Rosita encarnada

Audio

Clasificación

Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 1072r

Informantes

Recopiladores

Notas

La informante le da el título de Rosita encarnada e indica que lo cantaba cuando bordaba.

Adolfa es de Calzada de Calatrava, pero reside en Ciudad Real, donde se recogió el romance.

Bibliografía

IGRH: 5019.9

Versión publicada en Anaya Fernández y Anaya Flores (1999: pp. 60-62; música p. 184; procedencia y peculiaridades p. 211).

Otras versiones de "Rosita encarnada"

Alcalá Ortiz (2003: n.º 3913); Alonso Fernández et alii (2017: n.º 23); Atero Burgos (2003: n.º 183); Barrios Manzano y Jiménez Rodrigo (2002-2003: n.º 113); Benítez Sánchez (1999: p. 295); Cid (1974: n.º 33); Díaz (2007: E.13); Escribano Pueo, Fuentes Vázquez y Romero López (1990: pp. 183-184); Heredia Menchero (2017: n.º 1007); Jaén Castaño (2018: n.º 527, 528); Majada Neila (1984: n.º 92); Manzano Alonso (2003: pp. 642-645); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 172); Moreno Moreno (2016: n.º 157); Pimentel García (2020: n.º 807); Tejerizo Robles (2007: n.º 408-409); Tomé Fernández (2009: p. 354).

Contaminaciones y engarces

El moribundo + Rosita encarnada (Pérez Rivera, 2015: n.º 296).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Transcripción

—De la guerra de África vengo,     todo eso lo hace el amor.
—Me casé en lo mejor de la vida     con un hombre que nunca me amó.
—Y al marcharme, Rosita encarnada,     tú juraste que tú me esperabas;
y ahora vengo a casarme contigo,     y ahora vuelvo y te encuentro casada.
—Casadita, casadita estoy,     que la ley me hizo el volver
de casarme en la flor de mi vida     con un hombre que yo nunca amé.
—Dame un beso, Rosita encarnada,     dame un beso de esos de amor,
que en tu pecho ha tocado otro hombre     y en tus labios quiero besar yo.
—Ese beso que tú a mí me pides     ahora y nunca te lo puedo dar;
ese beso se l’he dado a otro     con el que ahora me encuentro casá.
—Ese beso que yo a ti te pido     ahora y siempre tú me lo has de dar
y, si no, con mi mano derecha,     en tu pecho clavaré un puñal.
—Si tú tienes puñal de dos filos     que en mi pecho pueda traspasar,
matarás a una hermosa criatura     que dentro de mi cuerpo estará.
—Yo no mato a esa hermosa criatura     porque viva en el mundo inocente,
pero el día que ella venga al mundo     a ti sola te daré la muerte—.
A los tres días tuvo una niña     más hermosa que la hora del sol
y por nombre le pusieron Rosa,     Rosa como su madre mandó.
A los nueve días sale a misa,     en la calle fue y se la encontró:
—Buenos días, Rosita encarnada,     ahora vengo a lograr mi intención.
—No me mates, por Dios, no me mates;     no me mates, tener compasión,
que de ese beso que tú a mí me pides     ahora y siempre te lo he de dar yo.
¿No te acuerdes del pañuelo grana     que de novios yo te regalé?
Dámelo, si es que tú no lo has roto,     que en tu nombre yo le romperé.
—No me acuerdo del pañuelo grana     ni de varios regalos que hiciste,
solo de un costurero de plata     donde tú mi retrato pusiste.
—No me mates, por Dios, no me mates;     no me mates, tener compasión,
que ese beso que tú a mí me pides     ahora y siempre te lo he de dar yo.
—Ya no quiero besos de tus labios,     lo que quiero es lograr mi intención—.
Se ha sacado el puñal de dos filos     y en su pecho fue y lo traspasó.
—Si mi amado marido supiera     que la muerte tú me ibas a dar,
conducido a la cárcel irías     y la guardia civil por detrás—.
A los tres momentos del crimen,     su amado marido llegó:
—Dime, dime, Rosita encarnada,     dime, dime quién te asesinó.
—Me ha quitado la vida aquel hombre,     que de novios le juré el amor
y, al volver y encontrarme casada,     ha tratado de quitarme el honor—.
Esta carta que yo dejo escrita     se la dan a las mozas solteras;
que no juren amor, que no juren,     que no juren amor que no quieran.
Corran, corran, corran las cortinas,     que a Rosita ya la pueden ver,
que está muerta en un jardín de flores     a los pies de un soldado cruel.

Resumen de "Rosita encarnada"

Rosita Encarnada es novia de un muchacho al que reclutan como soldado para la guerra de África. Cuando este vuelve, la encuentra casada con otro, aunque ella asegura que fue en contra de su voluntad. Él le pide un beso, que ella le niega, y la amenaza de muerte. Rosita le pide que espere hasta que dé a luz, pues, de lo contrario, matará a una criatura inocente. Una vez nacida la niña, el muchacho va en su busca y la apuñala. En algunas versiones se incluye una advertencia a las mozas solteras para que no se entreguen a quien no quieran.