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Otras versiones de "El novio que metió la cabeza por las rejas"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
Transcripción
Un domingo de diciembre, en víspera de la Pascua,
ocurrió el caso siguiente que este romance declara.
A las ocho de la noche se puso el novio en la esquina;
como tosió por dos veces, ya salió la clavellina.
Estuvo un rato en la puerta y luego se despidió
y le dice: —No te acuestes, que a las once vuelvo yo—.
Dando las once en la villa, el novio se presentó.
La novia estaba dispierta y al momento le sintió.
Corriendo a abrirle la ventana y él con ansias la abrazó.
Él le dice: —Prenda mía, déjame un rato, por Dios,
que tape en la ventana y gozaremos los dos—.
Se sacó el novio dos clavos, que en el bolsillo llevó;
cogió un canto como un puño y en la pared los clavó.
Ya que metió la cabeza, el novio un beso le dio
……………………… y debajo lo metió.
Y le dice: —Prenda mía, solos estamos los dos—.
Ella le dice: —¡Ay, ungüento de mi dolor!,
si no estuviera la reja, mascaba tu salchichón—.
Con las caricias aquellas el novio se calentó
y se puso tan ardiente, que al momento se aforó.
Por un cuadro de la reja, él su cabeza metió.
La idea era de meterse, pero el cuerpo no cogió.
Ya que metió la cabeza, su novia un beso le dio;
no creas que le dio uno, que le dio más de un millón.
Ya cuando el novio se hartó de besarla y abrazarla,
ha tirao de su cabeza y se la encontró enlazada.
Probó por segunda vez; la cabeza no sacaba,
y ella le dice: (………………………)
—No te aflijas, mi querido, que a mi padre iré a llamar.
Le dice: —Prenda mía, en eso tú no te metas,
porque si viene tu padre, yo me muero de vergüenza—.
Se echó mano a las tijeras, el pelo empezó a cortarle.
Ya el hombre, muy conforme, sin melena en su cabeza,
probó por tercera vez, pero se [¿…?].
No creas que era temprano cuando esa niebla pasaba.
Cinco o seis trabajadores que bajaban por la cuesta,
riendo al suelo cayeron viendo un pájaro en ballesta.
Ella les dice con ansia: —Socorrer a un desgraciado,
que, por cazar un conejo, él se ha quedado enlazado.
—Goriña, llama a tu padre —dijeron los jornaleros—,
que tiene un martillo grande, un fuerte barrón de hierro,
un cortafríos cortante, para que corte los hierros—.
Salió el viejales corriendo y a su pobre padre dijo:
—Salga usté a amparar al yerno. (……………………)
El pobre padre salió, se levanta en calzoncillos
y ha cogío una escopeta y en la otra mano un cuchillo.
Salió a la calle corriendo a darle [¿y ellos no lo vide?].
Cuando se acercó a la ventana y vio aquel atalaje,
corriendo se entró en su sala y se viste con su traje.
(………………………) Y le dice a su mujer:
—¡Vaya un aplico de rejas que tendremos que poner!
Yo voy corriendo delante, que a tu hija va a perder
el demonio del barbucho. —¡Qué demonios […]!
—Ha metío la cabeza entre el hierro y la pared.
(……………………) Piensarás que te hablo en fiesta:
sal y verás a tu yerno como un pájaro en ballesta—.
La suegra salió corriendo y se acercó a la ventana,
(……………………) y cuando le vio colgado,
fue a tirar de los pies para sacarlo.
El yerno decía a su suegra: —No me quite usted las botas,
lo que siento es mi cabeza que se quedó por las costas—.
La suegra salió corriendo a la casa del herrero
y le dice: —Vántate, que es una lástima verlo—.
El herrero le pregunta: —¿Qué ha ocurrido?
—Levántate y lo verás, que entre el hierro está metido.
Échate un martillo grande y un fuerte barrón de hierro
y un cortafríos cortante para que cortes los hierros—.
El herrero se levanta con todas sus herramientas,
riendo al suelo cayó viendo un pájaro en ballesta.
Ya ha comenzado a trabajar y daba fuertes porrazos.
La novia dice al herrero: —No le dé usted un martillazo—.
Al acabar de decir la novia lo referido,
se le ha escapado el astil y [¿encima lo tira?] a su querido.
El herrero, acelerado, barra de hierro cogió,
lo ha cogío por la reja y el hierro se ladeó.
Y el hombre tanto sufrió entre el hierro y su cabeza,
que se le puso de gorda como el hombro de una prensa.
Las hermanas y su madre, al enterarse del caso,
el corazón de llorar se les echa fuera del vaso.
Aquí tenís el costón que el pobre suegro ha ganado:
de primeras, le dio el susto; de segundas, constipado;
tercera, echárselo a cuestas; cuarta, meterlo en su casa;
quinta, como dio trabajo al herrero,
tuvo que aportar un duro después de cortar los hierros.