[María Viedma:] El regovero iba allí al cortijo, donde estábamos nosotros, llevaba un borrico y entonces, en el serón, pues allí llevaba, pues llevaba telas, llevaba unas figurillas... Mi madre tiene unos borriquillos mu chiquitillos de cerámica encima de su cómoda y se los compró al regovero a cambio de huevos o de trigo o de lo que había en el cortijo.

[María Dolores:] Y los charlatanes.

[María Ortega:] Eso es el trueque.

[Recopiladora:] ¿Qué son los charlatanes?

[María Dolores:] Los que iban vendiendo asín, vendían ambulantes porque vivían en una furgoneta y llevaban mantas. Y decía: —Pues te doy una manta por…, no sé, por diez pesetas. Y con diez pesetas te doy esta, te doy la otra, te doy la otra—. Entonces, juntaba allí un lote de mantas. Bueno, iba subiendo el precio y vendía eso. Y les decían los charlatanes. Como hablaban tan deprisa, y dice: —Oye, una manta, otra manda, y no sé qué, y ahí entra otra, otra, otra más, otra más.

[María Viedma:] Pero eso ya era, eso ya era más modernos, más modernos.