La emigración a Francia

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Referencia catalográfica: 0894n

Informantes

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Notas

Agradecemos la valiosa colaboración de Juana Martínez Muñoz, que nos facilitó el acceso a las informantes.

Transcripción

Yo me encontré feliz cuando me fui a Francia. En una pastelería. En una pastelería. Empecé, estuve | Los primeros quince días no desayunaba nunca. No podía | no comía. Como no sabía hablar, no pillaba na, no sabía dónde comían las otras. A mí me dijeron: —A las ocho de la mañana hasta las ocho de la tarde—. Una hora. Porque el primer día que fue, fue a llevarme mi marío, que esté en gloria. Fui con mi marío y una amiga que había allí en Francia. Y me llevó a la | onde iba a empezar a trabajar. Y le dijo la señora: —A las ocho, pa desayunar—. Le dijo a la otra pa desayunar. Pero como | claro, si yo acababa de llegar. Y digo | y dice: —Mañana, a las ocho aquí—. Me vo-, me vo- | Me lleva mi marido a las ocho de la mañana allí. Primer día. Me llevó por la mañana y por la tarde me vine sola veinte estaciones de metro sin saber leer y sin na. Y atiné. A mi marío le daba algo, esperándome en el jardín al lao de donde yo trabajaba a ver si salía. Y yo, me dijo | a las siete me dijeron que ya me podía ir. Yo decía: —¿Aquí voy a estar yo en la calle?—. Si fuera ahora no me, me esperaba yo en la calle como después he esperao o he ido a ver los escaparates o a las tiendas, pero yo digo: —¿Aquí asentá voy a estar yo? ¡Yo me voy en el metro!—. Y mi marío que estaba esperándome. Cuando salieron, ya lo vieron los del trabajo, la señora dice: —¡Que está el marido de Cleme ahí!—. Dice: —¡Pero si Cleme ya se fue!—. ¡Oh! De que llegó mi marío, me | Pues me | ¡Yo llegué a la casa bien! Sí. A lo mejor, pues dieciocho, cumplía diecinueve años. Sin conocer, ni hablar, ni leer, ni contar casi, pa qué vamos | Porque yo, donde más me tiré pa los números fue en Francia. Pues ellos listos y yo tonta, les engañé yo a ellos. Porque me decían: —Una carta de Francia—. Yo leí | De España. Y yo se la leía | como que se la leía. Digo, yo, a mí no me decís vosotros analfabeta. Me inventaba lo que pillaba: —¿Cómo están tus hijas?—. ¡Muy bien!—. ¿Y tu madre?—. Por eso digo no, vosotros no os reís de mí. Que me vine que no lo sabían.