Bueno, había un señor que iba vendiendo un detergente que se llamaba Tico Tico. Entonces, iba llamando por casas diciendo que si | que era muy bueno, que si lo querían comprar. Entonces, llamó a una casa y dijo: —Mira, tengo el detergente, lo tengo que vender para ganar dinero—. Entonces, dijo la señora: —Venga, pasa—. Le dejó pasar y dijo | Bueno, no. Le dijo | nada: —Dame tres prendas que, que, que están manchadas y no se puede quitar el sucio—. O la mancha o lo que sea. Entonces, primero, cogió | dijo: —Pues mira, te voy a dar los pantalones de mi hijo, que están manchados porque el otro día se manchó de barro y, bueno, los manchó—. Entonces, dijo: —Bueno, vale—. Y dijo: —Pues tengo tres pasos: primero, lo lavamos. Luego, lo planchamos. Y luego, lo secamos—. Y dijo | empezó a decir:

 

Lo lavo con Tico Tico,

lo plancho con Tico Tico,

lo seco con Tico Tico,

¡qué bien huele!

 

Entonces, se lo dio a la chica y dijo: —Mira—. Lo dobló y lo dejó ahí. Y luego, vino la señora diciendo: —Bueno, tengo ahora una camisa manchada de vino, de mi marido, que, pues nada, estaba el otro día y se le cayó el vino a la camisa—. Y dijo: —Pues bueno:

 

Lo lavo con Tico Tico,

lo plancho con Tico Tico,

lo seco con Tico Tico,

¡qué bien huele!

 

Y lo dejó, lo dobló y dijo: —Bueno, lava ahora la, la ropa interior de mi madre, pues es que es un poco difícil lavar. Dijo:

 

Lo lavo con Tico Tico,

lo plancho con Tico Tico,

lo seco con Tico Tico,

lo lavo con Tico Tico...