Santa Irene o Santa Elena

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Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 0983r

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Notas

Títulos alternativosSanta Elena, Muerte de Elena, Rapto de Elena, Santa Irene, Santa Iria, etc.

La informante indica que el título de este romance es Había tres niñas bordando corbatas.

En esta versión, se repiten todos los versos.

Comentario de María Jesús Ruiz: el romance de Santa Elena (también conocido con los títulos de Santa Irene, Santa Iria, Muerte de Elena y Rapto de Elena) "relata la historia de Santa Irene, mártir portuguesa que vivió en el siglo VII y que, según la leyenda, fue asesinada por mandato de un caballero que quería casarse con ella, para lo que debía romper su voto de castidad. Arrojado al río su cadáver, las aguas lo arrastraron hasta la ciudad de Scalabia, que en su memoria pasó a llamarse Santarem, Santa Irene" (P. Piñero y V. Atero, Romancero de tradición moderna, 1987, p. 200). Sin testimonios antiguos conocidos, la tradición oral moderna ofrece dos ramas del romance: una octosilábica, menos difundida, y otra hexasilábica de amplia difusión en la Península, Canarias, América y tradición sefardí. Son las versiones hexasilábicas las que, como en este caso, se han popularizado enormemente en el repertorio infantil. Los textos infantiles del romance presentan una intriga muy reducida, acorde con el "grado cero" de tradicionalidad que Menéndez Pidal asignó al ámbito infantil romancístico. Pero, además, las versiones lúdicas de los niños suelen esquivar los detalles más escabrosos o trágicos de la historia de la mártir en un proceso recreador que da como resultado una interpretación eufemística del relato.

Bibliografía

IGRH: 0173

Versión publicada en Anaya Flores (2016: pp. 333-334).

Otras versiones de "Santa Irene o santa Elena"

Álvarez Cárcamo (2019: 26.2, 26.3); Atero Burgos (2003: n.º 16); Benítez Sánchez (2000: pp. 247-248); Díaz (2007: C.3, C.4); Escribano Pueo, Fuentes Vázquez y Romero López (1990: p. 192); Fraile Gil (2010: n.º 159-160); Fraile Gil (2013: n.º 52); Fraile Gil (2016: n.º 302); Hernández Fernández (2010: n.º 13); Manzano Alonso (2003: pp. 277-279); Martínez Ruiz (1956: n.º 3); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 100); Moreno Moreno (2016: n.º 19); Pimentel García (2020: n.º 116); Piñero Ramírez (1996: n.º 17); Piñero Ramírez (2004: n.º 13); Piñero Ramírez (2013: n.º 17); Piñero Ramírez y Atero Burgos (1986: p. 90); Piñero Ramírez y Atero Burgos (1987: n.º 73); Rico Beltrán (2009: n.º 16); Schubarth y Santamarina (1987: n.º 18); Tejerizo Robles (2007: n.º 391); Trapero (1985: n.º 11-12 «Apéndice»); Trapero (2000a: n.º 59, 60); Trapero (2000b: n.º 72); Trapero (2003: n.º 37); Trapero, León Felipe y Monroy Caballero (2016: n.º 74, 75); Trujillo Pacheco (2017: n.º 60); Valenciano López de Andújar (1994: n.º 53).

Contaminaciones y engarces

Santa Irene o santa Elena + Albaniña (Rico Beltrán, 2009: n.º 17).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Estudios

PÉREZ VIDAL, J. (1984). "Santa Irene (contribución al estudio de un romance tradicional)". Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, 4, 518-569.

Transcripción

Había tres niñas     bordando corbatas,
con agujas de oro     y dedales de plata.
Pasó un caballero     pidiendo posada.
—Si mi madre quiere,     yo de buena gana—.
Desde la salita     desciende al comedor,
y de las tres niñas     a Elena eligió.
La montó al caballo,     fue y se la llevó
y en mitá’el camino     fue y le preguntó:
—Ahora dime, niña,     cómo te llamas.
—En mi casa Elena     y aquí una desgraciada—.
Sacó el puñal    y la mató;
levantó la tapia     y allí la enterró.
A los nueve meses,     por allí pasó;
levantó la tapia     y allí la encontró.
—¿Me perdonas, Elena,     por lo que te hice?
—Perdonado estás,     pero no me pises.

Resumen de "Santa Irene o Santa Elena"

Un individuo se hospeda en casa de una familia. Se enamora de una de las hijas, pero los padres se la niegan porque va a ingresar en un convento. La rapta con ayuda de una criada, la lleva al bosque y la asesina por no acceder a sus deseos. De su cuerpo inerte se forma una ermita. Pasado el tiempo, el asesino vuelve y pregunta a unos pastores de quién es aquella ermita. Ellos le responden que de santa Elena. Entra en ella para pedirle perdón a la santa, pero esta le ordena que se acerque al altar, donde, por castigo divino, acaba convertido en candelero. En la versión infantil de este romance, unas niñas se encuentran bordando corbatas, cuando un caballero les pide posada. Los padres de las niñas acceden y el caballero se hospeda en casa. A media noche, se levanta y rapta a Elena. Cuando llega al monte, la mata y la entierra debajo de una planta. Al tiempo, el caballero vuelve al lugar del crimen, pisa la planta y se persona Elena. El asesino le pide perdón, ella se lo concede, pero le suplica que no la pise. En otras ocasiones, el caballero la entierra y, cuando vuelve, encuentra en su lugar un rosal al que pide disculpas.