Audio
Clasificación
Informantes
Recopiladores
Notas
Esta narración fue recogida en Martínez Reyes (2016: n.º 278).
cipote: ‘El Salv., Hond. y Nic. niño (persona que está en la niñez)’ (DRAE, 2014).
Según observamos en el MdD, este término es lematizado por los diccionarios académicos a partir del DRAE (1925): ‘El Salv. y Hond. Chiquillo, pilluelo’. La marca diatópica relativa a Nicaragua (Nic.) se incorpora en el Suplemento del DRAE (1970). En el ámbito no académico, como vemos en el NTLLE, vuelve a ser Alemany Bolufer en su Diccionario de la lengua española (1917) quien incluye por vez primera cipote: ‘Amér. En Salvador y Honduras, chiquillo, pilluelo, muchacho’.
(Nota léxica de Marta Torres Martínez)
Transcripción
Pues, pues mire, en, en, en Olancho…, ahí en esa misma hacienda donde yo estuve, había un niño. A él y a mí, como a las seis de la tarde, ya iba anocheciendo…, nos mandaron a buscar un ganado, y se nos habían quedado dos, dos reses, dos vacas. Pues se nos quedaron dos vacas y las teníamos que ir a buscar. Pues, en lo que las vamos a buscar, yo mando al niño en un caballo negro que él andaba. Él andaba en un caballo negro que nosotros le… | se llamaba Satán, el caballo. Este…, entonces, yo lo mando | era en un cerro que teníamos que andarlas buscando a las seis de la tarde. Ya nos iba, ya nos iban cayendo las siete de la noche. Pues buscando aquel ganado nosotros, y no lo hallábamos. Pues yo lo mandé por la… | por el otro lado del cerro, por el otro lado, por la siguiente falda del cerro. Pues, yo regreso. Hallé una, una res y me regreso para la casa. Y el niño se quedó.
Pues, cuando llego a la casa, me preguntan por él, y yo les dije que, que, yo pensé que ya se había venido para la casa, les dije yo. Entonces… pues me mandan a buscarlo. Otra vez me vuelvo a regresar para el cerro. Le doy vuelta al cerro en el caballo que yo andaba. Yo andaba en un Rocío. Y pues lo anduve buscando y buscando, y no lo encontré. Ya me, me llegó como las nueve y media de la noche, nueve y veinte, algo así. Ah, pues me regreso y les dije que no lo había hallado. Pues… entonces, cuando regreso empiezo a preguntarle a las personas que encontraba que sí lo habían visto. Me habían dicho que había agarrado para otro cerro y que iba con un niño, que iba con un niño, pues que lo llevaba montado en el caballo también. Pues no era él el que llevaba el caballo, sino que otro niño que iba.
A los siete días apareció. Cuando él regresó, nos empezó a contar que… era un niño que a él lo había llevado para una cueva. No era un niño normal, sino que era el Duende. ¡Un Duende dijo que era! Pero no le hizo daño. Dijo que le, le traía comida… frutas, solo frutas le daba. Solo le traía manzanas, bananos, sandía. Pero solo por la tarde, en la noche le llevaba, no… Él no comía en todo el día, ni agua. Y le dio una bolsita con unas piedritas, unas piedritas bien bonitas, blanquitas pero especiales, y él todavía las tiene allí. Sí, se perdió siete días y era el Duende que lo tenía. Pero no le hizo nada.