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Clasificación
Fecha de registro:
Referencia catalográfica:
1020r
Categoría:
Colección:
Colección de Jerónimo Anaya Flores
Informantes
Recopiladores
Notas
El informante indica que este romance lleva por título El crimen de La Coruña.
Aclaraciones léxicas:
cogien: por cogen.
Bibliografía
Otras versiones de "Mujer que asesina a su marido por los amores del criado"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
Transcripción
Hombres, niños y mujeres, hay que poner atención
para explicar este crimen, que causa pena y dolor.
En la provincia de La Coruña hay un pueblo que se llama
Écijo de Traspasante, partido de Santa Marta.
En dicho pueblo habitaba un matrimonio honrado;
él se llamaba Marcial y ella Einés Conrado.
Estos tenían dos hijos, un varón y una hembra.
Para explicar este crimen dice la primera escena:
[¿por más?] por nacidos del mundo, hay quien lo pueda explicar
el valor que tuvo Inés para matar a Marcial.
Vivía muy felizmente este matrimonio honrado,
hasta que Inés la mundana se enamoró del criado.
Una tarde un vecino con Marcial se encontraba;
dándole los buenas tardes, el caso le fue a contar:
—Te desengaño, Marcial, eres un vecino honrado;
ten cuidado con Inés, que te anda con el criado—.
Y Marcial le contestó: —No me convences con eso;
mi mujer siempre fue fiel y a mí no me hizo de menos—.
Pero al llegar a su casa, él iba desesperado
y le dijo: —Mira, Inés, despachemos al criado—.
Y ella le contestó, haciendo el desentendido:
—Haz lo que quieras, Marcial; (…………………)
pero hace mucho por la casa y quiere mucho a tus hijos—.
Aquella noche Marcial se fue a acostar enseguida;
ella se aconsejó con el criado y estas palabras decía:
—Mi marido está enterado, de seguro se lo han dicho;
pues ya le han desengañado que estoy andando contigo;
así es que tendrás valor y a esto me aceptarás:
hay que matarlo esta noche, no sea que se entere más—.
Y el criado contestó: —Matarlo no puede ser;
hay que cavilar las cosas, piensa lo que haces, Einés—.
La traidora suplicaba y por fin lo consiguió:
—Hay que matarlo esta noche; si no, seremos prendidos.
Cuando él esté durmiendo, yo daré un tosido fuerte,
y tú subes preparado y lo matas de repente—.
Cuando Marcial descansaba, ella dio la contraseña,
y él con un hacha en la mano subió pronto la escalera.
Le pegó un golpe mortal encima de la cabeza.
Y se levantó Marcial y estas palabras decía:
—Sagrada Virgen del Carmen, ¿cómo me quitáis la vida?—.
Entonces esta mujer, como una maldita fiera,
le cortó el cuello a rape con la navaja barbera.
Lo cogien* y lo mudaron y lo meten en un cesto;
pero al ver que no cogía, lo partieron por el medio.
Lo cogen los criminales y lo llevan a un camino;
lo pusieron boca abajo, mismo a la orilla del río.
Al otro día siguiente, un vecino lo encontraba,
y resultó ser el mismo que a Marcial desengañara.
Ya viene el señor alcalde, han registrado la casa;
registrando han encontrado la ropa de esta desgracia,
estaba empapada en sangre, enterrada en la cuadra.
La señora lo presencia y estas palabras decía:
—Marcial, marido del alma, tanto como te quería,
¿cómo yo tendré valor para quitarte la vida?—.
Se despide de sus hijos aquella mujer mundana:
—Hijos de mi corazón, inocentes de mi alma,
quedáis sin padre y sin madre por ser yo una mujer mala—.
Aquí termina la historia de Marcial e Inés Conrado,
que dio muerte a su marido por amores del criado.