San Antonio y los pájaros

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Notas

La informante indica que el título de este romance es El milagro de san Antonio.

Notas léxicas

cogujadas: son aves más regordetas y algo más claras de plumaje que las alondras; se distinguen por la cresta larga y empinada y el pico bastante largo ligeramente curvado (Roger Peterson, Guy Montfort y P. A. D. Hollom, Guía de campo de las aves de España y demás países de Europa, 2.ª ed. basada en la edición inglesa revisada y ampliada en colaboración con J. J. Ferguson-Lees y D.J.M. Walace, traducción y adaptación española por Mauricio González Díez, Barcelona, Omega, 1967, p. 236).

corderinas: por cardelinas, ‘jilguero’ (DRAE: 2014).

Bibliografía

IGRH: 0194

Versión publicada en Anaya Flores (2016: pp. 355-356).

Otras versiones de "San Antonio y los pájaros"

Alcalá Ortiz (2003: n.º 4024); Alcalá Ortiz (2006: pp. 138-149); Alonso Fernández y Cruz Casado (2003: n.º 35); Atero Burgos (2003: n.º 71); Barrios Manzano y Jiménez Rodrigo (2002-2003: n.º 130); Benítez Sánchez (1999: pp. 277-278); Benítez Sánchez (2000: pp. 270-273); Checa Beltrán (2005: n.º 21); Díaz (2007: C.1); Escribano Pueo, Fuentes Vázquez y Romero López (1990: pp. 17-21); Esteve Faubel (1998: pp. 1206-1209); Foxo (2011: pp. 68-69); Gómez Garrido (2012: n.º 160); Heredia Menchero (2017: n.º 70); Hernández Fernández (2010: n.º 25-26); Majada Neila (1984: n.º 45, 46); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 194); Moreno Moreno (2016: n.º 92); De Mur Bernad (2015: n.º 75, 76); Nieves Martín (2010: n.º 517); Pimentel García (2020: n.º 332); Piñero Ramírez (1996: n.º 69); Piñero Ramírez (2004: n.º 53); Piñero Ramírez (2013: n.º 122); Piñero Ramírez y Atero Burgos (1986: pp. 126-127); Piñero Ramírez y Atero Burgos (1987: n.º 79); Rico Beltrán (2009: n.º 102); Schubarth y Santamarina (1986: n.º 74a); Trapero (2000a: n.º 203); Trapero, León Felipe y Monroy Caballero (2016: n.º 198); Trujillo Pacheco (2017: n.º 58).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Estudios

RODRÍGUEZ PASTOR, J. (1996). Algunas manifestaciones folkloricas en torno a san Antonio de Padua. Revista de Folklore, 16 (186), 84-98.

TRAPERO, M. (1990). Los romances religiosos en la tradición oral de Canarias. Madrid: Nieva.

Transcripción

Antonio divino y santo,     suplíquealo a Dios inmenso
que por tu gracia divina     alumbre mi entendimiento,
para que mi lengua     refiera el milagro
que en el güerto obraste     de edad de ocho años.
Desde niño fue criado     con mucho temor de Dios,
de sus padres estimado     y del mundo admiración.
Fue caritativo     y perseguidor
de todo enemigo     con mucho rigor.
Su padre era un caballero     cristiano, honrado y prudente,
que mantenía su casa     con el sudor de su frente.
Y tenían un güerto     donde recogían
cosechas y frutos     que el tiempo traía.
Por la mañana un domingo,     como siempre acostumbraba,
se marchó su padre a misa,     cosa que nunca olvidaba.
Y le dijo: —Antonio,     ven acá, hijo amado,
escucha que tengo     que darte un recado.
Mientras que yo estoy en  misa,     gran cuidado has de tener,
mira que los pajaritos     todo lo echan a perder.
Entran en el güerto,     pican el sembrado,
por eso te advierto    que tengas cuidado—.
Ya que se ausentó su padre     y a la misa se marchó,
Antonio quedó cuidando     y a los pájaros llamó:
—Venid, pajaritos,      no entréis en sembrado,
que mi padre ha dicho     que tenga cuidado.
Para que yo mejor pueda     cumplir con mi obligación,
voy a encerraros a todos     dentro de esta habitación—.
Y los pajaritos     juntitos se ponen
viendo a san Antonio     lo que les dispone.
—Vengan palomas, jilgueros,     alondras y codornices,
canarios y ruiseñores,     avecillas y perdices;
vengan cogujadas*     y las corderinas*
y las avutardas     y las golondrinas—.
Llega su padre de misa     y a todas mandó callar,
y cuando llega a la puerta     le empezó a preguntar:
—¿Qué tal, hijo amado,     qué tal, Antoñito,
has cuidado bien     de los pajaritos?—.
Y Antonio le dice así:     —Padre, no tengas cuidado,
que para que no hagan nada      todos los tengo encerrados—.
Su padre que vio     milagro tan grande
al señor obispo     trató de avisarle.
Ya viene el señor obispo     con grande acompañamiento;
todos quedaron confusos     al ver tan grande portento.
Abrieron ventanas,     puertas al azar
por ver si las aves     se quieren marchar.
Y Antonio les dice así:     —Señores, nadie se agravie,
los pájaros no se marchan     mientras que yo no les mande—.
Se puso en la puerta     y les dijo así:
—Vaya, pajaritos,     ya podéis salir—.
Y los pajaritos todos     cantan con dulce alegría,
despidiéndose de Antonio     y de toda su compañía.
Y el señor obispo     que vio tal milagro
por diversas partes     mandó publicarlo.

Resumen de "San Antonio y los pájaros"

El padre de san Antonio acude un domingo a misa y le encomienda a su hijo que tenga cuidado de que las aves no estropeen el sembrado. El niño llama a los pájaros y los encierra dentro de una habitación. Cuando Antonio ve que su progenitor vuelve a casa, manda callar a las aves. El padre le pregunta si ha cumplido con su encargo y el niño le contesta que tiene a los pájaros encerrados en una habitación. El padre queda estupefacto y llama al obispo para que vea el milagro. Una vez en casa de Antonio, el obispo y sus acompañantes abren las ventanas y las puertas para que las aves se marchen, pero Antonio asegura que no lo harán hasta que él no lo ordene. A continuación, el niño les pide a las aves que salgan. Estas lo hacen y se reúnen fuera de la habitación esperando nuevas instrucciones del santo. Este les ordena que se marchen sin picar en los sembrados. Los pájaros se despiden y se marchan.