Jardín del amor + Ya que he escogido + La espada de este cadete + Eché un limón a rodar + Ojos de color de cielo + Hemos venido

Audio

Clasificación

Fecha de registro:
Referencia catalográfica: 1189c

Informantes

Recopiladores

Notas

La informante indica que se trata de canciones de corro.

Notas léxicas

cadete: esta voz ya se lematiza en el primer repertorio académico: ‘soldado escogido de la guardia de Corps, que tiene mayor grado y sueldo que los guardias o soldados rasos: y para distinguirse trahen un cordón en el hombro de hilo de plata retorcido. A este modo hai en los otros regimientos de caballería y infantería soldados escogidos, y hombres de obligaciones, que se llaman Cadetes. Es voz Francesa, introducida poco ha en las tropa’ (DA, 1726-39). En el DRAE (2014) se recogen dos acepciones: ‘alumno de una academia militar’ y ‘joven noble que se educaba en los colegios de infantería o caballería o servía en algún regimiento y ascendía a oficial sin pasar por los grados inferiores’.

(Nota léxica de Marta Torres Martínez)

Bibliografía

Otras versiones de "Jardín del amor"

Atero Burgos (2010: II, n.º 341, clasificada en "Canciones de corro. Corros dialogados y de elección"), Pelegrín (1999: n.º 065 de "Canciones de Corro"), Torres Rodríguez de Gálvez (1972: p. 61)

Otras versiones de "La espada de este cadete"

Atero Burgos (2010: II, n.º 343, clasificada en "Canciones de corro. Corros dialogados y de elección"); Pelegrín (1999: n.º 058 de "Canciones de corro")

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Transcripción

Al levantar una lancha    
una jardinera vi,
regando sus lindas flores,     
al momento la seguí.
 
—Jardinera, tú que entraste    
en el jardín del amor,
de las flores que regaste    
dime cuál es la mejor.
 
—La mejor es una rosa    
que se viste de color,
del color que se le antoja    
y verde echa la hoja.
 
Tres hojitas tiene verdes    
y las demás encarnadas,
y yo, como jardinero,    
descojo a la más salada.
 
—Muchas gracias, jardinero,    
por el gusto que has tenido,
tantas niñas en el coro    
y a mí sola me has cogido—.
 
Ya que he descogido
la prenda mayor,
vámonos un rato
de conversación.
 
La espada de cadete*
dicen que la tengo yo,
la tiene una amiga mía
clavada en el corazón.
 
El corazón de esa niña
¿para qué lo quiero yo?;
el corazón sin el alma
¿para qué lo quiero yo?
 
Eché un limón a rodar, 
en mi puerta se paró;
todos los limones saben
que nos queremos los dos.
 
Ojos de color de cielo,
azules como los míos,
no pierdas las esperanzas,
que yo no las he perdido.
 
Hemos venido
de la quinta de mi soltero
a despedirme,
por si acaso no te veo.
 
Allí en la playa
contigo bailaré,
sepa Dios si volveré
o no volveré.