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Clasificación
Informantes
Recopiladores
Notas
El informante indica que se trata de un poesía sobre la Guerra Civil.
Notas léxicas:
sucio: en otras versiones de este romance, sagrario.
ancha: el sentido es ondea a todos los vientos.
atrancado: por entrecortado.
Bibliografía
Otras versiones de "La toma del Alcázar de Toledo"
Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.
Transcripción
Sobre el Tajo que la baña se alza la imperial Toledo;
sobre Toledo, el Alcázar, majestuoso y soberbio,
relicario de la raza, sucio* de su recuerdo,
yunque donde se han forjado los más valientes guerreros,
dominadores del mundo, conquistadores de pueblos.
Pero una tarde el Alcázar cierra sus puertas por dentro
y el coronel Moscardó, que es director y maestro,
manda que acudan al patio, y él se coloca en el centro:
—Cadetes de infantería, espejo de caballeros,
me entregaron este Alcázar y yo sabré defenderlo.
¿Seréis conmigo? —Contigo, mientras alenten los pechos.
—Pues así Dios os lo pague y cada cual a su puesto.
Colocar las baterías y emplazar los morteros—.
El teléfono le llama con tenaz retintineo.
—Pero, hijo mío, ¿es verdad? —Sí, padre mío, es muy cierto.
Me arrancaron de mi madre y estoy en la cárcel preso.
Para rendir el Alcázar han puesto a mi vida en precio.
—No lo haréis bueno, traidores, si no saltáis por mi cuerpo—.
A su paso un caza roja arroja un mensaje al suelo:
“Entrégate, Moscardó, que ya casi que eres nuestro.
De tres hijos que tenías, solo te queda el pequeño.
Si quieres salir con vida, entrega el Alcázar presto”.
—Vida sin honra no es vida, esa vida la desprecio—.
Los cañones rajan muros, se estremecen los cimientos,
las baterías se callan. Moscardó se encuentra enfermo,
pero tiene para todos unas palabras de aliento:
—Santo Cristo de la Vega, padre de estos prisioneros,
danos fuerza y energía para vencer el asedio—.
Lo vencen, porque al fin era. (…………………………)
España barre a Moscú y ya Toledo es Toledo.
Sobre las piedras sagradas y negras por tanto incendio,
la bandera roja y gualda ancha* todos los vientos.
Por entre escombros y ruinas salen de su cautiverio
y a la puerta del Alcázar, toda vestida de negro,
una sombra de mujer le echa los brazos al cuello:
—Grandioso, te abrazo vivo, cuando aún te hallaba muerto.
¿Y mis hijos?— la pregunta con atrancado* acento.
—Murieron por nuestra causa, murieron como los buenos.
—No llores, santa mujer, clava tu vista en el cielo,
que el que muere por la patria alcanza el más alto premio—.
Moscardó va a Salamanca, Franco le sale al encuentro,
le impone el fajín de seda, ya es general por derecho,
y la insignia laureada. Con emoción y respeto
desfilan los aviones, desfilan los regimientos
y con los brazos extendidos saluda entusiasta el pueblo:
—¡Viva Franco y Moscardó, que son glorias del Imperio!