El confesor de su madre

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Clasificación

Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 0862r

Informantes

Recopiladores

Notas

La informante lo titula: Elena tenía amores.

La informante neutraliza /l/ y /r/ en posición implosiva y final.

Aclaraciones léxicas:

desmamparada: por desamparada.

Bibliografía

Otras versiones de "El confesor de su madre"

Alguacil González (2012: pp. 76-78); Alonso Fernández et alii (2017: n.º 54); Atero Burgos (2003: n.º 265); Benítez Sánchez (1999: p. 309); Benítez Sánchez (2000: p. 287); Checa Beltrán (2005: n.º 43); Díaz (2007: F.31); Escribano Pueo, Fuentes Vázquez y Romero López (1995: n.º 2); Esteve Faubel (1998: pp. 1147-1149); Majada Neila (1984: n.º 94); Manzano Alonso (2003: pp. 498-501); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 212); Moreno Moreno (2016: n.º 189); Pimentel García (2020: n.º 604); Suárez López (2009: n.º 250); Tejerizo Robles (2007, n.º 448, 449).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Transcripción

Elena tenía amores     con un chico muy gallardo; 
lo cual se llamaba Flores,     por apellido Navarro.
Ellos dos se festejaban,     se amaban con ilusión; 
y en poder de Dios quedaban     y el mundo con gran valor.
Cuando ha llegado la hora     y ha logrado su intención,
trataron de casamiento     y Navarro se marchó.
Viéndose desmamparada*,     viendo que encinta quedó,
viendo que encinta se hallaba,     exclamaba hacia el señor.
Ella sola se decía:    —¿Qué es lo que debo de hacer?
Antes que llegue la hora,     quitarme de padecer—.
Llegó la hora del parto,     dándole Dios un varón; 
quedando bien en el acto,     (y) Elena se levantó.
Ha cogido su vestido    y se dirigió pa’l bosque 
y, en lo hondo de un barranco,     lo ha dejado a medianoche.
Liadito en un pañal     lo dejó encima una mata
y Elena, la criminal,     se marchó para su casa.
Anda como siete pasos     un pastor que allí se hallaba, 
que no muy lejos de allí     un angelito gritaba.
Y a la catedral del Carmen     lo llevan a bautizar,
a bautizar a este niño,     a este niño sin piedad.
En la catedral del Carmen,     el niño eterno quedó
y, al poco tiempo, lo hicieron     cura de la población.
Y una mañana temprano,     una señorita entró,
una señora elegante     se ha acercado al confesor:
—Padre, tengo una gran pena;     he sido una criminal.
Por tirar a mi hijo mío     mi vida será fatal;
por tirar a un hijo mío     el dieciocho de agosto
de mil nuevecientos cinco     en el Barranco del Rostro—.
Y el cura, tan pequeñito,     entonces se levantó,
diciéndole a la señora:    —Ese niño he sido yo—.
Madre e hijo se abrazaron     sin poderse contener
y el cura, tan pequeñito,     cayó redondo en sus pies.

Resumen de "El confesor de su madre"

Una joven mantiene relaciones con un muchacho del que queda embarazada. Este se desentiende de ella, así que la muchacha, apurada, decide abandonar al niño en medio del campo. Allí lo encuentra un pastor, que se lo lleva a su casa. Su esposa y él deciden criarlo. El niño crece y se hace cura. A su parroquia acude un día una apurada señora para confesar el crimen que cometió hace varios años. Ambos se reconocen. El hijo la perdona porque comprende que la culpa fue del hombre que la deshonró.