Audio
Clasificación
Informantes
Recopiladores
Notas
La informante le da el título de La niña que fue enterrada en vida. Por otro lado, aunque esta procede de Calatrava, reside en Ciudad Real, donde se recogió el romance.
Aclaraciones léxicas:
terminó: por determinó.
aún perdida: por sin pérdida.
Notas léxicas
Fuenteana: por Puenteareas (Ponteareas), palabra que rimaría con el verso siguiente, municipio de la provincia de Pontevedra. Lira es una parroquia de esa provincia.
Bibliografía
Versión publicada en Anaya Fernández y Anaya Flores (1999: pp. 52-56; música p. 182; procedencia y peculiaridades p. 210).
Otras versiones de "Infanticida por causa de su amante"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
Transcripción
Virgen sagrada del Carmen, te suplico protección
para explicar este caso que causa pena y dolor.
En la parroquia de Lira, partido de Fuenteana*,
ha sucedido este caso, que al oírlo causa pena.
En un pequeña aldea, un matrimonio habitaba,
tan solo con una hija que siete años contaba.
Pero al pobre de Manuel mala suerte le acompaña;
por culpa de una mujer la ruina entró en la casa.
Por una mujer ingrata que al vicio se le entregó
con un hombre traicionero, causa de su perdición.
Pues este José María le decía a su querida:
—Siento decirte una cosa: que nos estorba tu hija—.
Le pregunta ella el porqué y él muy lleno de razón:
—Porque cualquier día de estos va a ser nuestra perdición—.
Y, abrazando a su querido, le dijo: —En estos momentos,
no temas, amante mío, que pronto la haré de menos—.
El día cuatro de julio, día de grandes sucesos,
entrando su padre en casa, a la niña le dio un beso.
Y la niña, acariciándole, a su padre le decía:
—Tú no me traes caramelos como el tío José María—.
Al oír esto el padre, a la niña preguntaba:
—¿Cómo viene aquí ese hombre?—. La niña le contestaba:
—El señor José María viene a casa tos los días;
se mete en la habitación donde tú y mamá dormías—.
El padre, desconfiado, al trabajo se marchó;
y lo que le habló la niña su madre se lo escuchó.
Pero esta madre cruel a su hija dijo así:
—A ti la muerte te doy por tú descubrirme a mí—.
Y, diciendo estas palabras, a la cocina marchó,
y haciendo un hoyo muy hondo, a su hija en vida enterró.
Y, estándola enterrando, la niña gritó en razón:
—No me metas en el pozo, madre de mi corazón;
no me eches tierra en los ojos, mamá querida del alma,
que me estoy quedando ciega y casi no veo nada—.
Y hacía tiempo que la abuela enferma se hallaba en cama
y, desde la habitación oye lo que la niña exclamaba.
Cuando su padre llegó, que del trabajo venía,
a su mujer preguntó (y) adónde estaba su hija.
Y la mujer le contesta: —Para la calle salió
a jugar con otros niños, y a casa aún no volvió—.
El padre, desconfiado, en busca de su hija fue
y, al ver que no la encontraba, a su casa regresó.
Lleno de ira y coraje, penetró en la habitación
y a la madre le pregunta por su hija del corazón.
Y la abuela le contesta, triste y muy apenada:
—En la cocina sentí exclamar estas palabras:
“No me eches tierra en los ojos, mamá querida del alma,
que me estoy quedando ciega y casi no veo nada”—.
Manuel, al oír esto, lo que su madre exclamaba,
llegó y muy desesperado a la cocina marchaba.
Y, viendo la tierra fresca, a cavar se terminó*
y aún perdida* de tiempo allí a su hija encontró.
Al encontrar a su hija, de aquel hoyo la sacó;
besándola fuertemente, de esta manera le habló:
—Hijita de toda mi alma, todavía estás caliente;
no ha sido más que tu madre la que a ti te ha dao la muerte—.
Estando en esta faena, pues su mujer ignoraba,
pues de la calle venía y para la cocina entraba.
Viendo a su mujer delante, loco y muy desesperado,
se abalanzó hacia ella dándole muerte en el acto.
—Al salir de esta prisión, (……………………)
que pienso salir muy pronto, madre querida del alma,
porque he vengado la muerte de la hija que yo amaba.
Adiós, hijita querida, naciste desgraciadita,
por ser tu madre mundana, que a ti te ha enterrado en vida—.
Interviene la justicia, ella fue la que perdió;
Manuel queda en libertad, que a su hija defendió.
Y con esta me despido de todos en general;
que a ningún hombre le pase este caso tan fatal.