escuela, y no nada, nada pues de, de, de que llegaban, a partir de que… empezaron a faltar los niños uno o dos días a clases porque tenían que hacer su, su, su | …Eran ya a final de cuentas, empezaron a pasar los meses y la madre nunca apareció. Y a la niña no le gustaba que al niño lo jalaran de las orejas, y al niño no le gustaba que a la niña le jalaran de las greñas, su cabecita aquí. Entonces ellos solitos sufriendo… sentirse huérfanos sin padre, abandonados por la madre. Pero el destino los tenía marcados, la suerte para la niña… porque eran vivos, la niña era viva, los dos, pero más la niña, y la suerte que tenían. Luego otra, no permitió, cuando la mamá…

Se iban, sí. Entonces dicen que los dejaba encerrados, ya la mujer los dejaba encerrados allí, pero como era la chamaquita bien viva, le dijo ella, le dijo al hermanito: ”Mira, vamos a escaparnos” dijo “si mi ti-, si mi madrina no nos recibe…”, que es la que vivía a un ladito, que taba pues jodida, la madrina tenía lo que le nombran huerta y huerto, la huerta era de frutal y su huerto era onde tenía pues acelgas, lechugas y cosa que baja ahí al pueblo que ‘taba abajo, un pueblito chico.

Entos’ esta chamaca |… se fueron, no… la madrina los recibió con |… de ahí, fíjense nomás, allí comenzó el primer escalón, el primer escalón hacia arriba, eh. No, hombre, la madrina contenta con ellos, y no… aquella mujer fue directamente que… quería que le pagara la manutención de los niños, pero esta mujer supo defenderlos, le dijo: “no, usted los ‘ta explotando a los niños” dijo por esta razón, dice… al fin con gritos y lo que quieras se quedó la señora con los niños. Pero fue tan rápido esto, tenían días, ellos se quedaron con la madrina en la noche, en el día se quedaban en su casa porque no tenían agua, allá casi iba pa’ ser un año, les cortaron el agua, les cortaron la luz, así que ellos se quedaron con la madrina, pero todo el día se la pasaban en su casa, en la casa nueva que habían hecho a un lado ¿quién la usaba?  El hombre al morir terminó la casa bien bonita, nunca la amuebló, se quedó allí también, pero terminada. Entos’ dice que ellos |… y la casas enfrente que ya ‘taban cayéndose, unas sin ventanas, otras se estaban cayendo y todo eso. Cuando los niños estaban afuera, vieron que llegó una camper, una camper, y se paró adelantito así, y los niños al ver aquella persona que andaba viendo aquellas ruinas allí, entraron a ver a la, la, la madrina:

—Madrina dijo— anda una persona aquí —dijo— ¿son los dueños?

Y salió la madrina y dijo:

—No, esa persona no la conozco, no son los dueños.

Él oyó las voces de los niños y este voltió, y al voltiar a verlos se dirigió a ellos y les preguntó, dijo:

Oiga, señora, ¿de quién son estas ruinas aquí? —dijo— yo me interesa comprar una casita dijo— o que me renten.

Esa palabra fue lo que le gustó a la señora, “o que me renten”, dijo:

—Ay, señor, de rentar, mire los niños tiene esta casa aquí, mire, más que está desamueblada, no tiene muebles —dijo—, no tiene luz, no tiene agua, nada ahorita.

Ya le enseñaron y jue cuando la madrina le conto toda la… que ya se la veía muy difícil pa’ darle sus alimentos, mandarlos a la escuela y todo. Y este era un ingeniero, se llamaba Salvador, ingeniero, era un ingeniero él, geólogo, era un ingeniero geólogo, que decía que él trabajaba para una minería aquí de Guanajuato, pero ‘onde andaba allá por Jalisco, que él traía un permiso federal, lo mandaron a todos esos cerros por allá. Entonces, de inmediatamente les animó, dijo:

—Yo se las rento.

Y tratándose de ayudar él, él mismo puso el precio de la renta, dijo:

—¿Le parece tanto?

—Sí, hombre —dijo—, hasta se me hace mucho —dijo la señora—, Sí, —dijo— ‘ta bien ¿cómo no?

—Yo se las voy a amueblar, —dijo— y cuando yo me vaya se las dejo amueblada y no voy a rebajar de nada de la renta —Para que se animaran y todo.

No… los niños felices y todo, un hombre muy joven, por cierto, andaba en su servicio apenas. Dicen que este llegaba en las mañanas, pero si les dijo conforme llegó la luz y el agua le hablaron a su madrina:

— ¿Sabe qué madrina? Nosotros pos queremos quedarnos en nuestra casa ya.

Y esta la madrina dijo:

—No, pos se ve el hombre se ve bueno y ‘ta a un lado de ustedes y yo aquí —dijo—, nomás enciérrense bien hijos.

Y ya se quedaron en su casa los niños y todo. Dicen que este hombre diariamente antes de que se fueran a la escuela llevaba un plato de corn flakes con plátano, ya bien preparadito, les tocaba con el pie, ya salían los niños, cada quien agarraba su plato, cuando iba por los platos….| ¡claro! La madrina, la madrina que “los platitos entregárselos bien limpiecitos”. Cuando este regresaba por los platos llevaba una bolsa de fruta a los niños eh, llevaba la fruta de un lado pa’ otro. Entonces, pos lógico, pasó poquito rato, poquito ratito cuando les dijo:

—Oigan, ¿por qué no le dicen a su madrina que les dé permiso que vayan a desayunar conmigo allá?

La señora le pareció que ‘taba bien, que era un hombre bueno. Entraron a su casa, otro paso más adelante, pero de pa’rriba, a los niños. De allí sus tres alimentos, les dio llave y todo, todo, cuando él iba a trabajar, que iba a los cerros a buscar, a sacar muestras, porque él tenía su laboratorio, traía en el camión su laboratorio, pero ya trabajaba allí. Él se dedicaba|, los días que él iba a trabajar allí, cuando se iba a trabajar muy temprano, les hacía en la noche de comer: “Calientan y me cierran bien”, “si llego, caliento esto”. Ya la gente empezó a conocerlo, pero poquito tiempo, ratito, porque ‘tamos hablando de la niña de doce años, y luego, luego…| total que esto resulta que, que este levantaba todos los niños, nunca subía por ellos, salía así agarrar la loma pa’ onde estaba la escuela, se veían los niños que venían corriendo, chiquillos con su mochilita, ahí se quedaba parao. Entonces el chamaquito le dijo a Chava

—¿Sabes qué Chava? Yo me voy a ir, me voy a ir atrás le dijo, porque son mis amigos, pero no quiero que te hagan maldades en tu [camioneta]… traes mucha herramienta.

Dijo:

—Sí, —dijo— sí ve, como quieras.

Entos’ Chava era un hombre bueno, bueno ahí te demuestro, dicen que voltió y vio a la niña, y ella reconoce, la niña, que llevaba su faldita hasta aquí así y dijo:

— Ah, qué bonita faldita

—¿Verdad que sí Chava? está bonita la faldita. —Pero la niña dijo “no”, dijo “yo le gusto a Chava”. Tú sabes que aquí son niñas, pero ya grandotas y que no les falta nada, pero su voz. Dijo “No… yo le gusto a Chava”. Pero eso se lo guardó ella, ni a la madrina, se lo guardo ella, donde unos meses se lo guardó ella, entonces, ella con esa idea.

Al niño le compraba toda su ropa él, Chava, porque ya dependían de él, y él les decía: “pónganle ganas, yo los voy a sacar adelante y que pónganles ganas en la escuela, yo los voy a sacar adelante”, esa idea tenían ellos, entos’ cuando les dice, un buen día les dice él, les dice Chava:

—¿Saben qué? Les tengo una sorpresa pero una grande sorpresa…

—A ver, Chava. —Porque dice que cuando le iba a comprar la ropa el niño, él se la compraba de todo a todo, sus trusas y todo, y a la niña la llevaba a la tiendas por allá, un pueblo chico ¿no?, “cómprate tu ropita”, dicen que la chamaquita, por aquella parte se hizo las ilusiones que ella le gustaba, que dicen que salía y hasta lo ponía en vergüenza, que sacaba su pantaletitas y decía:

—Mira, Chava, ¿te gustan estas?

—No, no, —dice el ingeniero—, Salvador, no, no —dice— compáratelas tú lo tú que quieras.

Pero ella se hizo esa ilusión. Cuál sería su sorpresa que dice que esa vez cenaron pronto, rápido, más bien temprano, cuando les dijo de la dichosa sorpresa, dijo:

— ¿Saben qué? —dijo—, que me voy a casar.

No, pos la niña no le entró el peine ¿ve’da? Por suerte que no le entró el peine y dijo:

—¿Con quién? ¿Y quién? —Y todo…

—Mira que con Julana

Y no, la chamaquita le dijo:

—No, Chava, —dice— esa es sobrina de la mujer que nos trataba tan mal —dijo.

—No, yo ya hablé con ella —dijo—.

—Mira, tú nos prometiste, yo sé que no tienes compromiso con nosotros, pero tú nos prometiste que nos ibas a sacar adelante, te vas a ir, Chava, y nos vas a dejar solos, y nosotros ya te queremos mucho…

Dijo:

— Yo también los quiero mucho —dijo—, miren, entre su madrina, mi esposa y yo los vamos a sacar adelante.

Pero la niña, pos no le entró el peine que se iba a casar con esa mujer:

—No, no te conviene —dicen que de allí empezó a perder la razón la chamaca.

No’ombre pos que dicen que el chamaco pos nomás la ‘taba oyendo a su hermana y dice:

—Mañana es sábado, y que no tenemos clases —dijo—, hay que descansar.

Dijo que ahí ‘taba la chamaca que sonaba los cajones y todo eso… “¿Y qué traerá mi hermana? ¿Qué traerá mi hermana?” No, pos dice que pa’ después él, dice que hasta se puso los tenis el chamaco, se puso los tenis, dijo: “algo trae mi hermana”; cuando oyó que se metió a la ducha a bañarse la chamaquita. Dijo: “No… algo trae”. Y que se sale la chamaca y que sale tras de ella. No, pos ella sí entró a la casa de Chava, al otro lao entró haciendo ruido, entró haciendo ruido, porque dijo:

—¿Eres tú?

Dijo:

—Sí, sí, Chava soy yo. Yo vengo aquí a la cocina —dijo—, a llevarme… —no sé qué cosa, pero entró a la cocina. Pero ya no le soltó la plática, ‘taba la recamara pa’ llá… y:

—Oye, Chava, que lo que platicábamos en la tarde —Y esta se metió a la recamara de Chava.

El tiempo ‘taba caluroso, ‘taba… no hacía frío, no hacía frío, hacía calor, entos’ dice ella, me platicaba la chamaquita cuando, cuando ella entró… viva la muchacha, viva hasta la canija, dice que vio la silla, una silla ‘onde tenía su ropa Chava, y ‘taba cobijado con una sábana, y tenía la luz, un foco hacia un lado donde le ayudaba la luz porque él estaba leyendo un libro. Y entró la chamaca, pero con estrategia, sin palabras de más ni palabras, ni antes ni después, todo en su momento, dice: “Ella… a mí me platicó”. Se sentó en la sillita así, se sentó a un ladito de la cama, así se sentó así junto de él, así lo ‘taba viendo así, diciendo lo mismo pero viva la hija de la canija, así sentadita como se sienta una niña eh, pero todo planeao, bien planiadito, bien planiadito,

—¿Y cómo ves, Chava, lo que te ‘taba platicando en la tarde?

—No… miren, que mañana… —que esto y que esto otro.

Pero, como dice, “si llego de tonta, como una tonta” dijo “y llego y me pongo así de esta manera así…” dijo: “pos cierra los pies hija porque…”. “Entonces quiere decir que yo sí estaba de ofrecida”, dijo, “no, llegué con estrategia”, se sentó, dijo:

—Mira Chava… —este era el punto— Mira Chava, mira Chava, que yo te digo… —pa’ que, pa’ que distraerlo a él y ella misma sabía lo que ‘taba haciendo—. Y mira, Chava, pero que mira que no te conviene, Chava. —Pero cada vez eran momentos, segunditos, centímetros que lo ‘taba poniendo a ver la televisión al muchacho, porque lo que andaba haciendo buscando sus, sus aquellos calzoncitos, sencillitos ¿ve’da? Y su faldita que cuando le había dicho que se miraba muy bonita la faldita, desde ahí entonces se hizo las ilusiones ella. “Y que mira Chava, y que mira Chava”, pero cada vez que se hacía las manitas, lo ponía a ver televisión al hombre, cuando ya estaba allá dijo:

—Ya ‘tas bien… —Ya se dio cuenta, cuando este dicen que este empezó hasta sudar aquí así. Y la chamaquita decía… ella se daba cuanta cuando la miraba a ella y ‘taba viendo la televisión. Dijo, “otra vez una cortinita pero ‘taba viendo televisión”, cuando como dijo ella ni palabras, cuando ya lo vio que ‘taba en su punto, el momento dijo, dijo:

—Bueno, Chava —dice—, ¿qué yo no te gustó?

Dijo que dice él:

—Ah, eres una niña bien hermosa y bien bonita, pero eres una niña.

—Ah —dijo—, eso es lo que quería yo saber Chava, que era una niña —dijo. Entonces como dice ella, “pa’ que quería yo sostén si ‘taba todo en desarrollo”, dice— no, eso es lo que quería saber Chava —y que se dio el parón y se quitó su blusita, así nomás, se quitó su blusita y entonces él todavía era un hombre tan bueno que decía:

—Pero ¿qué haces?, pero ¿qué haces? —dijo.

— Mira, Chava, lo que hace una niña —Se quitó la blusa, “ya lo demás ya lo había visto”, dijo— mira —se quitó su faldita con ‘to y todo.

Se quitó su faldita con to’ y todo hasta abajo, eh, y le dijo:

—Mira, Chava, lo que hace una niña —dijo “no… a mí la suerte me favoreció”, dijo “le quité la sábana” dijo “Chava ‘taba como ustedes se imaginan” dijo, ya había visto un puchonal de televisión, ‘taba como quiere, yo hice todo el trabajo, dije “ahí te voy”, dijo, “pero yo ya ‘taba preparada, a mí nadie me violó”, dijo, “yo ‘taba preparada”, dice “mentalmente lo que iba a hacer”, dijo, “me preparé desde el momento que dijo que se iba a casar con la otra mujer”… No, dice que así fue. Aventó todo la canija, dice “pues todavía el hombre se resistía, todavía el hombre se resistía”:

—Que no… —dice— que no, que me van a meter a la cárcel.

Entos’ dice la chamaca, dice:

—Pos que nos encierren juntos, que nos encierren juntos

—Pos que caray.

Dice, la gran sorpresa para ella es cuando dice que sintió sus manos, sintió sus manos así cuando la abrazó, que la abrazó y cuando la besó, fue cuando se sintió dice: “ni un amiguito de mi escuela me había besao”, y que la besa, se sintió, lo más hermoso que pudo sentir, sintió más hermoso como dice ella, sintió más hermoso el abrazo y el beso que lo demás ¿eh?.

Jue tanto así que ya a partir de allí habló como una mujer, no como una niña, cuando dice ella, cuando se terminó la película le dice así a Chava, porque desde antes nunca había hablado maldiciones ahí delante de… “que te vas a casar con esa vieja, no, no, no, esa mujer no te conviene, eh, que mira Chava” y la canija|… pero nunca maldiciones, cuando se terminó toda la película que le dice:

—Oye, Chava ¿te gustó?

Dijo Chava, dijo:

—Sí.

Entonces dice:

—Vas a dejar a esa pinche vieja —o sea ya con palabras—, vas a dejar a esa pinche vieja.

Dijo:

—Sí.

Entonces todavía le dice:

—Mira, Chava —fíjate nomás lo que dice, la viveza de muchacha— mira, Chava, no me quedo contigo porque quiero que lo pienses, piénsalo bien, piénsalo bien, Chava —dice—, por eso no me quedo contigo.

O sea que le dio toda esa noche pa’ que lo pensara. Entos’ se jue, dio vuelta y se metió, quería contarle a todo mundo, bueno a su hermano, a su madrina… pos lo que había hecho y por qué lo había hecho. No, pos dice que oyó ruido, cuando oyó ruido que todavía su hermano no se dormía y dice, cuando ya oyó el ruido y le dice:

—¿Todavía, que no…?

—No, estoy despierto todavía.

Dijo:

—Hombre, que quiero platicarte algo hermano, algo de Chava.

Dijo:

—¿Lo de la tarde o lo de orita?

Dijo:

— ¿Cómo que de lo de orita?

Dice:

—No, mira hermana, desde que andabas ahí que te metiste a la ducha y a bañarte, yo vi cuando salites, no sé pa’ dónde ibas —dijo—, tú entrates haciendo ruido, pero yo entré calladito, tenía llaves…

—Ay —dijo—, carnal, —dice—, pos ¿qué fue lo que vistes?

—Pos nomás pos parte de la película, pero nomás vi cuando te encuerates, yo vi que te encuerates —dijo—, y por respeto y vergüenza me salí.

Dijo:

—¿Entos’ lo demás no te diste cuenta?

Dijo:

—No, nomás vi cuando te encuerates —dijo—.

— Bueno —dijo—, ya le di una explicación, mira lo hice por mí y lo hice por ti, porque si dejamos ir a Chava así, nomás así —dijo—, mira va a estar muy difícil, para que lo recuperemos —dijo—, ‘tamos recuperando. Mira este hombre es como un padre para nosotros, la mantención para nosotros, el respeto que nos da del ánimo que nos está dando de lo que ni mi —bueno, su padre ya había muerto—, pero mi madre que nos abandonó. No… el chamaco aceptó:

—No, bueno, está bien, carnala.

Entonces ya al día siguiente le dijo la madrina, qué es lo que había pasado y todo, la madrina dijo:

—Es voluntad tuya hija.

Enton’ este, pos lógico, una chamaquita pa’ un hombre, aunque muy joven, no viejo, pero sí tenía más años que él, que ella, pos lógico que fuera una diosa. Y ella claramente nos decía, dice: “Yo, se hacía noche y me metía con él, pero ya mi hermano lo sabía, mi madrina lo sabía”. Cuidándose de los vecinos porque era una casa independiente, que dijeras tiene puerta pa’ llá, no, no, no, tenía que salir a la calle, entonces como digo, era una diosa para él,  él fue el que la regó, unos cuántos días se cuidaron, bajaron al pueblo…

—Vamos a comprar una provisión —dice—, porque yo tengo que ir a tal parte cercas —dijo.

Y cerquitas, y aparecen entonces, cuando no tenía clases el chamaco pos lo acompañaba porque ya era su cuñao, así de un decir, era su cuñao, y le dijo a la chamaca... “anda…” No dijo que no, a primeramente se fueron al pueblo a comprar la provisión, hombre la regó Chava allá abajo, agarró a la chamaca y le dio un beso en la boca, un beso allá muy…, un beso pues de amor ¿no? Pues la quería, un pueblo ‘onde conocían a la familia, no, pos se vino el chisme luego, luego allá con la novia, porque él cuando sí le cumplió, amaneciendo jue y le dijo:

—No me caso —pero no le dio razones—, no me caso porque no quiero casarme y punto. No me caso.

—Qué, dime.

—No, no me caso —no le dio razones.

No, pos dicen que este el chamaco que le gritó, pos todavía Chava le dijo:

—Vámonos, vamos los tres a sacar las muestras y regresamos pronto

—No —dijo la chamaca—, yo les hago de comer y ustedes váyanse, yo mientras les preparo de comer, yo no tengo ganas de ir para allá.

La chamaca se regresó solita, a hacer los alimentos y tranquila. Cuál sería la sorpresa que va bajando la exnovia con una prima también, y a más, sí pos tenían familiares acá abajo, la familiar ‘taba en la entrada, pero llegaron allí, no, dice que pusieron a la chamaquita, y ahí jue cuando se dio cuenta ella, dijo:

—Salites igualita que tu mamá —ya te imaginas las groserías que le dijeron a la chamaca. Le pusieron la cabeza así a la chamaquita al grado de que ya no aguantó la chamaquita. Ella había visto, había visto ‘onde Chava en un cajón tenía una pistola, y esta pos la desesperación ¿ve’da? Y que sentía eso, la madrina en el río atendiendo su huerto allá, el Chava en el cerro con su hermano, no… pos esta lo bueno que no sabía tirar la chamaca, pero sí sabía jalarle, le jaló a la pistola y a balazos las corrió a las viejas, no les pegó a ninguna, a ninguna les pegó pero qué tal que la acusaron con el Delegao ¿no? La acusaron con el Delegao pos que se iban de pasadita, según eso, y que sin saber ellas porque les había aventado de balazos la chamaca. Pero ¿qué tal los vecinos? Había vecinos que sí los querían muncho, y que antes de que llegara el Delegado, que también andaba en su huerta, y él ya sabía toda la historia, la verdad, la verdad, porque esas mujeres eran chismosas hasta la canija. Entonces había dos cosas, en el pueblito allí en la comunidad no tenían teléfono, ‘tamos hablando que no había celular ¿ve’da? No había teléfono de línea. Había que bajar al pueblo abajo, tú hacías tu reporte de la demanda y todo, se la pasabas al Delegao del pueblo de abajo, en el pueblo de abajo no había comandancia, tenía que pasar hasta otro pueblo pa’ que mandaran ya los soldaos o los policías de otro pueblo, así que… esto pasaba así. Entos’ este hombre ya sabía, en primer lugar la protegió, hizo el parte a favor de la niña ¿eh?, no lo que ‘taban diciendo las mujeres, porque él ya sabía lo que había pasao, entos’ resulta que este… pos también quería mucho a los chamaquitos. Este esperó a Chava, conforme entró la loma que bajo pa’ bajo dijo: “párese”, dijo lo que pasó, ya le dijo: “mire la chamaca cometió este error de aventarles balazos a estas mujeres”, ahí jue ‘onde se dio cuenta el ingeniero que sí eran escandalosas. Dijo, “mire yo soy el Delegao de aquí y soy el Delegao de las cumbres de arriba”, dijo, “son escandalosas”, dijo, “no hay mes o una semana que no vienen aquí a poner demandas, y ahí voy con el Delegao pa’ que mande traer a la policía hasta quién sabe ‘onde canijos”. Dijo “mire, si la quiere a la chamaca, protéjala”, y el hombre era tan bueno, dijo: “no, está bien”.

Luego, luego llegandito, nin’ reproches, porque la chamaca ‘taba bien asustada ¿qué va a decir Chava? Por lo menos asustada la va a regañar… Ni una palabra le dijo a la chamaquita, nomás dijo:

—Junten todas sus cosas y háblenle a su madrina.

Ya llegó la madrina, y les dijo:

—Coman todo lo que hay, yo le voy a estar pagando su renta, en tal parte le llega su renta de la casa, pero sin, sin, sin nada de…

Y la chamaquilla…

—No, no, no me expliques nada, hija… yo voy hacer todo y vámonos.

Sacó y se los llevó a los chamaquitos, se los saco pero no sabían dónde ni de qué, él siempre se protegió, se protegió él y se protegía a su familia, era un hombre riquísimo, que andaba en el cerro no sé por qué, te voy a decir las razones por que andaba en el cerro, amaba la plata pero había una razón porque andaba en el cerro también por allá, entos’ este, pos sin saber los chamacos a ‘onde los llevaba, los trepó arriba. Él iba en medio. Se dio cuenta hasta ‘onde iban, porque él se jue en medio, el chamaquito se quedó dormido y ahí van platicando cuando dice que este se bajó en alguna gasolinera, no sabe ni dónde, en una gasolinera cargó gasolina, y le dijo al que ‘taba atendiendo la gasolina que ‘on ‘taba el teléfono, dijo “allí mire, ahí ‘ta el teléfono”, en la misma gasolinera. Entos’ la chamaquita se bajó y se jue derechito con él, ella oyó todo lo que ‘taba diciendo, “mamá, papá” y que todo eso, dijo “previéneme, me vas a prevenir las dos recamaras” dijo, “voy con mi novia y voy con mi cuñao”. El chamaquito su cuñao y su novia pues la chamaquita, no pos sus papás felices de todo lo que iban a traer. Entos’ se dio cuenta la chamaca de ‘onde iba, porque ella le preguntaba de sus papás y le decía que todo está bien y le sacaba vueltas, no quería decirles ni quería que se supiera que el hombre tenía mucho dinero, sus padres y él, él no quería que se supiera. Andaba vestido como un trabajador.