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Clasificación
Informantes
Recopiladores
Notas
La informante asegura que la aprendió de su madre. Esta composición se solía cantar, pero, debido a problemas de garganta, María prefiere recitarla.
Bibliografía
IGRH: 0000
Otras versiones de "Los cigarrones de oro"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
Transcripción
La Virgen de las Mercedes, la patrona de Alcalá,
le pido me dé su gracia para poderme explicar
de este gran milagro que ha hecho con amor
de este gran milagro que ha hecho con amor
de esta gran señora con un labrador.
Un día del mes de junio, este mes iba mediado,
estaban los labradores contentos con su sembrado
de ver que aquel año Dios había querío
que todas las siembras hubieran crecío.
Un día del mes de junio, este mes iba mediado,
estaban los labradores contentos con su sembrado
de ver que aquel año Dios había querío
que todas las siembras hubieran crecío.
Y un día, salía el sol, vieron el sol se tapó
y era un nublo de cigarrones que a los sembrados cayó.
Y los labradores decían: —¡Ay, Dios mío!
y era un nublo de cigarrones que a los sembrados cayó.
Y los labradores decían: —¡Ay, Dios mío!
¡Virgen de las Mercedes, ampáranos, madre mía!
Ahora, si tú quieres estos bichos retirar,
tres cigarrones de oro seguro te he de comprar—.
En aquel momento, el sol se tapaba,
y eran los cigarrones, que todos se marchaban.
Ahora, si tú quieres estos bichos retirar,
tres cigarrones de oro seguro te he de comprar—.
En aquel momento, el sol se tapaba,
y eran los cigarrones, que todos se marchaban.
Bajó el labrador y dio vuelta a su sembrado,
viendo que los cigarrones no lo habían tocao.
En aquel momento, lleno de alegría,
se marchó a Granada a la platería.
Compró sus tres cigarrones, se vino a Consolación,
y se los puso a la Virgen y le dijo con amor:
—Toma, madre mía, lo que te ganastes,
que te doy las gracias que lo remediastes—.
En aquel momento, lleno de alegría,
se marchó a Granada a la platería.
Compró sus tres cigarrones, se vino a Consolación,
y se los puso a la Virgen y le dijo con amor:
—Toma, madre mía, lo que te ganastes,
que te doy las gracias que lo remediastes—.
Se vino a su casa y lo contó en su pueblo.
Le dijo a su hijo que no lo olvidara,
que aquella gran Señora, que no tiene iguala,
que a su santa gloria nos ha de llevar.