Tinieblas en Semana Santa

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Registro sonoro perteneciente al Archivo de la Tradición Oral de la Fundación Joaquín Díaz (sign.: ATO 00027 05).

Transcripción

[Recopilador:] ¿Y, por ejemplo, en Semana Santa, se hacía lo de las tinieblas?

[Anselma:] ¡Uy, uy! Los años que hace ya que no se hacen las tinieblas. ¡Uy! Ya muchísimos años. Era yo joven…

[Recopilador:] ¿Y cómo se hacían las tinieblas? ¿Se apagaban las luces?

[Anselma:] Claro. Y se vestían los…, ¿cómo les llamaban? ¿No recuerdas tú los que estaban vigilando el día de…, de Jueves Santo, los…? Había cuatro hombres vigilando al Santísimo y esas cosas también.

[Recopilador:] ¿Esos tenían algún nombre?

[Anselma:] No lo sé.

[Recopilador:] Y esos se vestían, dice usted, de…

[Anselma:] Vestían, pues como…, como, esto…, como un sacerdote, pero con otra vestimenta, con capas y todo.  Estaban, pues el jueves y el viernes hasta medio día, esto, vigilando la iglesia. Había cuatro alrededor del altar.

[Informante desconocido:] ¿Eran cofrades o algo? Que si eran cofrades.

[Anselma:] No. Era el que tenía voluntad. Eso era cosa del Ayuntamiento, que se ponía del Ayuntamiento y eso.

[Recopilador:] Y entonces el día de Tinieblas, ¿cuál era? ¿Era miércoles o viernes, o cuándo, viernes?

[Anselma:] El día de las tinieblas | Las tinieblas eran yo creo que…

[Recopilador:] ¿Tres días?

[Anselma:] Tres días a la semana, pero ese día, pues, era, ¡bueno!

[Recopilador:] ¿Se llevaban las carracas y eso?

[Anselma:] Claro, ¡menudos los carracones!

[Recopilador:] Y los carracones.

[Anselma:] ¿Tú has visto la iglesia por atrás? Como no era | Eso estaba en un altar, eso es porque le dio un día…

[Informante desconocido:] Quién la | ¿Quién la tiene? ¿Mi tío? ¿Las llaves?

[Anselma:] No. Las tiene el de la iglesia, esto, el Isidro y su mujer.

[Informante desconocido:] ¡Ah! Hemos estado con él. El que me ha saludao ahora.

[Anselma:] ¡Ah! Pues ese. Esto…, porque nosotros, como el Santísimo | Tu tío, pues sacamos las velas el día del Corpus para la procesión, las velas y eso, para la misa y..., ya sacan la hermandad. Mírala, aquí está el carracón. Era un órgano precioso, el órgano, que vale mucho, mucho, mucho. ¡Y había unas campanas! ¡Ay! ¡Envidiaban a toa la provincia de Valladolid! Pero desaparecieron. Na, las vendió un señor cura, o sea, de la iglesia, pa arreglos. Y la otra, no se supo. Desapareció sin saber nadie. 

[Informante desconocido:] Entonces, ¿no tienen campanario ahora?

[Anselma:] Sí, hay unas, pero son pequeñas. No valen pa, pa nada porque ya, nada. Y había antes el reloj y to. Ahora ya no, tampoco.