En la estación de Alicante

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Clasificación

Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 0912r

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Notas

Aclaraciones léxicas:

ende: por desde.

nunguaba: a juzgar por otras versiones, como 0199r, equivale a 'no igualaba', con el sentido de 'no es igual en ambos'.

premiso: por permiso.

Bibliografía

IGRH: 5012

Otras versiones de "En la estación de Alicante"

Alcalá Ortiz (2003: n.º 3904); Alcalá Ortiz (2006: pp. 58-60); Alguacil González (2012: pp. 60-61); Alonso Fernández et alii (2017: n.º 55); Atero Burgos (2003: n.º 273); Benítez Sánchez (2000: p. 255); Checa Beltrán (2005: n.º 44); Díaz (2007: F.26); Escribano Pueo, Fuentes Vázquez y Romero López (1990: pp. 91-93); Higueras Martínez y Aguilar González (2000: pp. 163-164); Manzano Alonso (2003: 507-509); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 248); Moreno Moreno (2016: n.º 190-193); Pimentel García (2020: n.º 615); Tejerizo Robles (2007: n.º 425); Trapero (2000a: n.º 193); Trapero, León Felipe y Monroy Caballero (2016: n.º 182).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Transcripción

En la estación de Alicante,     un tren subía un melitar,
en un coche de segunda     que para su casa va.
Al ir a tomar asiento,     el joven queda mirando
a una señora muy guapa     que un niño llevaba en brazos.
Y la señora le dice:     ―¿Es que va usted con premiso*?―.
Y el melitar le contesta:     ―No, señora; voy cumplido―.
Y la señora le dice     y le dice muy risueña:
―Si no tiene inconviniente,     ¿me quiere dar usted usted las señas?
―Señora, soy de Almadén,     me llamo José Jiménez,
vivo en la calle Mayor,     número cuarenta y nueve―.
Se levanta la señora,     le dice con mucha gracia:
―¿Quiere usted cogerme el niño,     mientras bajo a beber agua?―.
Se pasa cuatro estaciones,     la señora no volvió.
El melitar con el niño:     ―¿Ahora qué voy a hacer yo?―.
Se queda mirando al niño,     dice: ―Su madre no viene―.
Ve que en la mano derecha     lleva colgada una llave.
Le coge la llave al niño,     coge y abre la maleta.
Envuelto en unos papeles,     llevaba diez mil pesetas.
En los papeles decía:     “Procura al niño criarlo
y, si no tienes dinero,     lo publicas en el diario”.
Ya llegó a la estación,     donde todos lo esperaban.
Al verlo con aquel niño,     la madre le preguntaba.
La novia se le aproxima,     diciéndole estas palabras:
―Dime de quién es el niño.     Tú me tienes engañada―.
Ende* la estación al pueblo     le contó lo que pasaba:
cómo le iban dao el niño     y el dinero que llevaba.
Preparan para la boda,     enseguida se casaron
y se llevaron al niño,     con bibirón lo criaron.
Ya que tuvo quince años,     lo meten en un taller
y ha aprendido su oficio,     que eran los deseos de él.
Ya cuando tuvo el oficio,     en tren marchó a Barcelona,
de chófer a una casa     con una noble señora.
Ya llevaba varios meses     de chófer en aquella casa,
le hacían varios regalos     de lo bien que se portaba.
Y un día la señora     lo ha llamado a su despacho:
―Perdone mi atrevimiento;     escúchame cómo te hablo:
si tú te casas conmigo,     como yo no tengo a nadie,
todito mi capital     será para ti y tus padres―.
Y el muchacho le contesta     con profundo sentimiento:
―Como mis padres son pobres,     la petición se la acepto.
Como la edad [¿nunguaba*?],     perdone que hable así,
tengo que pagarles con algo     lo que ellos hicieron por mí―.
La señora se conmueve     con mucho serenimiento:
―¿Es que usted no tiene madre?     Confiésame este secreto.
―Sí, señora, sí tendré,     pero muy buena no será
porque, estando pequeñito,     me entregó a un melitar.
―Ay, ven acá, hijo querido,     ven acá, dame un abrazo.
No lo hice por desprecio,     lo hice por no manchar
la honra de mi familia.     Hijo, ¿me perdonarás?
Perdóname, hijo querido,     que no fui una madre mala,
por eso dejé dinero     para que a ti te criaran.

Resumen de "En la estación de Alicante"

Una señora muy guapa que lleva a un niño en brazos comparte vagón con un militar que regresa a casa. Esta le pide que coja a la criatura en brazos mientras baja a beber agua. Pasado un tiempo, el militar sospecha que la madre no va a volver, así que decide revisar una maleta que hay al lado del niño. La abre y descubre que contiene diez mil pesetas y una carta en la que se ruega que críen al niño. Su novia y él deciden adoptarlo. Cuando crece, se marcha a servir como chófer a una casa importante. La señora le propone matrimonio, prometiéndole todo su capital. Él acepta y, cuando ella le pide las señas, descubre que es su hijo y le explica que lo abandonó para no manchar la honra de su familia.