Mira, el mal de ojo, cuando los niños se ponían malos, pues había una persona que curaba el mal de ojo. Y, entonces, llevabas al niño, le hacía una prueba, cogía un vaso de agua y le metía el deo del medio al niño en aceite y caía la gotilla ahí al vaso. Entonces, si se farataba aquello, tenía mal de ojo el niño. Entonces, lo curaba. Tenía que ir a por torvisco antes de que empezara el sol. Y traerse torvisco. Lo guardaba donde no le diera el sol. Y, entonces, pesaban al niño. Aquellas personas tenían una cosa y pesaba al niño. En un lao ponían torvisco, y en otro, ponían el ni-, el niño. Y cuando ya estaba que pesaba igual, le echaban un trozo de pan al torvisco pa que el niño subiera pa arriba. Y entonces, ya se curaba. Ellas dirían unas oraciones. Dirían unas cosas, que yo no lo sé. Y el niño se ponía mejor.