Relatos de hechicería

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Había dos, dos, dos muchachas que estaban… enamoradas del mismo hombre. Dos hermanas. Y el muchacho era muy fiel, ¿no?, se enamoró de una, de una sola, de una sola muchacha y, y él, pues era fiel a la muchacha. Y entonces, la otra pues por envidia o por lo que haiga sido… | a final de cuentas, el muchacho se casó con una, pero vivían cercas. Tanto era la… la desesperación de la muchacha, que a la fuerza quería vivir con la hermana. Al grado que la hermana le decía, le decía a su esposo, dijo:

—Mira, la única manera que tenemos que tener en una buena amistad, es que tú tengas relaciones con mi hermana —dijo.

—No, yo te soy fiel a ti, además tu hermana no me gusta—.

Al grado que, que dicen que dispués, estos tuvieron un ni-, un niño, pues la, la familia, ¿no?, ¿crees que se lo robó?, ¿a la misma hermana? Pero robao así, como dice uno “pues yo, yo sé que, que, que de aquí al otro lao, está aquí con mi hermana”. Se lo robó, que constantemente lo tenían descuidado y la hermana se lo llevó p’al otro lao, pa la otra casa. Y alegraba. Y decía que ese era de él, el niño era de él, no era, no era precisamente de la… de aquella persona, sino que era de él | que era de ella, decía él.

Dicen que dispués esta… era tanta la desesperación, que le hizo un mal. Le hizo un mal precisamente a | pero al niño. Al niño. ¿Qué brebaje le haría a, a la criatura, que dicen que | a la, a la, la criatura, que dicen que el niño le tenía miedo? Mucho miedo le tenía al agua. Hasta para cuando le daban su vasito de agua, que lo rechaza- | se lo arrimaban, se lo arrimaban, porque quería agua, porque tenía sed. Pero a la vez, lo, lo rechazaba, rechazaba el, el agua porque no quería tomarla, precisamente por lo mismo, el mal que le había hecho esta mujer, porque dice que lo tenía | lo había metido en un, entre un, entre un… recipiente de agua. Que había hecho un, no sé el nombre de eso de hechicería, que un… fetiches o cómo les no-, cómo les… | monitos así. Que lo había metido entre un, entre un vaso de agua, al niño. Y entonces, pues como no, no le daba resultado, porque él quería | ella quería que el, el niño la aceptara y que el hombre pues cambiara, pues, que dejara a su, a su hermana por meterse con él. Cuando esta decidió de plano des-, des-, deshacerse del, del niño, dicen que se trató de deshacerse del niño y que se, se lo llevó al río, se, se lo llevó al río al niño. Pero no al niño, más bien al, al, al d’ese que te digo, el fetiche. Se lo llevó al río. Dicen que a la parte de arriba, onde, onde agarra la targía, la targía, un di-, un dique para cuando cortaban el agua, dicen que esta estaba haciendo sus diabluras allí con el niño y que el, el monito pues aquel, ¿no?, que lo metía entre el agua y lo sacaba, pero estaba un poco arriba de, de onde cortaban el agua. Cuando menos acordaron… no sé cómo se puso una nube por ahí por al lao de, de la sierra, sería cuando bajó una creciente y se llevó a la mujer. Pero el, el fetiche aquel chiquito, dicen que agarró por toda la targía y, en vez de irse por el río, agarró por la targía y el que andaba limpiándola, limpiando la targía, lo vio y lo sacó. Como un monito, te digo de jueguete o así, lo sacó y hasta lo puso en el solecito, lo aventó pa juera. Dijo: “Ay, algún niño se anda jugando con este monito”, dijo, “ahí lo dejo pa juera” y se… | ahí pa que se secara, lo echó para juera. Entons, dice que… la mujer esta, pos se la llevó el río. Y el niño, pos, con el miedo. Y que le decían que solamente, que solamente encontrando el monito aquel, aquel fetiche que | para, pa que se curara el niño. Porque alguien les dijo que los tenía un- | buscaron a otra persona. Dijo: “No, lo que pasa es que tu hermana le hizo algo al niño”, dijo, “con ropita del niño, es un monito con la ropita del niño y por eso el niño no puede”, dijo, “no puede ni siquiera tomar agua a gusto”. Ni menos bañarlo, que, cuando lo bañaba al niño, era una cosa que… | espantosa para él. Porque ella lo tenía, lo permaneció siempre en un vaso de agua. Y aún así, lo tenían en, en el río. Pero decían que se tranquilizó un poco, porque taba fueras, fueras del agua en el sol. Pero aún le tenía miedo al agua.

Llegó a oídos de la persona que sembraba por allí, cuando dicen que alguien vio que andaba haciendo sus diabluras en el río, el río se la llevó a la vieja. Se ahogó, pa que me entiendas. Se ahogó y se, según ella, se llevó el secreto, pero el que descubrió todo esto, cuando le dijeron a este hombre, que… pues qué, qué era lo que le estaba pasando al, al niño. Dijo: “No, hombre”, dijo, “pues yo en la, en la targía saqué un monito”, dijo, “y vamos”, dijo, “si quieren, vamos, yo se los traigo para que…”. Dicen que lo trajieron, que trajieron el monito aquel, dicen que lo desenvolvieron, que ahí estaba toda la ropita del niño, toda la ropita del niño y que le sacaron todo, pues los des-…, lo esbarataron, lo hicieron así y que el niño, mira, perdió la… |

Dicen que ese era la mujer, precisamente que también le hacía como de la llorona que decía que era su hijo, que lloraba, pero nada más de, de ese, de ahí para abajo. A la presa, que era la guardiana de la presa, que era la guardiana de la presa, porque me imagino que a la hora de, de ahogarse, se arrepintió, que de ahí pa abajo era, que era la guardiana. Que precisamente tos esos que se han ahogao, para arriba, no hay quién los proteja, pero de ahí pa abajo es ella la que los protege. Pero los escoge. ¿Me entiendes? No a todos. Porque había | cuando se han llevao la gente allí, dicen que han visto uno por la, por, por, por toda la targía, por toda la targía la han visto, a una persona que les grita: “sálganse, que ahí viene el río” ¿Y por qué a los demás no les grita? Que no más, escoge a las gente, que les, les hace señas, dijo: “Sálgase, que por ahí viene el río”. Pero no a todos. ¿Sa-, sabes a cua-, cuales son los que protege? A los más chiquitos. De todo un grupo de muchachos, al más jovencito, dice que le grita: “Salte, porque ahí viene el río”, ¿eh?, pero a todos los demás no. Se han salvado porque aquel dice: “No, yo no” dicen que [¿…?] un río, y aquel se sale para fuera y, y llega el río y a veces algún anciano se ha salvao y algún anciano se ha llevao, pero lo que hay ahí es una mujer, dicen que la guardiana de todo eso, pues por lo arrepentío que estaba la mujer. Pero de esas cosas, como te digo, hechicerías que existen. Existen.

Porque aquí me platicaba mi tía, por esas bajadas que van los sanjuaneros, cuando bajaban los sanjuaneros a pie y… si subían a pie. Dicen que había una señora aquí que taba tullida y que les decía:

—¡Ay! Que el hombre me hace pasar…—.

Le dijo: —No, esta mujer —dijo— no tiene otra que tal, que tiene hechizada —dijo.

Dijo: —Si usted gusta —que le dijeron a la familia— si usted gusta —dijo—, yo a mi regreso —dijo— de, de San Juan —dijo—, yo se la curo—.

Dijo: —Ándele —dijo—, sí, si nos hace el favor —dijo— ¿y cuánto nos cobra? —dijo.

— Ay, más me da de comer, cuando yo de mi regreso —dijo— porque yo voy pidiendo, pidiendo —dijo— comida para regresa- | ir a San Juan y de mi regreso—.

Dicen que a su regreso, le dijo. Dijo:

— Mire, esta la que la tiene así, ese un familiar suyo —a la mujer, dijo, a su papá, dijo—, es un familiar suyo… o una vecina —dijo— pero casi es un familiar suyo —dijo—. Así la tiene, por envidia. —Dijo —Sí —dijo— le voy a pedir —dijo, dijo— mire, ahí en el río hay ranas, tráigame unas ranas —dijo—. Unas ranitas —dijo—, unas dos o tres ranitas —dijo—, vivas, me las trae vivas—.

Dice que las trajo. Dijo:

—Déjeme ahorita en la cuba, en la agujera esta —dijo— unas ramas de pirul y no sé cuántas más —dijo—. Pero eso sí —dijo—, que alguien ten la puerta de la puerta esa. Aquí en la puerta de la casa —dijo—, no entra nadie —dijo—. A mí me van a dejar trabajar solo, aquí con, con la persona esta —dijo— y no va a entrar nadie —dijo— ni un, siquiera, siquiera un gato, ni un perro, nadie. —Dijo— Y aquí, sí aquí —dijo— solita —dijo—. Yo voy a agarrar a curarla. —Dijo— Usted párese en la puerta —y que le dijo— tenga —que le dijo—, un garrote, no una vara —dijo—, un garrote —dijo— y venga quién venga —dijo—, oiga lo que le digo, si viene un familiar, atránquelo, cualquier tipo de animal o cualquier cosa —dijo— porque quiero que no entre nadie—.

No, que aquel hombre, pues dice… | nunca se dieron cuenta cómo estaba curándola, porque la persona que taba en la puerta, pos taba cuidando que a na-, que nadie entrara, que nai- se metiera al cuarto, a la pieza. Dicen que en eso, | no, que le dijo el hombre aquel que la curó y la curó y dijo: “Párese, párese”, dijo, “párese, ya usted ya está lista”, dijo, “párese, que se está [¿…?]”. Que la dejó lista, a la señora. Se paró el tren no sé cuántas, una hora, que la arregló todo, la arregló, ya taba parada. Y que le dijo, le dijo al familiar:

—¿Quieres saber quién, quién, quién la, la enfermó o quién la tenía así? Que le hizo este mal—.

Dijo: — Pos sí me gustaría saberlo —dijo—, pero no quiero venganzas. —Dijo— No quiero venganzas —dijo—. Que se van a dar con ella —dijo.

Dijo: —Mire, vaya allí enfrente y pídale un carboncito, una, una brasita de lumbre —porque cuando no había cerillos, entre los vecinos se pedían una, una | del brasero, una, una, una brasita, pa prender el tuyo. No te | no iba a pedir un cerillo, no: “Deme una brasita de lumbre pa prender, pa prender mi, mi fogón” dice—. Vaya y le pida una brasita de fogón ahí a la vecina, allá.

Y cuando esta fue, dijo:

—Ay, pues ahí vengo a ver a… que me de una brasita pa prender mi jugón.

Y que salió una niña y dijo: —No —dijo, dijo— mi mamá no puede ahorita —dijo— no ha prendido la lumbre.

—¿Por qué? —dijo.

Dice: —Es que dice hace rato que le dio un dolor de cabeza, pero tremendo dolor de cabeza…

—¿Cómo? —.

Pero dicen que no era ella, que era una perrita, una perrita que a fuerza se quería meter para la casa. Y como a él le había dicho que no, que no iba a entrar nadie para dentro. Pos esta, esta, la que taba guardiana ahí cuidando la entrada, dice que le dio un garrotazo, un garrotazo a la perra y la perra salió corriendo, no supieron dónde se metió. Pero el hombre sí sabía y le dijo: “Ahí pídale la lumbre allá” y que le dijo la niña: “No”. Dijo la, la mujer esta dijo que estaba con enorme, enorme dolor de cabeza por lo mismo, del enorme garrotazo que le había dao. Dijo:

—No quiero venganzas —dijo— quiero que sean amistad, se hagan amistad —dijo—. Yo vengo a visitar a la Virgen —dijo—, yo no puedo ha- | yo no puedo, no puedo permitir eso—.

Dijo. Entons ya le dijo: —¿Entons qué hacemos? —dijo— si esta mujer también ta ahora así —dijo— y ya mi, mi familia ya ta visto. —Dijo— mire, estoy contento y le doy las gracias —dijo— pero a mi vecina —dijo—, que nunca pensé que, que le hiciera eso a mi familiares —dijo—.

Dijo: —No, pues ahora vamos a, vamos a, a, a ver a su familia, yo no la conozco —dijo— pero…—.

Ya fueron a ver a la señora y le dijeron que, que tenía que:

—¡Ay!, Que me estoy muriendo —dice—, de repente, me dio un dolor de cabeza —dice—, me dio un dolor de cabeza.

—¿Cómo a qué horas hace?

—Pos hace un ratito —dijo—, hace un ratito, me dolió la cabeza —dijo.

Ya fue cuando él dijo, el d’ese dijo, le dijo el… el este, dijo: —Sálganse pa juera —dijo—. Esta la arregla la señora —dijo. Dice que ya oyó cuando le dio una limpiada y le dijo, le dijo— mire, señora —dijo—, usted, usted fue la que le hizo el mal a la señora —dijo— y si usted sigue con esos pasitos—dijo—, le va a ir pior —dijo—, porque todo se le va a revertir a usted. Así es que dije llévenla bien—.

Pues digo que haberlos, hay, hechiceros los hay. Yo creo en esas cosas, pero cuando… veo una cosa que es muy… así, muy normal, digo yo la veo normal, pero hay gente que sí.