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Clasificación
Informantes
Recopiladores
Notas
La informante asegura que se trata de una oración al santo Custodio.
Aclaraciones léxicas:
La Hoya: la informante pronuncia la /h/ aspirada. Se trata de La Hoya del Salobral, pedanía perteneciente al municipio de Noalejo y lugar de nacimiento del conocido como santo Custodio.
Bibliografía
Otras versiones de "Milagro del santo Custodio y los perros"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
Transcripción
Una perra gorda vale el papel que vende el cojo,
que era del santo Costodio de La Hoya* del Noalejo.
Le echó la bendición para el que quiera leerlo,
que lo lea con devoción y se llevará el misterio.
Amorosísimo Rey de la tierra y de los cielos,
como no queréis bajar al mundo, que es el infierno,
mandasteis un delegado por orden del Padre eterno
a la provincia de Jaén, término del Noalejo,
donde le llaman La Hoya, que acuden los enfermos,
porque está el santo Costodio, que es el médico del cielo.
Una madrugá temprano, se quitó el santo el sombrero
para rezar sus devociones, arrodillado en el suelo.
Y terminó de rezar y estaba el santo ofreciéndolo,
y se le iluminó la casa con todos los astros del cielo.
Pegó un trueno en el tejado y las puertas se le abrieron,
tres perros en compañía enfrente se le pusieron:
dos tenían el pelo blanco y el de en medio el pelo negro,
con una carta en la boca, que aquel sería el correo.
Los dos blancos lo miraron y, entonces, el perro negro
pegó un salto a la cocina y , en la mesa del brasero,
allí se dejó la carta que estaba el santo ofreciéndolo.
El perro se retiró, haciendo el acatamiento,
que lo estaban esperando los otros dos compañeros.
Se quitaron los retratos que figuraban de perros,
se volvieron tres estrellas, las más hermosas del cielo,
que se fueron por los campos, echando chispas de fuego.
Fue mucha la admiración pa los pobres ganaderos,
que se fueron a La Hoya y dejaron los carneros.
El santo quedó pasmado al ver tan grande misterio,
que habían salido tres estrellas, habiendo entrado tres perros.
Temblando cogió la carta y, cuando le vio el sello,
dijo: —Para la pluma de esta letra, no hay en el mundo tintero—.
Pues la carta la besó y se la metió en el medio,
y se fue a hacer la oración a nuestro Dios sacramento.
Apenas rayó la aurora, los pájaros acudieron:
unos cantaban fuera, otros cantaban dentro,
algunos que se atrevían cantaban en su sombrero.
Ocho pueblos alrededor el anuncio lo tuvieron
del milagro de La Hoya y la carta con los perros.
Valdepeñas y el Castillo, Frailes y Noalejo,
Campillo de Arenas, Cambil, Carchel y Carchelejo
abandonaron su casa para llevar a sus enfermos.
Los caminos iban tapados de pobres y caballeros,
y llegaron a La Hoya; más de dos mil se reunieron.
Salió el santo Costodio y en brazos lo cogieron,
no lo querían soltar porque no pisara el suelo.
Les echó la bendición a los malos y a los buenos;
fue tan buena melecina que los pobres recibieron,
que a los bastardos y cojos, todos andando se fueron.
Decían con alegría: —¡Viva el médico del cielo!
El santo Costodio cura sin botica y sin dinero—.
Fue nombrado por el mar, también por el extranjero.
Con un papel de fumar que le dé el santo al enfermo
y se lo tome con agua, al instante queda bueno.
De niño lo cubrió un ángel estando de ganadero
y, regando las hortalizas, otra vez vinieron la carta con los perros.
El que diga que no hay Dios, irá derecho al infierno.
Tenemos un delegado por la justicia del cielo.
El que lleve este papel en un sayo de su cuerpo,
(…………………………) estará libre de fuego
y no tendrá ningún dolor ni tampoco malos tropiezos.