[Juana:] Lo único que puedo decirte que un año la fiesta, se cayó una tormenta grande, grande, grande. Una tormenta grandísima. Y fue | donde más apretó fue por Cánava, por la sierra, como eso está en la sierra… Entonces, ahí en, en la explanada, había un árbol grande, grande, que tenía hasta unos pollos | Un árbol, que el troncón era más gra- | más gordo que la mesa, ¿eh, Fernando? ¿Tú te acuerdas eso? Y tenía al- alrededor un | pa sentarse. Y nos sentábamos allí por | cuando estás cansá o, en fin. Había también bancos por tos laos. Pero la tormenta esa, cómo sería de fuerte, que se llevó el árbol entero. Y atrav- | Como tuvo que atravesar Cánava, la carretera, que hay una cascada, pues también se llevó toda la, la valla de la cascada y la cascada también, ya el agua se iba por tos sitios, porque se llevó to. Que caía muy bonita, con unas escaleras, pero como se | se la | la tormenta se lo llevó todo, pues ya se quedó aquello, bueno, la ermita, llegó el fango hasta el medio de la ermita. Que luego las de Acción Católica, las jóvenes del pueblo que éramos de Acción Católica fuimos a limpiarlo, a quitarle to el fango y a limpiar. Y porque la Virgen no estaba allí, gracias a Dios. Como fue en la fiesta, le había cogío en el pueblo.

[Recopiladora:] ¿Eso usted era pequeña?

[Juana:] Pues, eso ya tenía yo más de, más de veinte años. Porque tenía diecisiete cuando murió mi padre. Ya tenía yo más de veinte años, que no me acuerdo de mucho.