Vendedores de barquillos de canela y helados en Bedmar

Audio

Clasificación

Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 0909n

Informantes

Recopiladores

Notas

Agradecemos la valiosa colaboración de Juana Martínez Muñoz, que nos facilitó el acceso a las informantes.

Transcripción

[Profesora:] ¿Y antes de eso no había otros, otros traperos? Yo recuerdo haber oído a mi madre, que ella de niña jugaba a buscar suelas viejas de zapatos.

[Juana:] Sí, sí, sí.

[Profesora:] Y se las cambiaba el trapero por lazos de plexiglás. ¿Eso puede ser? Bueno, mi madre, no. Eso era mi suegra, mi suegra, que es más mayor que mi madre.

[Juana:] Sí me acuerdo yo que | de contarlo mi abuela. Y barquillos de canela vendían. Eso sí me acuerdo yo de verlos venir: —¡Barquillos de canela / pa ti y pa tu abuela!—. Y decía mi mama, decía mi mama: —¡Juana!—. Digo: —¿Qué?—. Dice: —Entra a tus hermanos—. Digo: —¿Qué pasa, mama?—. Dice: —¡Que entres tus hermanos!—. Y ya nos entrábamos a antes era el corral, ahora le decimos el patio. Allí. Y luego decía yo: —Pero bueno, ¿por qué nos ha entrao mi madre aquí?—. Pa comprarnos el barquillo de canela no, no tenía la pobre pa Y decía yo: —Pero bueno, mamá, ¿por qué nos mandas al corral a tos, aquí al corral?—. Las cuatro hermanas y los dos hermanos. Cuando salíamos y sentíamos los chiquillos comerse, a lo mejor un pedacillo que le había dao… Pero pasaba el del helao: —¡Helao rico, rico helao!—. Y ya me llamaba mi mama: —¡Juana!—. Digo: —¿Qué?—. ¡Entra!—. Digo: —¿Qué quieres, mama? Déjame, que estoy aquí jugando con las chiquillas—. ¡Entra, entra!—. Y es que ya había sentío ella, por el camino viejo que venía ya el del helao. Si no podía comprárnoslo la pobre, ¿qué hacía?