El criado y la señorita

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Clasificación

Informantes

Notas

La informante neutraliza /l/ y /r/ en posición implosiva y final a favor de [r].

Anotaciones musicales

Partitura
Transcriptor de la partitura

Luis Moreno Moreno

Bibliografía

IGRH: 0000

Otras versiones de "El criado y la señorita"

Alcalá Ortiz (2003: pp. 1086-1088); Alguacil González (2012: pp. 70-72); Alonso Fernández et alii (2017: n.º 10); Atero Burgos (2003: n.º 157); Heredia Menchero (2017: n.º 1026); Mendoza Díaz-Maroto (1990: n.º 240); Moreno Moreno (2016: n.º 140); Pimentel García (2020: n.º 548).

Contaminaciones y engarces

El criado y la señorita + Agustinita y Redondo (Mendoza Díaz-Maroto, 1990: n.º 241).

Ver referencias completas en Fuentes citadas abreviadamente.

Transcripción

Que doña Teodora le dice     a su esposo don Fidel:
—Me parece que el mulero     mira mucho a Isabel.
—Eso se me antoja a mí,     se me antoja una comedia;
que si él la mira mucho,     mucho más lo mira ella—.
Se marcharon del pueblo     para perderse de vista
un obrero trabajador     con una señorita.
—Eso me lleva a delirar     y me llevan los demonios
en pensar que nuestra hija     tiene fama pa los novios.
Sabemos que nuestro chico     es un chico muy formal,
pero, ¿pa qué lo queremos     si no tiene capital?
Para evitar este lío,     hay que cortar por lo sano:
mandarlo a trasladar     y el cuento aquí se ha acabado—.
A las doce de la noche,     Isabel en la ventana,
platicando con su novio,     que amargamente lloraba.
—Pedro, toma este pañuelo     que mandé a bordar para ti;
para ti, Pedro adorado,     pa que te acuerdes de mí.
—Y tú toma este retrato,     porque ayer me retraté
y, aunque estés lejos de mí,     aunque ya me puedas ver—.
Ya se despiden los novios,     ya se despiden los dos,
y la pobre de la niña     enferma fue y se acostó.
—¡Ay, qué malita me he puesto!     —la pobre niña decía—
Esto de no ver a mi Pedro     se me aumenta mi agonía.
Se me aumenta mi agonía,     se me aumenta mi dolor;
el retrato de mi Pedro     me dará fuerza y valor—.
Así que la madre vio     lo mala que su hija estaba,
mandó a llamar al médico     para ver lo que le mandaba.
—Sabrás, esposo Fidel,     lo que me ha dicho el doctor:
nuestra hija no se muere;     le palpita el corazón.
—Cogeré pluma y papel,     que es lo que debo de hacer,
y no perder a una hija     por el maldito interés—.
Pedro va en la besana,     siempre va pensando en ella;
en sus ojos lleva llanto     y en su pecho lleva pena.
Así que sintió la voz,     que era la del mayoral,
coge la carta y la lee     y como un niño echó a llorar.
Como un niño echó a llorar,     como un loco echó a correr
cuando el mayoral le dice:     —Toma el dinero pa’l tren—.
A la llegada del pueblo,     se encontró el enterraor
con el pico y la pala,     que venía del panteón.
—Pedro, ten resignación,     que esta mañana a las diez
se le ha dado sepultura     a tu novia Isabel.
—¿Cómo has tenido el valor     de coger el pico y la pala
sabiendo que Isabel     era tu prima hermana?
¿Por qué no la desentierras     ahora que nadie nos ve
y darle un beso en sus labios     y aluego, morir después?
—Eso no lo hago yo,     eso sería una locura;
arrojarme a una prisión     por abrir una sepoltura.
—Pues te voy a pedir un favor;     me lo vas a conceder:
dime dónde está la tumba     de mi novia Isabel—.
A llegada a la tumba,     se quedó mudo y sin habla.
No pasaron diez minutos,     bajó una paloma blanca:
—No te asustes tú, mi Pedro,     no te asustes tú de mí,
porque mañana a las diez     conmigo estarás aquí.
Ahí te mando un papel,      aunque en blanco te lo escribo,
yo no puedo ir a la gloria     como tú no entres conmigo—.
Así que el enterraor vio     lo malo que Pedro estaba,
mandó a llamar a dos hombres     que se lo lleven a su casa.
Por el maldito dinero,     por el dinero cruel,
su padre tuvo la culpa     de la muerte de Isabel.
Por el maldito dinero,     por el dinero cruel,
ha muerto el pobre de Pedro     pensando en Isabel.
Y aquí se acaba la historia     de estos dos enamorados,
que por culpa del dinero     los dos mueren enamorados.

Resumen de "El criado y la señorita"

Una señorita se enamora de un muchacho pobre, pero los padres se oponen a su relación, consiguiendo que destinen al muchacho fuera de la ciudad. Ella enferma de amor y su padre, compadecido, le escribe una carta al muchacho para que regrese. Sin embargo, cuando vuelve, ya es demasiado tarde y la muchacha está muerta. Acude al cementerio y la amada, transformada en paloma blanca, le entrega una carta para que la haga llegar a sus padres. En ella les recrimina su interés por el dinero. En algunas versiones, el muchacho muere.