La lechuza que venía desde Nicaragua para chupar la sangre a los recién nacidos

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Notas

Esta narración fue recogida en Martínez Reyes (2016: n.º 335).

Notas léxicas

Cucurucho: C. Rica y Hond., “cumbre (de un monte)”. DRAE.

Transcripción

Una mujer nicaragüense sí llegaba hacer daños. Estuvo llegando a hacer daños a Texiguat, convertida en Lechuza, y se chupaba la sangre de los niños recién nacidos. Y un señor de Texiguat que se llamaba Gregorio Mejía, la bajó. Y era una mujer nicaragüense, que venía desde Nicaragua a chuparle la sangre a los niños. Sí, la bajó. Es que dicen que parece es en el cucurucho de las casas se paran, en las casas que son de teja. Entonces por ahí, en derecho donde está el niño dormido, por ahí mandan un hilito, un hilito a la nariz del niño. Entonces ahí se lo introducen y le chupan la sangre. Y amanece muerto el niño. Y esa mujer, pues, el señor dijo:

—Ahora, hoy viene aquí —dijo—. Y vamos a saber quién es—.

Y ya se puso. Cuando oye que cae aquel animalón en la casa, ya se preparó él. Al momentito dice con el…, con el foco, y mira venir aquel hilito pa´ la nariz del niño. Entonces dice que vino y le midió en el aire tres cuartas y, “taz” le corta, le corta en derecho las tres cuartas, y echó el pedazo de, de hilo que venía, lo echó en un sombrero y ahí echó la tijera también. Y con el foco ahí estuvo. De ahí, se fue para afuera: allá cayó el animalón y ya se convirtió en mujer. Desnudita y desnudita. Decía:

—Dejame ir, dejame ir.

—No, vos has matado a muchos niños de este pueblo, y yo te voy a entregar, yo te voy a entregar.

—Por favor, dejame, que no vuelvo a, que no vuelvo a este pueblo—.

Ahí la tuvo. Y como el señor sabía la contra de ella y ya le tenía agarradas las tres cuartas del hilo que ella mandaba a la nariz del niño. Y entonces la tuvo hasta las cuatro de la mañana. A las cuatro de la mañana, dice el señor, don Gregorio Mejía, que él le dijo:

—¡Mirá, si vos volvés a un pueblo de aquí de Honduras, a donde sea, donde estés, te voy a ir a traer! Aquí no tenés que volver. ¡Andate!—.

Y solo pegó una media carrera, dice, y le hace a las manos así y se le hacen alas, y agarró, agarró para Nicaragua. No volvió, dice.