Audio
Clasificación
Fecha de registro:
Referencia catalográfica:
0963r
Categoría:
Colección:
Colección de Jerónimo Anaya Flores
Informantes
Recopiladores
Notas
Atero Burgos (2003: n.º 192) titula a este romance "El crimen de Don Benito" y lo clasifica como romance de cordel o de ciego dentro del apartado E. 1) Crímenes pasionales.
Bibliografía
IGRH: 5131
Versión publicada en Anaya Fernández y Anaya Flores (1999: pp. 65-67; procedencia y peculiaridades p. 211)
Otras versiones de "Inés Marcela"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
Estudios
FERNÁNDEZ BARJOLA, M.ª I. (2007). El crimen de Don Benito en la literatura regional. En F. Hermoso Ruiz (Coord.), VIII Congreso de Estudios Extremeños (pp. 2099-2115). Badajoz: Diputación Provincial.
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Transcripción
Al salir de misa de once, don Carlos, el criminal,
le dio un beso a Inés María, y ella le dio una guantá.
―La guantada que me has dado me la tienes que pagar―.
Mira si se la pagó, que la mató a puñalás.
A las doce de la noche, manda al sereno a la puerta
a pedir unos estuches, y don Carlos se presenta.
Don Carlos se presentó con cara de criminal.
¡Qué sustito llevarías, Catalina Barragán!
Y le dice: ―Catalina, a esto vengo: que he pensado
que me entregues a tu hija; a eso es lo que me he llegado―.
Catalina le responde: ―No lo quiera Dios del cielo
que yo te entregue a mi hija por la ambición del dinero―.
Le dio dos puñaladas, cayó mortal en el suelo,
todita envuelta en su sangre hasta llegar a los cielos.
[Com. 1: Se va para el cuarto de Inés María y le dice:]
―Entrégate, Inés María, que tu madre ya murió;
los desaires que me has dado, ahora te degüello yo―.
Los palillos de las sillas clavados en la pared,
a ver si algunos vecinos la querían socorrer.
¡Qué vecinos tan ingratos, qué corazón que tendrían,
que no quisieron oír los gritos de Inés María!
[Com. 2: Le dice al..., al sereno:]
―Don Ramón, defiéndame usted, sea usted mi padrino,
para que no me mate este villano asesino―.
Don Ramón le contestó: ―No puedo ser tu padrino,
porque me ha dicho Paredes que conmigo hará lo mismo.
[Com. 3: Le dice:]
―Don Carlos, máteme usted ; con mucha pena y dolor,
muero al pie de un criminal, pero defiendo mi honor―.
Le dio dos puñaladas, cayó mortal en el suelo,
todita envuelta en su sangre hasta llegar a los cielos.
El alma de Inés María, al momento que expiró,
bajó san José por ella y al cielo se la llevó.