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Otras versiones de "En un taller de bordados"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
Transcripción
En un taller de bordados, donde voy a trabajar,
cierto torero famoso su capote dio a bordar.
Como me tienen por más diestra, me dijo la maestra que lo bordara yo;
unos dibujos caprichosos y adornos primorosos, mi mano allí trazó.
De aquel torero fue del que me enamoré; pero en la humilde obrerita no se fijaba el torero,
que se fijaba en las hembras por el imán del dinero.
Con otra se iba y yo de pena moría.
¡Qué tarde aquella, Dios mío, que solo paso con él! Ante mí lo vi pasar
cuando marchaba una tarde a la plaza a torear.
Una mujer iba a su lado, y el diestro, embelesado, le hablaba con pasión;
ella mimosa sonreía, fingiendo que sentía por él gran ilusión.
Y yo a los toros fui por ver el diestro allí.
Pero salen las cuadrillas y, tras de dar el paseo,
a un palco lanza el capote como el que brinda un trofeo.
La capa lucía la otra mujer que él quería.
¡Qué tarde aquella, Dios mío, nunca la podré olvidar!
Entre las astas del toro se quedó al ir a matar.
Gritos de angustia resonaron que el alma me dejaron transida de dolor.
Yo por mirar al que moría, corrí a la enfermería en alas de mi amor.
Mas cuando allí llegué, sin vida lo encontré.
Y una mujer solamente junto al torero quedaba:
la que bordó su capote, la que de verdad lo amaba.
Las otras se fueron y ni rezar le supieron.