Que dice que sabían curarlas. Y a cada con | les decían unas oraciones mu bonitas. Decían. Yo eso, de mi casa no ha habido de eso. Yo lo que sí me acuerdo es | ¿tú no te acuerdas de eso? Marta, que tuvo culebrilla en la boca. Marta de chica. Y me estuve yo subiendo pues casi un mes. Me subía por las mañanas porque estaba tu padre trabajando. Y tu madre. Me subía yo pa estarme | Estaba Isa también, pero pa estarme con ella. Y entonces un día fue tu abuela una mañana | Iba muchos días, pero una mañana dice: —Mira, que yo sé curar esto. Y yo sé que los jóvenes os reís de estas cosas y mis hijos...—. Dice: —Pero como esto no le va a pasar na, yo vengo a, a curarle la culebrilla—. Dice: —Que eso yo me lo aprendí, me lo enseñaron—. Yo eso no lo sé. Dice, y vengo | y la cogió ella en brazos y fue en la boca el angelico. Y le estuvo allí leyendo, vamos, diciendo muchas cosas. No sé. Estuvo que no podía comer. Y ya me acuerdo | ¿Un herpes? ¿No es una culebrilla un herpes? ¿Si una culebrilla y un herpes no es lo mismo? Yo sé que era granillos en la boca. Y no podía comer. El angelico tenía ganas, le metías la cucharilla gorda y con un ansia, pero | Y ya una mañana | Me acuerdo de eso, me dejaba tu madre a mí to preparao y to, y llamaban veinte veces por teléfono. Una mañana la cojo en brazos ¡y tenía un hambre el angelico! Y se quedó así. Y cojo yo su cacharrico y la cuchara y empecé a darle cucharás ¡y se las tragaba con unas ansias y con una alegría! Y no, no lloraba. Entonces se lo comió todo. Llamé yo a tu madre inmediatamente. Y llamé a tu padre. Digo: —Que se ha comido todo lo, lo de esta mañana, que si ves que…—. Y ya se le fue quitando eso | quitando. Pues sería un herpes. Yo creo que era una culebrilla. Pero eso sí lo tuvo la nena. Lo pasó el angelico… Y ya desde aquel día ya se lo comía todo.