La Llorona y el árbol del Tecolote

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Referencia catalográfica: 0872n

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Notas

Anotación contextual: En el pueblo de Tepec, del municipio de Amacueca en el estado de Jalisco, México, se cuenta de un árbol conocido como “del Tecolote”. Este es una higuera que hunde sus raíces en un arroyo cercano. Sobre este árbol se cuentan diversas tradiciones como que en él se esconden los duendes o que se han escuchado los lamentos de la Llorona en sus cercanías.

Las entrevistadas fueron profesoras de primaria en el poblado de Tepec, en el municipio de Amacueca, por lo que desempeñaron esta labor por décadas y conocieron a una gran parte de la población local.

Transcripción

[Silvia López Bañuelos:] Es un lugar, este, que yendo para, en el camino a, a, este, a Amacueca, por el camino a Amacueca, está por ahí una desviación y, este, hay una puerta así de reja, pero se puede entrar fácilmente… y, este, en el Tecolote pasa una corriente agua, y esa corriente de agua tiene una ceiba, no, no, no, una ceiba no, una…, ¡ay! ¿cómo se llama? Son árboles que son preferidos por la Llorona… ¿Cómo te he dicho que se llama? ¡Anita, Anita, ven! Oye, ahí en el Tecolote ¿cómo se llama el árbol que está ahí? […] ¡Eso, es una higuera! ¡La higuera es preferida por la Llorona! Tienen que haber tres cosas: tiene que ser agua corriente, agua corriente y las raíces de la, de la higuera sumergidas en la corriente…, y no sé, pero les encanta ese lugar.

[Ana María Velazco Rodríguez:] Se supone que en la higuera hay una abertura donde ellos salen, porque ahí está el nacimiento de agua. Ahí está el nacimiento, y ellos, este, viven en el tronco, pero es uno enorme, un enorme tronco

[Silvia López Bañuelos:] ¿Los duendes?, pero ¿la Llorona?

[Ana María Velazco Rodríguez:] La Llorona también sale de ahí.

[Silvia López Bañuelos:] La Llorona también, espíritus, espíritus del agua, fíjate, espíritus que están allí, la Llorona. Porque a mí no me tocó en esa ocasión. Fuimos Anita y yo, y Alma, Alma iba con nosotros, porque a nosotros nos encantaba caminar por el cerro, bueno hasta nos fuimos hasta Canacatlán, de un pueblo a otro, caminamos como seis horas. Nos fuimos a media tarde y llegamos en la noche. Y, este…, me acuerdo yo que íbamos, llegamos ahí al Tecolote y estaba una roca, así como mesa, y nos llamó mucho la atención, pero nos asustaron porque íbamos dispuestas a ir al cerro, ahí por ese camino, pero nos dijeron: “Cuidado porque hay un animal de uña”. Así les dicen a los pumas. No sé si era un puma o era una onza, y nos asustamos mejor y pusimos pies en polvorosa. Se me fue Anita, ¡Anita, sí, ven! A nosotras no nos tocó nada, ver nada, pero tú, a tu hermana Hilda que fueron de campo al Tecolote, ¡a ver, cuéntanos!

[Ana María Velazco:] Pues ellas dicen que estaban acomodando todo lo que llevaban de comida, sobre una roca, una roca que parece mesa, estaban todos arriba ahí, cuando de momento comenzaron a oír un viento fuerte y después del viento fuerte el grito horrible de la Llorona. No comieron, se dispersaron por todas partes.

[Silvia López Bañuelos:] Es un grito espantoso, tan terrible que, mira, te duelen las muelas, te revientan los oídos, sí, te enferma… Es terrible ese grito. Dicen que es la diosa no sé cuál, que llora por sus hijos, cuando la conquista de los españoles, que vinieron, y se dice que es esa diosa.